III "YO TE CONOZCO"

467 32 0
                                    

MACA POV.

Cuándo me animé a por fin enfrentar a mi padre, pensé qué él entraría en razón, pero ese señor es más duró que una piedra. Y ahora me encuentro caminando por las calles de New York, sin saber a donde ir. Podría llamar a Kate, pero mi padre ya debió haberle llamado a los suyos, para que yo reciba una lección, incluso a Robert. Uggg parecía buena idea, pero ahora me encuentro caminando sin saber a dónde ir, sin dinero, sin saber dónde dormir y lo peor hace frío. Mi celular no tiene pila, sólo tengo 20 dólares y no creo que me alcance para un motel.
Maldita sea.
Una cafetería, mi salvación tan siquiera me alcanzaría para una taza de café que me mantendrá caliente un rato.
Al entrar veo que hay unas cinco personas, una pareja, dos señores y una persona sentada sola, procedo a sentarme en la una de las mesas que está vacía, justo a un lado de un gran ventanal.
—Buenas noches, puedo tomar tu orden —Escucho la voz de un chico, me limitó a mirarlo, prefiero mirar hacia la calle atravez del ventanal.
—Un cafe, nada más —Digo con la voz toda aguada. Quiero llorar, no Maca, cálmate, no puedes llorar.
—Enseguida te lo traigo.
Y aqui viene la primer lágrima ¿Por qué? ¿Por que mi papá tenia que ser así? Yo no queria esa vida de mierda, yo quiero ser algo más que la esposa de Robert, que una esposa trofeo, no quería hijos aún y menos una boda. Quiero bailar, quiero seguir mi sueño. Y aquí vienen más lágrimas. No tengo a dónde ir, ahora seré una vagabunda, sin cumplir su sueño.
—¿Estás bien? —Me preguntan, es la voz del mismo chico que tomó mi orden.
Me limpió las lágrimas disimuladamente.
—S-si —balbuceo.
Me decido a mirarlo por fin, se me hace muy conocido ¿De dónde?
—No parece —Me sonríe.
—Debe ser por la cara que traigo, discúlpame —Se debió correr todo mi maquillaje y mi cabello debe estar hecho un desastre.
El se ríe, veo que unos pequeños hoyuelos se azoman en sus mejillas.
—No sé, pero sabía que no estabas bien y te traje una dona, de esas que te levantan el ánimo.
Que lindo.
—Gracias, pero... No tengo dinero para pagarlo. Sólo puedo pagar el café. —Le digo apenada.
—La casa invita —Dice guiñandome un ojo para después irse a atender otra mesa.
¿De dónde le conozco? Intento hacer memoria mientras me tomo el café.
Maldición, es cierto, el baile, el mesero que no dejaba de verme...

LA CHICA RICA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora