Cambiemos la sociedad.

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Aquel día también se presentó Jungkook al entrenamiento, pero no pude comunicarme con el. Tenía pensado acercarme a el y preguntarle donde había pasado las dos noches anteriores, pero cada vez que trataba de acercarme a el sentía que estaba siempre ocupado. Tampoco lo veía en casa, esa semana se paso todos los días fuera, es por eso que solo le veía en el entrenamiento donde por fin me hablo, pero solo para decirme que no se pasaría por un tiempo.

En un principio pensé que me estaba evitando, pero ¿por que lo haría? Al verme a mi misma sin poder responder esa pregunta me dí cuenta de que seguramente serían locuras mías, pero no podía evitar el pensar la razón por la que no me respondía los mensajes ni las llamadas.

El timbre sonó. Levanté mi mirada para encontrarme con mi profesor cerrando las clases. Al instante todo el mundo se levantaro para salir de ahí, cosa que yo imité. Ya llevaba mas de un mes en aquel lugar y a pesar de que me llevaba bien con alguna que otra persona no tenía ninguna amiga de  verdad, lo que necesitaba desesperadamente. La verdad es que echaba a mis amigas de Los Angeles, y sobre todo tener una relación semejante.

Las chicas coreanas parecían muy tímidas, sobre todo con las extranjeras. Ninguna de las que yo conocía parecía querer formar  una intima relación y las universitarias que yo veía desde la distancia que parecían mas adecuadas para lo que yo buscaba siempre estaban rodeadas de personas.

La universidad coreana no era como la estadounidense, done ahí había una libertad absoluta. Aquí todo se asemejaba al instituto. Las personas solían asistir a las clases, cosa que en mi pais natal no se veía muy amenudo. A pesar de la enormidad de la institución los profesores realmente se preocupaban por los alumnos, había muchas actividades como el de intercambio de idiomas, proyectos sociales e incluso grupos de teatro en la sección de artes. 

Al principio no pensé mucho en ninguna de esas opciones ya que estaba demasiada ocupada flipandolo en colores por lo que me había ocurrido, pero ahora que todo estaba mas relajado comenzaba a replantearme maneras de encontrarme mi propio grupo de amigos.

Llegué a la reunión del grupo de teatro. No era mi primera opción ya que la idea de ayuda social me atraía mucho mas, sin embargo el foro de el comedor social estaba lleno. El chico que lo llevaba me dijo que quizás si lo intentaba la próxima semana habría sitio, por lo que decidí meterme en el club de teatro por dos días hasta entonces.

Siempre me había gustado mucho lo de la actuación y aun que realmente nunca había hecho un gran papel puedo afirmar con gran orgullo que literalmente bordé el papel de árbol, y no, no quería sonar graciosa, por que no es como si mi papel solo se dedicara a  en la escena. Tuve por lo menos tres frases.

Ví en el comedor del edifico de artes a un grupo de chicos y chicas sentados al rededor de una mesa. Nunca había estado en este lugar ya que estaba a la otra punta del campus de mis clases. Todos ellos estaban sumergidos en su conversación. Decidí de acercarme pero antes de llegar a ellos recibí un mensaje de Nam deseándome suerte en mi búsqueda de una nueva amistad femenina y recordándome que cuando terminara vendría a recogerme.

Era un gran detalle de su parte. Me gustaba mucho pasar las tardes con Nam merendando juntos una tarta de queso mientras que organizábamos el grupo y hablábamos de nuestros propios problemas.

—Ey.— alguien llamó mi atención haciendo que buscara con mi mirada el origen de esa voz.—¿Necesitas ayuda?

Una chica a mis espaldas habló. Se veía que era de aquí, su forma de vestir y su maquillaje me confirmaban que seguramente no sería de cualquier sitio de asía, ya que las chicas coreanas tenían una manera muy reconocible de lucir en su día a día. Tenía el pelo corto y rubio, con el tipico flequillo que la mitad de la población lucia. Era bastante menuda y en sus brazos llevaba una gran cantidad de ropajes. 

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