El cuaderno de Sarada (Parte I )

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¡No estaba! ¡Su preciado cuaderno no estaba dentro de su bolso! ¡¿Cómo podía ser tan tonta de perderla? Sarada no era distraída, esa era su madre, sin embargo hoy tenía que perderlo. Y para colmo tenía escritas cosas sobre el hijo del Hokage, si alguien lo encontrara, sabrían que ella lo estaba acosando. Caminó de un lado a otro en su habitación. Rehaciendo sus pasos, ¿dónde pudo haberse perdido? La bolsa estaba rajada y podría haberse caído en cualquier lado. Sintió desesperación, sería una vergüenza que Boruto pudiera encontrar ese cuaderno. ¡Ahora sí que pensaría que es rara! Sacudió la cabeza y bajó al comedor para informárselo a su madre:

—Mamá, perdí mi cuaderno—dijo. Sakura la miró extrañada—.No me mires así, ya me di cuenta que soy una tonta por llevar algo importante a una fiesta de cumpleaños—soltó una fuerte bocanada de aire y se desplomó sobre el sofá, resignada—. No sé qué haré.

—Tranquila, Sarada—apoyó su madre y se sentó a su lado—. Podemos buscarlo juntas. ¿No recuerdas en los lugares que estuviste?

—Ayer estuvimos en la casa de Boruto, pero ojalá no esté ahí—soltó desesperada.

—¿Por qué? Sería un alivio, porque...

—¡NO!¡No lo sería!—se arrepintió de haber exagerado—. Es que...—se ruborizó—. No quiero que ese tonta lea ese cuaderno. ¡El es un chusmoso!

Sakura miró perpleja a su hija. No podía creer que le resultara tan importante un cuaderno que le había regalado. Se sintió halagada. Supuso que escribía cosas íntimas y por eso se rehúsaba a que el rubio lo lea. En eso se parecía mucho a ella. Le gustaba ser reservada. Palmeó el hombro de su hija para relajarla.

—Ya lo encontrarás. Iré a preparar la cena.

—Gracias, mamá.

En la residencia Uzumaki, Boruto estaba preparándose para ir a la academia Ninja. Ya tenía todo listo, solo quedaban algunos útiles. Miró de reojo la caja de Sarada, ¿debería llevarla? Es que no quería perderla y ahí estaban sus amadas tarjetas coleccionables, si perdía la caja, perdería toda la colección. Notó que el decorado era bien delicado, Sarada podía ser considerada y eso le llamó mucha la atención. Nunca imaginó que alguien le prestara tanta atención como ella lo hacia. No era ningún tonto, sabía que lo seguía, solo que no entendía por qué sentía tanta curiosidad. Se ruborizó y tocó la caja con cuidado, la abrió y colocó todas sus tarjetas.

—Hoy no la llevaré. Quiero cuidarla como se debe—esbozó una cálida sonrisa y salió al pasillo para bajar las escaleras.

Se cruzó con su hermana, parecía confundida y llevaba un cuaderno con ella, uno con tapa dura y de color rojo terciopelada. Himawari se acercó con cautela y se la entregó. El la miró desconcertado, ¿qué quería que hiciera con ese cuaderno? Lo sujetó con dudas.

—¿Qué es esto, Hima?

—Creo que se le perdió a Sarada—dijo angustiada—. Si la ves, devuélveselo. Debe estar como loca buscándolo.

Boruto contempló la tapa, tenía grabado su nombre, con caligrafía a mano. Notó que incluso su letra era delicada. Entonces se percató que no solo era un chica considerada, ella no era ninguna marimacho como decían sus amigos, solo tenía carácter y podía ser delicada y cuidadosa si quería. Lo notaba por la forma en que escribía su nombre en la portada, era muy observadora, eso lo dejó asombrado. No creía que las chicas fueran así de cuidadosas. Soltó un fuerte suspiro:

—Está bien, se lo devolveré. Gracias, Hima—besó a su hermana en la frente y bajó a toda prisa para saludar a su madre y llevar el bento.

Guardó el cuaderno en su bolso. Por supuesto no lo leería. No le correspondía y era algo de ella, y si se enteraba, lo mataría. No quería defraudar su confianza. Empezaba a caerle bien y quería comenzar una amistad con ella. Llegó a la academia lo más rápido que pudo. Saludó a sus amigos con el mismo entusiasmo de siempre. Boruto se sentó en el mismo lugar de siempre, Shikadai lo saludó por detrás. Cuando el rubio abrió su bolso, Shikadai sintió curiosidad por el cuaderno:

—Boruto, ¿desde cuándo escribes cosas en un cuaderno?—se burló.

—¿Qué?—se sonrojó y recordó lo de Sarada—. No es mío, imbécil. Es de Sarada, se lo tengo que devolver en cuanto la vea, se lo olvidó en casa.

—Eh—y llevó una mano a su mejilla para apoyarse—. ¿No te da curiosidad qué escribe en eso? Dicen que las chicas escriben cosas vergonzosas. ¿No te da curiosidad?

Boruto miró a su amigo y luego el cuaderno. Enseguida sacudió su cabeza, no lo leería, era algo de Sarada y no era correcto husmearlo sin su consentimiento. Quizá solo escribía cosas de la escuela o sobre su padre, sea lo que fuera, no le concernía.

Sarada ingresó al curso con aura desanimado. Se notaba que no estaba de buen humor y golpearía al primero que la hable. Su amiga Chouchou se acercó para saludarla, esta solo se limitó a fingir una sonrisa. La Uchiha estaba más preocupada por su cuaderno que por las clases de hoy. ¿Cómo lo encontraría? Se desplomó sobre su asiento. Y sacó sus útiles para colocarlos sobre el escritorio, al terminar de acomodarlos, el rubio se detuvo frente a ella.

—¿Qué pasa?—su presencia le extrañó. No quería mostrarse ruda, solo que no se dio cuenta que frunció sus cejas, ya era una manía.

—Tengo algo para darte—dijo sin rodeos y le entregó el cuaderno.

Sarada contempló en trance el cuaderno y luego al rubio, y una vez más el cuaderno, ¡era su cuaderno! ¡De verdad lo tenía Boruto! Se lo arrancó de sus manos con brusquedad y lo abrazó en sus pechos, sonrojada. Desvió la mirada.

—Me imagino que no lo leíste—preguntó en susurro.

—Eh...

—¡¿NO LO LEÍSTE?!

—¡Claro que no, idiota! ¡¿Por qué quisiera leer algo tonto escrito por una niña rara, eh?!—le gritó exasperado.

Sarada sintió una punzada ante el insulto. No era necesario llamarla así. ¿Por qué siempre contestaba así? Era un grosero. A veces amable y al otro día parecía cambiar de parecer. No lo entendía. Guardó su cuaderno. Boruto desvió la mirada, no notó su rubor, él solo se retiró y se sentó en su respectivo asiento. Ojalá sea cierto que no lo haya leído, pensó Sarada. Suspiró agotada, ahora estaba más aliviada. Al llegar a casa no pudo evitar escribir sus sentimientos y leer su cuaderno en caso de que haya escrito algo.



NOTA:

No sé si quedó corto o no. Prometo que serán más largos los próximos....

Seguiré con las notas de Sarada en su cuaderno. Ahora sí en el salteo. 

El Hijo del Hokage (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora