De nada.

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Sentí como el molesto sol iluminaba mi cuarto, haciendo que mi placentero sueño fuera interrumpido. Mis ojos comenzaron a moverse bajo mis parpados y no pasó demasiado tiempo hasta que comencé a pestañear para adaptarme a la luz. Poco a poco me reincorporé de mi cama con cara adormilada. Me mantuve sentada un buen rato mirando a la esquina de mi cuarto mirando una pequeña macha negra que no sabía identificar del todo. 

Lentamente me fuí despertando y pensé que necesitaba un café. Me levanté de mi cama apartando las sabanas que me cubrían para salir de mi cuarto. Cuando abrí la puerta me dí cuenta de que el salon no estaba desocupado.

Pestañeé un par de veces de nuevo para aclarar la visión que tenía delante. En el sillón estaba Yoongi sentado. Parecía un maniquí. Permanecía con los hombros relajados. sus brazos descendían hasta sus muslos donde sus manos se encontraban entrelazadas. Llebava puesto las mismas prendas de Jungkook que le dí ayer y su negruzco pelo ahora estaba ligeramente mas alborotador que cuando salió de la ducha ayer. Tenía la mirada clavada en la televisión apagada, hasta que me vió salir que fue cuando me convertí en el objetivo de sus orbes.

—Buenos ...días— dije un tanto extrañada al verle sin hacer nada de aquella manera.

—Buenos dias.— me respondió con su grabe voz.

—¿Puedo preguntar que estabas haciendo?— dije intentando no sonar borde ya que mi unica intención era verdaderamente saberlo

—Esperando a que te despertaras.

Miré extrañada al chico cuando comprendí su posición. Yoongi era un alcoholico sin casa que acaba de ser refugiado en un hogar de una extranjera. Estaba claramente incomodo ante la situación, y por lo visto, al no saber como actuar, solo se decantó por no hacer nada por si por acaso no debía.

—Ah...— solo dije sintiendo pena por el.—Bueno... Pues en ese caso... Vístete. Vamos a dar una vuelta.— traté de sonar animada.

—Ya estoy vestido.

—Si. Pero no por mucho tiempo con esa ropa. Vamos a comprarte algunas prendas para que Jungkook no se queje mas de la cuenta.

—¿Compramre ropa?— preguntó manteniendo una expresión neutra, pero sus palabras se quedaron en el aire un rato antes de volver a hablar.—No tengo...

—No te preocupes.— le interrumpí sabiendo que no podía permitirse ni comprar ni unos calzoncillos limpios.— Yo te lo pago. Aún que sean unas cuantas prendas. No puedes ir por el mundo sin algunas cosas básicas.

Silencio.

—No puedo aceptarlo.— se negó sin quitar sus ojos de mi.

—Y yo no puedo aceptar que no lo aceptes.— contraataqué completamente convencida de mis palabras.— Vamos. En serio,— dije metiendome en mi cuarto entrcerrando la puerta para quitarme el pijama y ponerme a toda velocidad un vestido blanco corto, de mangas y cierre de botones delanteros, y mis deportivas adidas— quiero que esta mañana sea productiva. Jungkook ahora está buscando trabajo y luego por la tarde nos reuniremos con el resto del grupo para que te conozcan.— dije saliendo de mi cuarto peinándome con la mano para no perder tiempo.— Así que vamos.

Agarré mi mochila para ponérmela mientras que sentía como el chico se levantaba del sofá sin decir nada mas. Juntos salimos de mi edificio para llegar a la calle donde yo me comencé a mover para ir al centro comercial de IFC. No tardaríamos mucho en llegar, media hora aproximadamente, pero de todas maneras yo quería llegar lo antes posible.

—¿Jungkook es el chico que dices que es el maknae?— Escuché la voz del chico sorprendiéndome por haber sido el el que iniciara una conversación.

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