Uchiha Sarada

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Sé que a veces parezco una chica fría, pero ¿sabes? En verdad no lo soy porque quiero, simplemente, me cuesta demostrar mis emociones. Y claro que lo hago, solo que a mi modo, ¿cuál es el problema? No es necesario que todos conozcan mis lados más extraños, me gustaría que solo una persona lo haga.

Tal vez, solo tal vez, puedas ser tú Boruto. Claro, primero deberías intentar acercarte o no tiene sentido que lo esté diciendo en este tonto papel que nadie leerá.

No sé desde cuándo me interesaste. Mamá siempre me contaba sobre sus anécdotas con el Séptimo y supongo que desde que asumió como Hokage, te presto mucha atención. Quizá porque te parezcas un poco, solo un poco. Me imagino que eres diferente y por eso llamas la atención. Al menos tus cabellos sí llaman la atención.

He visto como muchas chicas en la academia te miran con ojos de ensoñación, por supuesto, soy la única que no. Es que no es necesario verte así para darme cuenta que eres especial, bueno digamos, que tu cabello no es lo único llamativo.

Siempre me pregunté por qué llevas ese collar con un tornillo. Casualmente tu nombre también hace referencia, ¿quién te lo habrá dado? Oh, por cierto, ambos tenemos el mismo color favorito, aunque tu usas un rojo más tirando a fuscia, bueno, no importa. Solo fue idea mía. Olvídalo, qué tonta soy.

Boruto, es un alivio que no estés leyendo esto. De lo contrario me moriría de la vergüenza. Ni siquiera mi madre sabe que hablo sobre ti en este diario. ¿A ti te gustará alguien?

Ojalá no te gusten las chicas delicadas, porque yo no soy para nada delicada.

Cuando nos cruzamos en las clases de prácticas volteaste hacia mi al ver que arrojé mis shuriken y los acerté todos en el blanco. ¿Es que solo te fijas en los demás sin son aptos en las cuestiones ninjas? Eres algo interesado, eh. No importa, quería mostrarte que también puedo llamar la atención.

Después te enojaste porque no te dejé ganar el duelo. Debo reconocer que eres bastante persistente. Cuando caí sobre ti al finalizar el combate, mi corazón latió con fuerza, creo que es el primer contacto que tenemos. Sentí que sudaban mis manos.

Creo que también te sonrojaste, pero quizá fue el calor. Sí, debió ser eso.

Estaba por irme a casa, si me interceptaste en la entrada, tenías la cabeza gacha, ¿estás avergonzado? ¿de qué? No entiendo sus reacciones, sin embargo, me pareció muy tierno. Tocaste el puente de tu nariz con insistencia y desviaste tus ojos azules, nunca los vi bien, pero me di cuenta que eran hermosos.

Perdón por lo del otro día, Sarada—dijiste casi como un murmullo. Se notó que morías de orgullo al decir esa frase. Me di cuenta que fuiste sincero y eso fue suficiente.

Extendí mi mano y tu me miraste confundido, hiciste una mueca y sonreíste, esa amplia sonrisa, que le enseñas a todo el mundo, hoy parecía distinta. Quizá es mi imaginación.

Seamos amigos—dije sin pensarlo.

Lo extraño fue que aceptaste y estrechaste mi mano. Tu piel era suave y áspera al mismo tiempo, me sonrojé al contacto, lo bueno es que no lo notaste porque te despediste enseguida.

Boruto, quizá podamos ser más cercanos a partir de ahora?


NOTA:

Este fue un poco más largo.

Espero que les haya gustado.

Saludos.

El Hijo del Hokage (BoruSara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora