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Nagore

Hoy habíamos venido a casa de Sandra, después del turno, para empezar a empaquetarlo todo para después llevarlo a mi casa, que ahora sería nuestra casa mientras buscábamos otra juntas. También vino Laura a ayudarnos, después entre cajas pedimos comida china para por la tarde seguir recogiendo. 

Laura: Veo que os va genial, me alegro mucho por vosotras. ¡Quiero ser la primera que vea el nuevo piso eh!

Sandra: ¡Hombre, eso está más que claro! Serás la primera invitada del piso, sin duda. 

Nagore: Claro que sí y muchas gracias por ayudarnos con todo esto. 

Laura: Para eso están las amigas, para las mudanzas, las cenas y todo lo que venga. Lo bueno y lo malo, siempre. 

Después de comer, seguimos con las cajas, a las siete de la tarde ya teniamos todo empaquetado  y gracias al coche de Laura pudimos llevarlo todo de un viaje a mi casa. Ella también nos ayudó a colocar todo, tanto la ropa en el armario como los muebles, aunque muchos los habíamos donado a una ONG porque no nos cabían en casa. 

Nagore: Porque después de estar todo el día con la mudanza nos merecemos unas cervezas, así que venga os invito. ¡Vamos!

Sandra: No sé como tienes ganas de salir si yo estoy reventada...

Laura: ¡Yo me apunto eh!

Nagore: Así me gusta Laura, para esto siempre se sacan fuerzas. Así que venga cariño, que luego te doy masaje para que te relajes...

Laura: Uy uy uy

Sandra

Al final me convencieron para irnos a tomar algo a un bar cercano, aunque no tardamos mucho en volver a casa, la verdad es que estábamos bastante cansadas y caímos en la cama rendidas. Aún nos quedaban muebles por montar y teníamos que reponer fuerzas. 

Sandra: Buenos días... me duelen hasta las pestañas...

Nagore: ¡Buenos días cariño! Pues cuando nos mudemos con todo, te mueres. 

Sandra: Ya ves... Porque ahora no me puedo ni mover de las agujetas que tengo...

Nagore: ¡Qué exagerada eres! Venga, arriba, que te voy a hacer un súper desayuno para recargar las pilas. 

Nagore se levantó y desapareció en dirección a la cocina, yo me quedé un ratito más en la cama. 

Nagore:¡ Cariño, el desayuno ya está listo, como tardes mucho me lo como yo!

Me levanté como un resorte de la cama, me puse una camiseta de Nagore y fui para el comedor. Me encontré la mesa llena de platos, había fruta cortada, tostadas, embutido, zumo de naranja recién exprimido y café. 

Sandra: ¡Qué bueno! Parece el buffet libre de un hotel...

Nagore: Es mucho mejor porque yo lo he hecho con amor, así está más bueno. 

Sandra: Eso no me cabe la menor duda, estará todo buenísimo seguro. 

Le di un beso en los labios y también le dejé un beso en la punta de la nariz. Después me senté a su lado para empezar a degustar el gran desayuno que había preparado. 

Tras recargar fuerzas y con el estómago lleno nos pusimos otra vez manos a la obra. Nos faltaba ya poco para acabar. 

Nagore

Finalmente tras acabar de montar todos los muebles me tiré en el sofá, esto de montar las cosas me gustaba mucho pero también era bastante cansado. Así que me tiré en el sofá reventada. 

Nagore: ¡Ha quedado precioso cariño! 

Sandra: Pues sí, tengo unas ganas de decorar la nueva casa. 

Nagore: Pues habrá que empezar a buscar ese pisito. 

Sandra: Sí, manos a la obra. 

Ambas nos pusimos con el ordenador en el sofá y estuvimos mirando varias webs de pisos, los que más nos gustaban eran también los más caros y los que eran asequibles estaban un poco en las afueras de la ciudad. Habría que tener paciencia en la búsqueda de nuestro nidito de amor. 


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