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Sandra

Habían pasado más de tres horas desde que habían entrado al quirófano con Nagore. Vi salir a la Dra. Romero acompañada de otro médico y me levanté de un salto para reunirme con ellos. 

Sandra: Hola, estos son los padres de Nagore. ¿Cómo ha ido la intervención?

Dra. Romero: Hola, yo soy la Dra. Romero y este es el Dr. Ortiz me ha ayudado en la intervención de Nagore. La operación ha salido muy bien, ahora la llevaremos a la UCI hasta que se despierte y luego la llevaremos a una habitación normal. 

Sandra: ¿Puede tener alguna secuela?

Dra. Romero: Eso es dificil de decirlo ahora, hasta que no se despierte no lo podremos ver. Pero tengo esperanzas de que no, pero todavía es pronto para afirmarlo. 

Tras acabar de explicarnos toda la operación, los doctores nos acompañaron a la habitación donde llevarían a Nagore. 

Nagore

Abrí poco a poco los ojos, no recordaba donde estaba. Era extraño, tenía un fuerte dolor de cabeza. Vi que estaba en una habitación de un hospital rodeada de cables y monitores. A los pocos minutos se acercaron dos médicos y me estuvieron explorando. 

Dra. Romero: Hola Nagore, soy la Dra. Romero. ¿Cómo te encuentras?

Nagore: Me duele mucho la cabeza y un poco mareada. ¿Qué me ha pasado?

Dra. Romero: Eso es normal, es producto de la anestesia, poco a poco te encontrarás mejor. Ahora mandare que te pongan algo para el dolor. Te desmayaste y no recobraras la conciencia, te tuvimos que operar, pero todo ha salido bien. Ahora te llevaremos a una habitación para qué estés más cómoda. 

La Dra. Romero me estuvo explicando más detalles de la operación. Yo no recordaba nada, lo último que recuerdo es un fuerte dolor de cabeza y que todo se volvía negro. Ellos se marcharon para dejarme descansar. 

Al cabo de unas horas entró mi madre, solamente podían entrar uno por uno para dejarme descansar. Más tarde entró mi padre que también estaba muy preocupado. Por último entró Sandra, tenía muchas ganas de verla. 

Entró a la habitación muy sería y lo primero que hizo fue abrazarme. Sentí como su respiración cada vez era más irregular. Cuando se despegó de mi, vi unas lágrimas recorrerle las mejillas. 

Nagore: No llores cariño. ¿Qué te pasa?

Sandra: Tenía mucho miedo... Tenía mucho miedo que no me reconocieras... Ufff...

Nagore: Cariño, sería imposible que me olvidará de ti, nunca. Si me hubiera olvidado de ti, estoy segura que me volvería a enamorar de ti nuevamente.

Ambas teníamos los sentimientos a flor de piel tras estas largas horas de incertidumbre. Nos fundimos en un largo beso. Tras un rato de charla, entró una enfermera para informarnos que el turno de visitas se había acabado y que tenían que dejarme descansar. Sandra se despidió de mi con un beso en los labios y se marchó.

Sandra

Volví a casa, pude convencer a los padres de Nagore para que se quedasen a dormir en casa, así podíamos volver temprano al hospital a visitarla. Todos seguíamos preocupados pero por suerte todo había quedado en un susto. 

A la mañana siguiente, tras desayunar en la cafetería preferida de Nagore nos fuimos al hospital. Le llevamos el croissant que más le gustaba relleno de chocolate con leche, así se recuperaría más rápidamente. Antes de entrar en la habitación, nos encontramos a la Dra. Romero que nos estuvo explicando como había pasado la noche y también nos dijo que en un par de días, si todo estaba bien, le darían el alta. 

Cuando entré en la habitación, a Nagore se le dibujó una gran sonrisa. Esa sonrisa me daba la vida, por esa sonrisa daría mi vida entera.

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