Como era costumbre para la chica de ojos verdes, y como había prometido, fue a la banca del parque que quedaba justo al frente del lago, pero en esta no se encontraba la castaña, a cambio estaba un lienzo y uno de el cuaderno que la chica siempre llevaba al parque para escribir, se acercó a ambas cosas y las observó por un momento antes de levantarlas cuidadosamente.
Observó con detenimiento la pintura mientras volvía a colocar el cuaderno sobre la banca, admiró cada parte del lienzo percatándose de que este había sido pintado con sumo cuidado y detenimiento, sabía que su amiga siempre le ponía empeño a las cosas que le gustaban o importaban, pero nunca se imaginó cuanto. El cuadro tenia una hermosa pintura: estaba dividido en dos, en la parte de arriba había un retrato de un pez en el desierto, mientras que en la parte de abajo se encontraba un caballo intentando nadar, cada centímetro del lienzo estaba perfectamente detallado, desde las sombras y colores, hasta el pelaje del caballo o las escamas del pez, sin duda la castaña sabía lo que hacia.
Al terminar de admirar la pintura la colocó cuidadosamente sobre la banca y ahora tomó en manos el cuaderno que muchas veces había deseado ver, lo abrió y pudo leer todo lo que la chica de ojos marrones había estado escribiendo durante estos últimos 6 años, en cada palabra, en cada letra, en cada estrofa, en cada historia podía notar el dolor con el que fueron escritas cada una de las cosas que se encontraban en el cuaderno, y ahí entendió porque todos decían que estaba loca, pero recordó lo que su amiga le había dicho una ocasión: "No porque no veas el significado de algo quiere decir que no lo tiene, sólo es cosa de saber observar", solamente una vez la ojiverde había leído algo que su amiga escribía, pero ahora podía verlo todo.
Estuvo al rededor de una hora sentada en la banca leyendo cada uno de los pensamientos de su amiga, pasaba con cuidado hoja por hoja deteniéndose a observar con detenimiento cada una de las palabras plasmadas en cada hoja, estudio cada frase mientras recordaba algunos momentos al lado de su amiga.
La ojiverde se quedo sentada esperando por bastante tiempo mientras pasaba las hojas del cuaderno, espero algo que jamás llegaría, al pasar las ultimas hojas notó un sobre entre estas, lo tomó y en seguida lo abrió leyendo con cuidado cada una de las palabras.
Querida Clara.
Si lees esto, gracias por hacer lo que te pedí, dejé para ti un cuadro que pinte hace algunos días porque se que lo apreciarás, también te dejé mi cuaderno de pensamientos para que puedas leerlo, se que prometiste ir a verme pero lamento decirte que ya no podrás hacerlo.
Pasamos muchas cosas maravillosas juntas, agradezco que me escucharas y que a pesar de todo siempre estuvieses conmigo, verás; hace un par de meses atrás yo no quería seguir con mi vida, pero en el momento en que me hablaste supe que podría intentar iniciar de cero, juro que lo intenté. Me acerque a ti cuando todavía creía que podría salvarme, tenia ganas de iniciar otra vez, y enserio lo intenté, pero al ver que no se podría al menos quería ser feliz, aunque mis días estuviesen contados. Gracias por hacer de mis últimos días los mejores, fuiste la primera persona que me escuchó y la única a la que le conté todo, fuiste la primera persona con la que me permití ser vista llorando, fuiste la primera persona a quien le deje leer algo de mi cuaderno. Y por todo eso GRACIAS, no sabes cuanta falta me hacía hablar con alguien.
Y aunque ya no me verás más quiero que sigas con tu vida, no me lamentes pues las cosas debían terminar así, por favor no dejes que mis pensamientos sean olvidados, quiero pedirte un ultimo favor: Dale mi cuaderno a alguien especial, a quien sepas que de alguna forma podría ayudarle, no dejes que termine como yo, esa es la última cosa que quiero pedirte, Clara.
Gracias por ser mi amiga, pero las cosas debían ser así.
Con cariño: Lara Kler.
Al terminar de leer aquella carta, la guardó en el sobre, sabía lo que le quería decir su amiga por eso tomó las cosas y corrió a casa de la castaña, corrió lo más rápido que podía hacerlo quería hacerle saber a la chica que no debía hacer esto que podrían luchar contra todo, juntas. Pero lamentablemente al llegar ya era demasiado tarde, entró a casa de la castaña y subió escaleras arriba esperando encontrar a su amiga a salvo en su habitación, quería que le dijese que todo era una mentira y que solo se iría, pero esto no fue así.
Al entrar en la habitación de la ojimarron se adentro en ella observando la puerta del balcón abierta, eran las 6:30 de la tarde justo la hora en que el sol esta en su punto de partida, en el crepúsculo del atardecer. Pudo notar a la chica de cabello castaño tirada en el piso con una navaja en una mano y sus muñecas totalmente destrozadas, se acercó preocupada a ella notando su sonrisa, intentó ayudarla pero ya era demasiado tarde.
La chica había fallecido mirando lo que más le fascinaba; el cielo, quien a lo largo de su vida jamás la abandono, siempre fue su compañero y ahora el único testigo de sus últimos momentos de vida.
Esa fue la última vez que Lara vio el atardecer.
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Lara Kler
Short StoryEl mundo esta lleno de locos, y en un mundo de locos los únicos cuerdos están locos.