Cap 2 El silencio es mejor que la mierda

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(Sueño de keiko)

Estaba nuevamente en la misma habitación, con la misma persona pero ésta vez estaba de espalda. Volví a acercarme y la habitación se iluminó poco a poco dejando ver manchas de sangre, unas enormes manchas que cubrían la habitación por completo y en el suelo se encontraban muertos mi padre y mis dos hermanos ...

(Fin del sueño de keiko)

Me desperté de golpe y con la respiración agitada, no entendía nada, estaba confundida. Me hacía preguntas como: ¿Quién era aquella persona?, ¿Por qué mataría a mi familia?, ¿Realmente me importaría si no fuera solo un sueño?

-Keiko reacciona fue solamente un sueño no debes tomarle importancia- me dije a mi misma dándome suaves palmadas en el pecho para tranquilizar mi respiración.

Intenté levantarme usando como apoyo mi cama pero sentí las cobijas un poco tiesas, inmediatamente dirigí mi mirada hacia mi cama y vi las cobijas que antes eran blancas pero ahora se habían teñido con mi sangre. Tallé una parte de ellas intentando limpiar la sangre pero era inutil, ya había secado. Miré mis brazos e igualmente se encontraban ensangretados.

- JODER!! Keiko te quedaste dormida sin siquiera limpiar la sangre
¿acaso estás estúpida?

Me quedé en silencio un momento, había repetido las mismas palabras que mi padre me repetía todos los días.

Sentí como la ira se apoderaba de mi haciéndome golpear repetidas veces la pared abriendo nuevamente las heridas de mis nudillos que acababan de sanar. Respiré hondo y me senté junto a aquella pared teñida de rojo, me recosté sobre mis rodillas y así me quedé durante media hora.

Bajé las escaleras despreocupadamente ya que sabía que no había nadie pues no me habían levantado desde temprano con insultos como era su costumbre.

- ¿Se habrán ido temprano?- me pregunté mientras me dirigía a sus habitaciones encontrando todo como lo habían dejado el día anterior.
- Que raro, creo que ni siquiera llegaron a dormir, bueno mejor para mi.

Miré el relój, 7:45; sabía que era día de escuela pero aprovecharía el que no hubiera nadie en casa para faltar, realmente odio ir a la escuela y ver las mismas caras todos los días, no tengo amigos ya que todo el salón me ve como la rara y la sobrante, regularmente se burlan de mi y me juegan bromas bastante pesadas.
Quién necesita todo eso, mejor me quedo en casa.
Hoy, como todos los días quería estar sola.

El día se pasó bastante rápido. Eran las 8 de la noche y yo seguía sola cosa que me agradaba más que nada. Me recosté en mi cama y cerré los ojos pero sin deseos de dormir, solo quería disfrutar de ésta tranquilidad. Tranquilidad que me duró poco pues a las 10 minutos escuché como alguien azotaba la puerta.

- Maldición no eh preparado la cena, creí que llegarían hasta tarde- dije mientras me dirigí casi corriendo hacia la puerta.
Estuve a punto de abrirla cuando entró mi padre furioso, estába borracho...


A sangre fría... Rojo atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora