CASA III

206 24 0
                                    

Al llegar la tarde y con ella el crepúsculo de la noche, Lara decidió que era un buen momento para continuar con su pintura así que acomodo sus cosas en el mismo lugar de siempre; el balcón, y comenzó a pintar recordando algunas cosas que le había dicho el chico rubio, ya casi terminaba su pintura solamente hacían falta algunos detalles y el pequeño texto que acompañaría el dibujo justo en la esquina inferior derecha del cuadro, cuando la chica se concentraba en algo toda su atención estaba puesta en ello, ya había echo otras dos pinturas las cuales tenía guardadas en su habitación pero a esta quería ponerle más empeño ya que de cierta forma era la que más la representaba, sin contar que la frase que colocaría era de uno de sus escritores favoritos.

Los padres de la chica hoy habían llegado un poco más temprano de lo habitual a casa, mientras que su hermano decidió pasar la noche en casa de uno de sus amigos, sus padres jamás entraban a su cuarto y cuando lo hacían era porque ella no estaba o para molestarle, esta vez no sería diferente a las demás en donde su padre decidía entrar a su cuarto para ver lo que hacia y después regañarla, mientras estaba en el balcón alguien abrió la puerta de su cuarto y se dirigió a donde ella se encontraba, al notar la presencia de su padre Lara se sorprendió pero a pesar de esto no le interesó, al fin y al cabo sabía como terminaría aquello, pero esta vez si fue distinto, le dio justo donde más le duele.

—¿Qué estas haciendo Lara Kler? ¿Otra vez alguna de tus tonterías que hace que nos avergüences frente a todo el vecindario? —dijo su padre mientras entraba al balcón, en sus palabras podía verse su odio.

—Yo sólo hago lo que me gusta hacer, no es mi culpa que ustedes crean que soy extraña —se defendió la chica mientras colocaba su pincel a un lado y miraba directamente a los ojos al hombre parado frente a ella

—Lara, Lara, Lara ¿Cómo es que no comprendes que todo lo que hacemos es por tu bien?, debes dejar de hacer estas cosas y ser como las demás personas. Normal

—No quiero ser uno más de ustedes; personas cerradas que ven mal todo lo que no comprenden

—¿Sigues escribiendo en esos cuadernos viejo que te dio la loca de mi madre? Sabía que te apoyaría, ojalá jamás te hubiera acercado a ella, estaba loca y hacia cosas estúpidas sin sentido que nos avergonzaban a todos —contó el hombre mientras miraba incrédulo a la chica

—No te atrevas a hablar así de ella, lo único que hizo fue ayudarme mientras ustedes seguían con sus anticuadas ideas retrógradas. Lo mejor que me pudo haber pasado fue mi abuela y no dejaré que tú, ni nadie hable así de ella —habló firmemente mientras se paraba de frente a su padre y lo miraba con ojos fulminantes

—Pues ella esta muerta, ya superarlo quieres, todo fue culpa tuya y ni siquiera eso logras admitir, si tan sólo ese día te hubiese dejado en esa casa todo sería diferente, pero no la loca de mi madre decidió ir por ti, ojalá te hubiese dejado ¿Por qué no fuiste tú y no ella? —encaró a su hija mientras la miraba con ojos de odio

—No tienes que recordarme que debí haber sido yo, porque eso ya lo se pero yo no pedí que lo hiciera, y aun así no te permitiré que la insultes —aclaró la castaña mientras señalaba al hombre

Después de esa pelea su "padre" se retiro de su habitación lanzando su cuaderno hacia la habitación y logrando que se le cayera una hoja que llevaba dentro, él hombre que había salido se hacia llamar el padre de Lara, pero ella jamás lo había considerado uno puesto que la trataba como un fenómeno y siempre que podía le recordaba lo mucho que la odiaba por lo de su abuela. La chica recogió su libreta y vio la hoja que había caído de esta; era una foto de ella con su abuela en su cumpleaños de 7 años donde le había regalado sus cuadernos, la ojimarron la tomó en sus manos junto al cuaderno y se sentó en el balcón a mirar la luna mientras sostenía el pedazo de papel fuertemente contra su pecho, pensaba en como hubiese sido todo si el día del accidente su abuela no hubiese regresado por ella, había pasado estos últimos años culpándose por la muerte de la persona más importante de su vida, mientras miraba las estrellas algunas lágrimas se escapaban de sus ojos pero las detenía al instante, llorar no era algo bueno pues significaba más problemas para ella.

Lara KlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora