LEO III

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Un día más de tortura en la escuela, ya era algo normal ver a la chica de ojos marrones sentada en la banca de la esquina al fondo del salón, sentada mientras anotaba lo que dictaban o escribían en él pizarrón, y cuando empezaba el break ella era la única en quedarse en el salón de clases, además de Leo, el chico que hablaba con ella y con quien pasaba los recesos.

Cuando todos salieron del salón de arte la única que se quedó, como siempre fue Lara, colocó un caballete en la esquina del fondo del salón y sacó el lienzo que traía consigo en el cual había estado trabajando todos estos días y aun así le faltaban algunos detalles, quería capturar perfectamente bien cada sentimiento y sensación para lograr transmitir lo que quería, además necesitaba que las sombras y colores de este estuviesen bien colocados, mientras admiraba su pintura hacia algunos movimientos con la cabeza para lograr ver desde todos los ángulos el lienzo para después iniciar a pintar, se centraba tanto en lo que estaba haciendo que no se dio cuanta cuando el chico de ojos miel entró al aula y se sentó en una silla detrás de ella contemplando la pieza de arte que estaba creando, a los poco momentos de haber entrado el chico, Lara se dio cuenta de su presencia pero decidió no tomarle mucha importancia, Leo se mantenía en silencio mientras observaba con detenimiento a la chica hacer su trabajo

—Es interesante como algunas cosas pueden ser diferentes a lo que esperábamos, pero no tan irreales a lo que creíamos —habló la castaña sin apartar la vista del cuadro sorprendiendo al rubio quien creía no lo había visto

—Tienes razón, ¿Por qué dibujas eso? —preguntó curioso 

—¿Te haz mirado en un espejo?

—Pues si

—¿Qué es lo que ves?

—A mi

—Los espejos solo reflejan el como nos vemos más no el como somos en realidad, no todo lo que vez a través de ellos es verdadero o ni siquiera esta ahí realmente —contó la ojimarron mientras colocaba cuidadosamente pintura sobre el lienzo

—Eso es cierto, los espejos reflejan lo superficial más no todo, los reflejos son engañosos —argumentó el ojiclaro mientras centraba su atención en cada detalle de lo que hacia la castaña

—Pero un espejo también  puede romperse —contestó la chica mientras se hacia para atrás y evaluaba su trabajo

—Si pones un poco de color negro por aquí y agregas blanco por haya podrías lograr un efecto de reflejo mucho mejor —explicó el chico poniéndose de pie y señalando con su dedo algunas áreas del lienzo

—Es cierto ¿Te gusta pintar? —preguntó mirando al rubio quien tenía una sonrisa amistosa en su rostro

—Sí, hay algunas cosas que me encanta hacer, no soy el mejor pero se lo suficiente, puedo ayudarte si quieres —contó sonriente Leo

—Esta bien —afirmó Lara antes de entregarle un pincel y una paleta de pinturas al más alto

Siguieron haciendo la pintura mientras hablaban de algunas cosas, se conocieron mejor ese día, fue el primer día en donde Lara recibía ayuda de alguien para hacer algo que le gustaba, pero también sería el último.

Lara KlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora