𝟏𝟑𝟒𝟑𝟒𝟎 | Relatos ficticios, tomando a los siete chicos de bangtan seonyeondan como principales protagonistas.
Tu mirada sofocante, todavía giro a tu alrededor y nada ha cambiado. Pero si el amor no tiene nombre, todo ha cambiado ─ BTS, 134340...
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─Bien, por mi perfecto, estúpido idiota.─ colgué la llamada, lanzando mi celular sobre la cama.
Estaba frustrada, tenía proyectos de la universidad y también tenía un novio... ex novio idiota. Gruñí alto, pero calle de inmediato al recordar a mi vecino.
El caliente señor Min, aunque sabía cómo se llamaba solo por su correspondencia, lo saludaba cordialmente cada semana en la planta baja, donde nos llegaban paquetes y demás objetos que cualquiera ordenaba por Internet. Básicamente sabía lo mínimo sobre él.
Señor Min, 27 años, departamento junto al mío, divorciado, sin hijos, trabaja en una empresa, era un experto en la tecnología, bastante de hecho, veía los tamaños de sus paquetes y cajas, con varios logos de empresas tecnológicas y hace algunos meses que surgió el tema. Y sabía algo más de él, estaba en abstinencia.
Las chicas jóvenes podrían lanzarse contra él, pero al parecer las odiaba, con bastante suerte él me hablaba y me miraba con aquellos pequeños ojos, más de algunas de mis amigas quería comerse aquel hombre, pero él ni les miraba.
Estaba segura.
Ya no invitaba a mis compañeras, el pobre Señor Min siempre quedaba incómodo con la presencia de ellas, no lo culpaba. Prácticamente saltaban sobre él.
Bajaba las escaleras con cuidado, tenía que recoger el paquete con estos zapatos que podría jurar que tenían dos metros mínimo, encargué unos lindos aretes y tenía que bajar las escaleras para buscarlo, el ascensor estaba en arreglos, querían hacerlo más grande y querían agregar cámaras en él.
─Hola.─ sonríe. El señor Min estaba delante de su casillero, justo al lado del mío, por razones obvias, iba por número de departamento.
─Oh─ sonreí─ hola, señor Min─ casi caigo de no ser por su brazo rodeando mi cintura, un escalofrío breve hizo que nos miramos a los ojos, pude ver el nerviosismo y me soltó cuando me estabilicé─ gracias.
─No hay de qué. ¿Zapatos nuevos?
─Sí, tengo una fiesta hoy.─ respondí.
─¿Irás con unas zapatos con los que apenas puedes andar?
─Creo─ abrí mi taquilla─ además, combinan perfectamente con estos bebés─ mostré la bolsa hacia él, demasiado cerca de su rostro.─ Se van a ver hermosos con estos zapatos del infierno.
─Claro, pareces una joven modelo─ el sonrojo en mis mejillas se hizo presente sacándole una sonrisa─ Tranquila, saldrá bien tu noche.
─Gracias, señor Min.─ el asiente y veo como saca unos sobres de su Casillero. Nuevamente veo el logo de una empresa de tecnología.
─¿Necesitas ayuda?─ alza su ceja mirándome, deshago mi vista de su sobre y le miró avergonzada.
