Mi vida sin ti- 2 temporada C.V y tú/Terminada/Trilogía

Capítulo 6

Mi vida sin ti

Maraton 3/5

Ya llevaba una semana de la muerte de Chris y mi día a día era cada vez más insoportable, lo extrañaba mucho, lo encontraba en cada rincón, abundaban los recuerdos como una cascada, daría lo que fuera por tenerlo tan solo 5 minutos más y poder decirle todo lo que no pude, tenerlo cerca, volver a sentir mi corazón vibrar y mi piel estremecer por tenerlo cerca.

¿Alguna vez les a pasado qué les sucede la cosa más mínima y les recuerda a esa persona especial en cada palabra, cosa o lugar? Las lágrimas salen sin pedirte siquiera permiso y no puedes hacer nada para impedirlo porqué guardarlo te hace más daño...

Llevaba bastante tiempo mirando la ventana mientras lloraba no podía contenerlo, mi día a día se basaba en llorarle a alguien que ya no está y deshidratarse por lo mismo, los ojos me dolían, ya estaban muy irritados. Estaba lloviendo y eso me hizo recordar el beso que hizo enamorarme de aquel chico de hermosos ojos cafés y sonrisa perfecta.

Me sentía muy mal, sentía el peso sobre mi, si no hubiera dejado ir a Christopher ese día él estaría bien, junto a mí, si no le hubiera dicho que nuestra relación ya no daba para más él no se hubiera ido y estaría aquí.

¡Maldito el día en que paso! ¡Estúpida decisión de dejarlo ir!.

—¡Soy tan estupida!— grite con amargura tirando un vaso de vidrio lleno de agua que estaba en la mesita que estaba alado de la ventana.

No tardo mucho en que mis papás llegarán a la sala corriendo, totalmente alarmados, pude ver que su mirada se relajo al verme, probablemente pensaron que fue algo peor. Los mire, odiaba tener que que ternelos enzima todo el tiempo, necesitaba desahogarme sola, no necesitaba que alguien estuviera paldamndome la espalda, mucho menos alguien que no lograba ni se esmeraba un poco en entender mi dolor.

—Tn— mi madre iba hablar pero no los dejé.

—Quiero estar sola.

—Pero...

—¡Por favor! Necesito que me dejen en paz, no necesito que estén cuidando cada paso que doy.

Me pare y salí disparada a mi habitación, era el único lugar en el que podía tener más privacidad, solo un poco más. Al llegar me fuí directo al armario y tome cualquier ropa que encontrará, baje corriendo sesionandome que nadie estuviera cerca, no quería saber nada solo quería despejar mi mente y salír un rato.

La lluvia seguía sin parar pero no me importaba, caminaba por la calles mojandome, si me daba un resfriado o no me importaba poco. Miraba a las persona pasar con paraguas o corriendo buscando un lugar con techo. Seguía mi camino y decidí ir al único lugar donde sabía que podía sacar lo que restaba, el cementerio, recorrí el lugar sabiendo a dónde. Ahí estaba, la tumba de mi chico, caí de rodillas llorando frente a ella, sabiendo que ahí estaba él bajo tierra o al menos su cuerpo sin vida. Pase mis dedos por su nombre, como si así equivaldría a tocarle su rostro, que comenzaba extrañar hasta lo que él llamaba como sus defectos.

—Me haces tanta falta, te necesito, no puedo pasar ni un solo día sin llorar tu ausencia, ya no puedo más Chris. Te quiero aquí conmigo, te necesito.

Decía mientras lloraba. Los truenos, las gotas chocar con el piso y mi llanto eran lo único que se escuchaba, deseaba con todas mis fuerzas que no fuera eso lo único que se escuchara y tu voz se nos  uniera. Pase mis dedos por las letras que decían su nombre una vez más, no lograba procesar, siempre vi tu nombre en muchos lugares, nunca me imaginaria que lo viera en tu lápida.

—Te amaré toda la vida, Chris.

Después de un rato decidí irme, de alguna forma haber ido a su tumba me consoló y dejó de sentirse ese vacío.

Las calles que ahora estaban deshabitadas por la lluvia tan fuerte me hicieron sonreír, que calma, que paz, quería sentirme así siempre.

—Tn.

Escuche que me llamaron, mire para atrás pero no vi a nadie, mire por todo el lugar, incluso por las ventanas de las casas pero nadie parecía estarme llamando. Fruncí el ceño y comencé a caminar nuevamente, con un mal presentimiento.

—Tn por favor

Volví a escuchar, pero pude escuchar que lo decían llorando, pero la voz, no la reconocía, era la voz de un extraño.

Me detuve nuevamente y busque por todas partes como una loca pero no veía a nadie, estaba lloviendo ¿Quien estaría afuera?. Pero aquellos sollozos seguían, comencé a hiperventilar asustada, salí corriendo de ahí y no me detuve hasta llegar a casa.