CLARA II

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Todos la excluían diciendo que era una loca, así que jamás la consideraban en nada, decidían juzgarla sin conocerla ya que todos creían lo que los demás decían acerca de ella por lo que Lara ya sabía que a donde sea que fuese nadie le hablaría y si lo hacían era para molestarla.

Al no tener nada que hacer la ojicafe decido ir a su lugar favorito: El parque, todos los días después de la escuela a la misma hora iba ahí ya que era el único lugar pacífico donde casi nadie decidía ir ya que estaban demasiado ocupados viendo televisión o haciendo cualquier otra cosa, siempre se sentaba en la misma banca y a los pocos minutos llegaba Clara para hacerle compañía, ya era una rutina que la chica de ojos verdes fuera a aquel parque para pasar el rato con la castaña, aún así Lara seguía sintiéndose sola, pero le gustaba que alguien hablase con ella, pero nunca lo decía.

Cuando llego a la banca se sentó y como siempre sacó su libreta y se dedico a admirar el cielo mientras pensaba, a los pocos minutos llego Clara y se sentó junto a ella recostándose un poco para poder admirar mejor lo que la ojimarron miraba, después de unos minutos esta aparto la vista del cielo y siguió escribiendo, sus palabras fluían como la corriente del lago. Estuvieron un rato en silencio hasta que Lara preguntó algo de la nada.

—¿Por qué te juntas conmigo?, Todos piensan que soy rara, pero tú estas aquí —preguntó la chica mientras miraba hacia el lago

—Pues precisamente por eso, todos creen que eres extraña pero yo no, de echo pienso que eres alguien bastante sabia, sabes de lo que hablas, además tú no eres como los otros —contestó segura la chica de ojos verdes mientras miraba el cielo

—¿A qué te refieres con ser como los demás?

—Pues casi todos se la pasan en sus trabajos y cuando están en casa sólo se la pasan pegados a la televisión, y yo odio eso de la gente, prefiero salir a pasear o leer, y me gusta mucho la forma en que vez la vida —explicó la pelinegra mientras hacia algunos ademanes con las manos y apuntaba hacia el cielo

—La demás gente es extraña, no comprendo su forma de pensar y ellos no comprenden la mía —dijo la ojimarron mientras volvía la vista a su cuaderno

Se quedaron otro rato en silencio mientras observaban el paisaje, hasta que empezó a llover y como la casa de Clara quedaba un poco lejos y la lluvia parecía no querer cesar fueron a casa de Lara, una vez que llegaron fueron a la cocina ya que habían estado fuera mucho tiempo y no habían comido nada, como siempre, no había nadie en casa de la chica de ojos marrones y cabello castaño.

—¿Tienes hambre? —preguntó colocando una caja de cereales en la mesa.

—Si, espera ¿Fruit Loops? eso es para niños —dijo la ojiverde mientras se sentaba frente al mesón de la cocina

—Eso es lo que la gente cree pero eso no quiere decir que sea verdad, ¿Fresa, Chocolate o vainilla? —explicó la castaña mientras buscaba algo en la alacena

—Mmm... Fresa —contestó la pelinegra a lo cual la la otra chica le entregó una cajita de leche de sabor junto a una pajita —Vaya, es enserio ¿Leche en caja? ¡Uh! Y es de Santa Clara, es mi favorita.

—Me gusta la leche en cajita, me ahorro el lavar muchos vasos —contó mientras insertaba su pajita en el cartón que están entre sus manos.

Se quedaron en casa de la castaña mientras hablaban un rato, Clara descubrió algunas cosas más acerca de la otra chica y cada vez la sorprendía más con su manera de expresarse, Lara parecía ser una persona bastante peculiar. Cuando la lluvia ceso la ojiverde se fue a su casa dejando nuevamente a la otra chica quien durante este tiempo; aún estando acompañada, seguía sintiéndose sola.

Lara KlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora