𝟏𝟑𝟒𝟑𝟒𝟎 | Relatos ficticios, tomando a los siete chicos de bangtan seonyeondan como principales protagonistas.
Tu mirada sofocante, todavía giro a tu alrededor y nada ha cambiado. Pero si el amor no tiene nombre, todo ha cambiado ─ BTS, 134340...
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Quizás solo no debía hacerlo, era algo que jamás había hecho, no se me había pasado por la mente hasta que lo comenta.
[...]
La copa de vino estaba en mi mano, la sostengo elegantemente, mis piernas debajo de la mesa cruzadas con un toque suave.
Pero me estaba molestando como el demonio.
Mi mejor amiga no dejaba de insistir en el nuevo restaurante que estaba en el centro de la ciudad, era de su esposo, era nuevo, pero era el quinto restaurante que mostraba al público, siendo el más aclamado por toda Corea, en todos lados.
─Me disculpan─ el hombre de mi amiga se aleja y nos deja a ambas con una sonrisa en nuestros labios.
Mi amiga bebe toda su copa de vino de un sorbo, como los viejos momentos y me mira fijamente.
─Le engañé.─ sus palabras sencillas, pero con una gran responsabilidad, pesadez oculta en ellas.
Nuestros ojos se encontraron, solo que ella esperaba una reacción de mi parte, aún más impactante, pero lo único que hice cuando lo escuché fue quitar la copa de vino de mis manos, dejándola sobre la mesa, el ambiente era cálido pero era preocupante.
─¿Quién?─ mis únicas palabras.
─En su empresa, solo estaba el chico ahí, esperando su entrevista, sus ojos no se despegaban de mí, coqueteo y me pasa su tarjeta.
Estaba expectante.
─"Kim Sook Mi"─ dice su nombre y puedo ver el destello de los recuerdos por sus ojos─ Marqué el número, pero no era el quién me respondió, era una empresa especializada en un tema. Sexo─ dentro de mí se siente atraída por su historia.
Lo que dice me hace querer saber mucho más.
─No sabía qué hacer, pregunté por él, cuando quedamos de vernos con SookMi, me explicó como él trabajaba allí, sus servicios especiales.
Fué el inicio de todo.
Tenía en mis manos una tarjeta, esa tarjeta.
En mis años como soltera jamás esperé hacer esto, tenía veinticinco años, dos de soltería después de divorciarme.
Joder. Mis manos no estaban quietas sobre la tarjeta, ya algo arrugada por mis nervios.
No tenía sexo con extraños, no tan extraños, solía ir a algún bar o fiestas, enrollarme con ellos, pero al menos saber si estaba soltero, su nombre y su edad. No como en estos momentos, no sabía por qué había aceptado su tarjeta, no tenía pensado pedir a él chico de mi mejor amiga, no me iban los trios con otra chica.
En realidad, contestó la empresa, pero es que nervios me sobran.
Sin pesármelo un segundo más, ya tenía el celular, con el número marcado en pantalla. Era una estupidez gigante, yo no era tan desesperada por sexo, es fácil conseguirlo en algún bar, pero es que la historia detrás del engaño de mi amiga, me hizo sentir tanta curiosidad que no pud...
