Tengo mis necesidades

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Estaba cansado.

Sentí como el agua golpeaba mi cabeza, como si de mil pequeños misiles se tratasen. Me centré en su agradable choque intentando no pensar en el dolor corporal que bajo mi piel nunca se iba. En cierta manera ya había aprendido a vivir con el hasta cierto punto en el que ya no sabía si era real, o simplemente las secuelas psicológicas y nó físicas de las peleas de barrio.

Intenté alejar esos pensamientos lo más rápido que pude. No me agarba recordar aquella época. Reí en mis adentros... "Aquella época" susurró mi subconsciente de manera sarcástica. Esa época más bien había sido básicamente toda mi vida. Salvo mi infancia, claro está.

Volví a concienciarme de que no debería de pensar en ello, que ese espacio de mi cerebro no tenía que abrirse a no ser que no lo pudiera impedir. Trate de distraerme con otra cosa. Y como no apareció ella. No me sorprendí a mi mismo cuando me ví de nuevo a mi mismo visualizándola. 

Suspiré hondo recordando aquella noche, la cual había recreado en mi cabeza millones de veces, alterándola, mejorandola. Pensé en la noche en la que Jimín la beso. Me alteré un poco al recordar la manera en la que la trató esa noche. Hacía bastante que no sentía tanta rabia por dentro, sin embargo supe que tenía que perdonarle por que si yo no era capaz de perdonar eso ¿Quien me perdonaría a mi?

De nuevo La joven que me había salvado apareció de nuevo. Pensé mientras que salía de la ducha en Lidia despertándose aquella noche bajo las estrellas de su ventana. Recordé su pecho subiendo y bajando, su piel brillante por el resplandor de la luna. Visualicé la manera en la que me pidió que durmiera con ella, como se acurrucaba junto a mí provocandome un escalofrío que ella pasaba desapercibido. Imaginé como hubiera susurrado mi nombre, un "Yoongi" vulnerable, frágil y delicado si mis últimos sueños sustituyeran la realidad.

Me apoyé sobre el grifo para mirar mi reflejo desnudo. Ignoré las pocas cicatrices a las que ya estaba acostumbrado y divagué mis ojos hacia mi entrepierna. No suspiré ni dije nada como me pasaba hace unos días. Simplemente me pregunté por que coño últimamente me ponía así solo  pensando en una chica cuando antes hiciera lo que hiciese no era capaz de tener una maldita erección en semanas. 

Miré a un lado y mojé mis labios dudando en sí debería volver a hacerlo, aún que sabía que dudar no me iba a hacer mejor por que en el fondo mi decisión ya estaba tomada. Bajé mi mano a mi entrepierna y comencé a recrear la imagen de Lidia en mi cabeza sintiéndome como un idiota.

Sin embargo la puerta se abrío de repente. Por instinto primario aparté mi mano a toda prisa y me cubrí con la toalla que tenía al lado. Jimin entró en el baño con un paño  rodeando su cintura . El joven miraba su móvil totalmente ajeno a lo que ocurría dentó. O mas bien lo que me ocurría abajo.

—¡Joder Jimín ¿Que coño te ocurre?!

Levantó la cabeza confuso sin embargo el muy torpe ya se había tropezado con la alfombra cayendo sobre mí. Me choqué la espalda con el lavabo haciendo que una punzada de dolor se esparciera por toda mi columna baja. Abrí los ojos maldiciendo al dolor para encontrarme a Jimín a  unos centímetros de mi rojo como un tomate.

Fuí a apartarle sin embargo un ruido me hizo girar mi cabeza.

—P-perdón— dijo alucinado Lidia.— B-Bueno... Eh... Os-Os voy a dejar a solas ¿Vale? Vengaa... Chao.

Lidia salió por donde había venido.

—Joder...

(...)

Me asomé por el estante del pequeño supermercado donde estábamos para asegurarme de que Taehyung estaba distraído leyendo los ingredientes de una gaseosa. Volvía a agacharme de forma disimulada, no podía llamar ahora su atención. Abrí la boca para hablar con mi compañero pero en seguida el me interrumpió.

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