CLARA IV

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Este sería el penúltimo día en que la chica de ojos verdes vería a Lara, pero ella no lo sabía.

Como todas las tardes, la chica loca salió al parque para sentarse en la banca frente al lago y sacar su libreta de pensamientos, pero esta vez no se dedico a estudiar el lago ni el cielo sino a las pocas personas que pasaban, esperando encontrarse con la chica que desde la primera vez que le habló le había parecido alguien muy interesante, cuando la divisó a lo lejos voltio su mirada a su cuaderno para comenzar a escribir algo, la pelinegra no tardo en llegar junto a Lara y sentarse al otro lado de la banca donde esta se encontraba, y como ya era costumbre centro su atención en lo que la castaña estaba haciendo y quien al notar la mirada de la chica volteo

—Hola Clara, hoy es un día algo interesante ¿no lo crees? —hablo la ojimarron con una cálida sonrisa mientras se arrimaba un poco en la banca

—Tienes razón Lara, el cielo esta más azul de lo habitual —afirmo la ojiverde mirando con una gran sonrisa hacia arriba

—Probablemente será porque hoy no hay nubes que tapen la vista —bromeo la castaña sorprendiendo a la otra chica

—Exacto, me gustan los días así, siempre significan algo bueno y puedo tener un poco de calma aunque sea por un rato —contó feliz la pelinegra

—No todo lo que avisan es bueno, debes aprender a vivir con el cambio constante de la vida —explicó la ojimarron mirando a la chica

—Es cierto, pero mientras debes disfrutar el tiempo, los amigos son una gran forma de pasar el rato —dijo sinceramente Clara

—¿Eres mi amiga? —preguntó dudosa la castaña mirando fijamente a la otra chica

—¿Y todavía lo preguntas Lara?, si no fuese tu amiga no estaría aquí. Sí, lo somos, porque me gusta estar contigo, escuchar tus pensamientos y acompañarte mientras escribes —le explicó con suavidad mirándola con una sonrisa.

—Yo en realidad no tengo mucho amigos, la gente me considera extraña y deciden ignorarme —habló cabizbaja

—Pues son unos idiotas, tú eres una chica increíble y realmente muy agradable —dijo firmemente la pelinegra mirando a la otra chica

—Gracias Clara. Gracias por ser tú —se sinceró la castaña mientras se levantaba para abrazar a su amiga quien le correspondió de inmediato

—Y gracias a ti por dejarme acompañarte —dijo la ojiverde mientras abrazaba fuertemente a la otra chica

Ese día confirmaron su amistad, hablaron un par de horas, Lara decidió contarle algunas cosas a quien ahora podría llamar su amiga quien la escuchó todo el tiempo y le dio consejos mientras la veía llorar, ese día Lara se permitió ser feliz y escuchada por alguien, por primera vez en años alguien podía escuchar lo que la chica tenía oculto de todos.

Se permitió dejar que alguien entrar a su vida, la cual no duraría mucho tiempo. Ese día Lara no escribió. Ese día Lara se dedico a ser feliz.

Lara KlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora