IV "ELLA DE NUEVO"

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SANTIAGO POV

Una semana después de la dichosa fiesta todo fue muy normal, tranquilo y seguía con mi rutina, escuela, trabajó, casa y viceversa.
Hoy me tocaba estar en el turno de la tarde con Jess, a Leo le había tocado descansar. Sólo éramos nosotros tres, pues casi no había gente, excepto los fines de semana y los dias festivos.
Hoy había estado un poco activó, pero en la noche yo sólo llegaron cinco personas.
-Y... ¿Que vas a hacer este fin? -Me pregunta Jess.
Jess es una chica muy linda, que desde que empecé a trabajar aquí, me había recibido muy bien. Era muy amable y siempre se preocupaba por Leo y por mí.
-Pues viene mi hermana Leah -Digo, u recuerdo que tengo que comprar algo de comida, pues siempre me reclama cuando no ve nada en la alacena.
Escuchó la campana de la puerta delantera, avisando que alguien ha entrado.
-Voy yo -Le digo a Jess, viendo que le llama uno de los clientes.
Caminó buscando al cliente que ha llegado, es una chica, esta sentada sóla, mirando hacia la calle atravez del ventanal.
Es la chica de la fiesta, puedo jurar que es ella. La chica bonita, la rica, la de los ojos bonitos.
¿Que rayos hace aquí? Está no es su zona, es un lugar peligroso, me preguntó cómo llegó hasta aquí.
-Buenas noches, puedo tomar tu orden -Le digo, intentado sonar tranquilo.
-Un café nada más -Me responde sin mirarme, puedo escuchar su voz entre cortada.
-Enseguida -Le digo y me retiró.
Voy directo a prepararle su café, y la misma duda sigue rondando mi cabeza ¿Que hace aquí? No creo que me recuerde. Terminó de preparar su café y tomo una dona de fresa con chispas de colores.
Pongo el café junto a la dona en la mesa pero ella sigue con su mirada pérdida en la ventana.
-¿Estás bien? -Le pregunto.
La veo limpiarse las lagrimas.
-S-si -balbucea.
Por fin me mira.
-No parece -Le sonrió.
-Debe ser por la cara que traigo, discúlpame -Dice sonriendo débilmente.
Me río.
-No sé, pero sabía que no estabas bien y te traje una dona, de esas que te levantan el ánimo.
-Gracias, pero... No tengo dinero para pagarlo. Sólo puedo pagar el café. -Me dice apenada.
-La casa invita -Le digo, guiñandole él ojo, me retiró para después ir a atender otra mesa.

*
Ella no sé va, lleva una hora sentada ahí. He ido a ofrecerle más cafe pero se ha negado.
-Dile que ya vamos a cerrar -Me dice Jess mirándola mientras termina de limpiar una de las mesas.
Caminó hacia ella, apenado, no quiero sonar grosero.
-Disculpa -Le digo, ella me mira, con esos ojos preciosos, que ahora se ven apagados -Ya vamos a cerrar.
-Oh... Pensé que no cerraban, que mantenían abierto siempre -Dice nerviosa.
-No, sólo los fines de semana-Le respondo -Pensabas dormir aquí o ¿qué? -Me burlo.
A ella se le llenan los ojos de lágrimas.
-Es que... Yo... -Y se suelta a llorar, oh no -No tengo a dónde ir -Me agachó a su altura y me atrevo a abrazarla. Pensé que ella me apartaria, pero no, ella responde a mi abrazó.
Y por un momento, ese abrazo me hace sentir cómo en mi hogar, protegido.

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