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Sandra

Cuando volví de comprar unos recados. Me encontré toda la casa repleta de notitas, la última la encontré en la cama, encima de una gran caja. Solamente ponía una palabra.

"Póntelo"

Abrí la caja y era un increíble vestido negro. La parte del escote era de encaje y los tirantes también. 

Sandra: Cariño. ¿Esto qué es?

Nagore: Es un increíble vestido para una increíble mujer y para una increíble cena que tiene usted, señorita, conmigo. 

Sandra: ¿Pero y esto?

Nagore: Pues toca celebrar la vida, toca celebrar que tengo una novia que no me merezco, una mujer a mi lado que me hace la vida más fácil. 

Nos acabamos de arreglar, Nagore se puso un traje de chaqueta y pantalón ajustado, de color negro. Estaba guapísima como siempre. 

Nagore

Había reservado en uno de los mejores restaurantes de Madrid. Tenía varías estrellas Michelín. Había escogido dos menús degustación de muchos platos y con varios postres, todo bañado con el mejor vino. 

Brindamos varias veces por nosotras y por lo bella que era la vida. Después de llevarme el peor susto de mi vida, tenía ganas de disfrutar todos los momentos al máximo, viajar, descubrir sitios nuevos, tirarme en paracaídas, también quería visitar más a mis padres y a mi hermana. 

Nagore: Cariño, te adoro. Gracias por cuidarme tan bien, por mimarme como tú solo sabes hacer. 

Sandra: Amor, yo sí que te adoro porque desde que llegaste a mi vida, mi vida ni yo soy la misma, mi vida es mucho mejor. Me has enseñado lo que es el amor, el amor verdadero, ese que es de verdad. Ese que además de sentirlo en el corazón, también se siente en el estómago. Ese que sientes que te destruyen por dentro si te pasa algo. 

Nagore: Yo antes de conocerte, pensé que me había enamorado, pero desde que te conocí, sé lo que es enamorarse de verdad. 

Sandra

Después de cenar, volvimos a casa disfrutando de la suave brisa que se respiraba en Madrid cogidas de la mano. Al llegar a casa me la encontré totalmente decorada, en el suelo había un pasillo de pétalos que iban en dirección a la cama. Encima de la cama había una botella de champán junto a dos copas y una pequeña nota.

"Brindemos por nosotras y por toda la vida que nos espera juntas"

Abrí la botella y llené las dos copas. Cuando fui a buscar a Nagore al salón, me la encontré con un sugerente conjunto de ropa interior tumbada en el sofá.

Sandra: ¡Mamma mía! 

No podía despegar la vista de su cuerpo. Me acerqué a ella y la besé, mis manos se fueron automáticamente a su culo. Ambas acabamos tumbadas en el sofá disfrutando de los besos y del cuerpo de la otra.

Ese conjunto sexi me estaba volviendo loca hacía que me perdiera en sus curvas. Mis manos se adentraron por el interior de sus piernas. Acariciando sus muslos hasta llegar a su ropa interior. Noté como Nagore estaba bastante excitada, así que fui recorriendo todo su cuerpo con mis besos.

Recorrí a besos todos los centímetros del cuerpo de Nagore hasta deshacerme de la poca ropa que cubría su cuerpo. Bajé mi boca hasta su sexo para hacerla disfrutar al máximo. También fui introduciendo un par de dedos en su interior. 

Su respiración cada vez era más pesada y su cuerpo se empezó a mover a base de espasmos de placer. De su boca solamente salían gemidos, cada vez más altos. 


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¿Os ha gustado este capítulo?

Os pido un poco de paciencia para esta historia, porque me está costando escribirla últimamente. A lo mejor os dejo durante una o dos semanas sin publicar para buscar alguna inspiración. Gracias por vuestra paciencia y espera. 

Twitter: EresRefugio

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