Al llegar a su casa, en donde no se encontraba nadie, como siempre, la ojimarron sacó algunas de sus cosas al balcón, se dedico a hacer las últimas cosas que tenía pendientes, quería tener todo preparado, detalló sus últimos dos cuadros y escribió en ellos.
Todo lo que había pasado era motivo suficiente para que Lara tomase su última decisión, aquella noche pensó en todo lo bueno que había pasado, y estaba muy agradecida con sus amigos por mostrarle que no todo en la vida se trataba de problemas sino que existía la felicidad ese mismo sentimiento que creyó haber perdido, quería que las últimas cosas que hiciera fuesen las mejores, siempre había sido muy dedicada con las cosas que le gustaban o amaba, pero había una cosa más que quería hacer así que salió de su habitación y se dirigió a la de Tom quien hoy se encontraba en casa, tocó la puerta y el chico inmediatamente le abrió
-¿Qué quieres rarita? -preguntó fastidiado por la presencia de la mayor
-Nada, solo quería agradecerte por ser mi hermano y disculparme por no ser lo que esperabas o querías -habló sincera mientras lo miraba a los ojos
-Pues ya no hay nada que puedas hacer -fue lo último que le dijo el chico antes de cerrar la puerta de su habitación
A pesar de todo lo que le había echo su hermano, Lara seguía queriéndolo igual que la primera vez en que lo vio siendo tan pequeño, en el corazón de la castaña no existía el odio, era alguien incapaz de odiar y eso aveces le causaba problemas ya que las personas se aprovechaban de ello, sin embargo. Jamás sería capaz de detestar a una persona porque así le había enseñado su abuela.
Al regresar a su habitación la chica sabía que ya no le quedaba nada más para hacer más que terminar de hacer su último deseo, los días habían estado contados para la chica quien al ver que todo por lo que se había esforzado demasiado era destruido frente a sus ojos no pudo más.
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Lara Kler
Short StoryEl mundo esta lleno de locos, y en un mundo de locos los únicos cuerdos están locos.