La pobre loca estaba sentada en una banca en el parque mientras escribía en su cuaderno y miraba hacia el lago buscando alguna clase de inspiración en este, centraba toda su atención en la cálida agua que corría hacia el horizonte; el cielo se reflejaba y el sol la hacía brillar, mientras observaba anotaba en su pequeño cuaderno los pensamientos divagantes que pasaban por su mente.
Observaba atentamente perdida en sus pensamientos hasta que una voz la hizo apartar la vista del lago, al mirar se encontró con aquellos ojos verdes tan peculiares que había visto ya, en repetidas ocasiones.
—Hola Lara ¿Qué haces aquí?
—No quería estar en casa
—¡Oh! Esta bien, entonces me quedare aquí junto a ti mientras escribes —dijo la chica de cabello negro con una sonrisa en su rostro
—Esta bien —contestó Lara antes de volver a centrar su atención en su cuaderno y comenzar a anotar
La chica se sumergía en cavilaciones que estaban haciéndola pensar cada vez más, le gustaba trabajar en silencio ya que así nadie la molestaba. Pasaron unos cuantos minutos de silencio mientras escribía, hasta que finalmente hablo, pero sólo para preguntar algo a la joven sentada a su lado
—¿Por qué nos reflejamos en el agua? —preguntó de la nada la pequeña loca mientras miraba la puesta de sol
—No lo se, pero no todo lo que se refleja es verdadero —dijo la ojiverde mirando el agua correr
La chica se quedo pensando en lo que la pelinegra acababa de decirle, su mente siempre estaba viajando de un lugar a otro mientras expresaba todo a través de sus palabras: palabras que nadie nadie leía, palabras que a nadie le importaban, simples pensamientos que guardaba para ella misma. La chica sentada a su lado observaba atentamente cada movimiento que la ojimarron hacía, pero no decía nada para no interrumpir los pensamientos de esta, así que simplemente se dedico a mirar, lo que no sabia era que con la cosa más mínima como: observarla o acompañarla, lograba hacer muchas cosas que nadie más había echo por la pobre Lara.
—Me gusta lo que escribes, es increíblemente interesante —dijo la pelinegra mirando el cuaderno de la otra chica
—A los demás no —contestó sin apartar la vista de la hoja
—Pero a mi si, eres una genio. Todos deberían conocer lo que escribes —contestó segura la chica
—No lo creo, pensaran que estoy loca —pronunció Lara antes de cerrar su libreta y levantarse de la banca
—Pues serían unos idiotas al no apreciar algo tan magnifico
La ojimarron no dijo nada, simplemente se levantó de la banca y se fue, no tenia tiempo de escuchar cosas tan absurdas como las que le decía la chica de ojos verdes, lo único que necesitaba era estar sola.
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Lara Kler
Short StoryEl mundo esta lleno de locos, y en un mundo de locos los únicos cuerdos están locos.