De Caceria

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Los clubes nocturnos de los mundanos eran algo mágico había pensado siempre Anna. Como la gente sacaba su dolor y sus preocupaciones con la música y el alcohol.

Pero no estaba ahí para dejarse llevar, estaba en una misión con Steve. Estaban buscando a un demonio cambiante.

Las luces que parpadeaban de distintos colores no dejaban ver, el demonio ya se había mezclado entre tanta gente.

La musica estallaba, a lo lejos se escucho un grito y de repente se sumaron más gritos. Corrió hacía los gritos. Un círculo de personas había rodeado el cuerpo de una mundana, tirada sobre un charco de sangre, su pecho parecía haber sido rasgado por garras intentando sacar su corazón.

Steve apareció, la gente comenzó a correr y la musica se detuvo.
El gruñido del demonio provenía de unas cortinas largas.

Todo el club se iluminó de luz roja.

"Alastair" llamo Steve a su cuchillo y este se encendió iluminando.

Tres demonios Kuri se aproximaron a ellos, las personas comenzaron a correr despavoridas. No tenía su glamour.

Anna empuño su espada cortando dos de sus ocho brazos, parecían enormes arañas con grandes colmillos. Venían cinco más.

Uno se lanzó contra Steve y Anna le cortó la cabeza antes de llegar a su amigo. Estaban juntos, peleando espalda contra espalda. Así habi sido durante un tiempo desde que se habían conocido. Peleaban mejor juntos.

Empujó la espada contra el pecho de otro y este derramó icór sobre la mano de Anna, sintió como si su mano se estuviera quemando ya que su icór de los demonios Kuri era corrosivo.

Otro se lanzó contra la espalda de Steve, encajando un colmillo sobre su omoplato. Anna lo partió con su espada salpicando icór por todas partes. La policía mundana ya estaba en camino.

— Debemos irnos!— dijo ella sacando su estela, Steve estaba arrodillado cerca del cuerpo de la chica.
Marco un iratze sobre su cuello y ayudó a Steve levantándolo y salieron del club por la parte trasera.

Su apartamento quedaba a unas cuantas calles caminando, tardarían 20 minutos en llegar. Comenzaron a caminar con Steve apoyándose de Anna.

Pidió un taxi y subieron lo más rápido. El montón de gente seguía ahí y la policía ya había llegado.

Volvió a marcar otro iratze sobre su columna hasta que llegaron, entonces allí Steve pudo quitarse la camiseta. Estaba manchada de sangre.

Tomo la botella de Vodka que estaba cerca y la vertió sobre la herida como lo hacían los mundanos. No tenían un brujo cerca para ayudar a Steve. Marco un último iratze sobre la piel debajo del omoplato. Sintió la suave piel caliente de la espalda de el. Los músculos también estaban en su espalda.

— También tu necesitas uno!— dijo Steve señalando a su mano.

Ella se habia olvidado por completo sobre la quemadura en su mano. Estuvo tan ocupada preocupándose por el.

Steve saco de su bolsillo su estela y se acercó a ella.

Los músculos de su pecho estaban al descubierto al igual que sus marcados abdominales. Ella ya lo había visto sin camiseta cientos de veces pero esta vez se sentía diferente, seguía en su corazón la preocupación de quererlo.

Steve tomo con delicadeza su mano y comenzó a dibujar suavemente el iratze sobre su muñeca.

El corazón de Anna latía muy rápido. Estiró su otra mano hacia el pecho de el para sentir si su corazón latía de la misma forma. La piel caliente sobre el musculoso pecho de él hizo a Anna estremecerse. Comprobó que su corazón estaba calmado.

El departamento tenía una sola habitación, pero quedaban divididos ya que cada quien tenía su cama.
Después de una ducha, Anna se puso su larga camiseta para dormir. Tenía estampada el logo de AC DC, la camiseta le llegaba sobre las rodillas, pero no dejaba ver más arriba.

Se sentían cómodos juntos, a ella no le daba pena andar desfilando en ropa interior y con una sola camiseta por todo el departamento que compartía con Steve. Ya se habían acostumbrado y ambos se tenían confianza. Ahora cada uno sabía sobre cada oscuro secreto del otro.

Steve le había contado sobre su decendencia de los Fairchild. El era dependiente de la hija no tan conocida de Charlotte Fairchild. Y ella le había contado sobre su sangre angelical y demoníaca.

𝑳𝑨 𝑯𝑰𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑴𝑨𝑮𝑵𝑼𝑺 𝑩𝑨𝑵𝑬 [𝑪𝑫𝑺] EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora