Polvo y Sombras.

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Cómo Shadowhunters tenían el deber de proteger al mundo de los demonios, pero ellos no seguían ninguna instrucción. Tenía una nueva misión, había una secta mundana la que involucraba vampiros, llevaban tiempo buscando pistas.

Marceline Nestar era una bruja de New York apenas llevaba viviendo un siglo y era muy amable, estaba ahí para abrir un portal hacía New York. Marceline era muy guapa, parecía una chica veinteañera o más joven. Se habían conocido en uno de los tantos clubes que habían en Las Vegas.

Varias veces Anna había sorprendido a Steve mirando a Marceline, era muy hermosa tenía su largo cabello rosa brillante, parecía algodón de azúcar pero su marca de bruja era su piel, su piel completamente negra, literalmente. Sus ojos eran pintados con brillos plateados y sus labios de rosa palo. Pero apesar de ello tenía curvas, sus pechos eran grandes varias veces se habia encontrado con la mirada de Steve en ese punto, pero el era discreto si no fuese por que ella lo conocía bien.

— Gracias por todo lo que has hecho por nosotros, Marceline!— dijo Anna.

— Suerte en su viaje!— respondió Marceline y le dio una sonrisa a Steve.
El comenzo a ponerse tenso, algo que noto inmediatamente Anna. Pero el fue el primero en cruzar el portal, ella le dio una sonrisa a Marceline antes de cruzar y segundos después estaban de vuelta en New York.

New York siempre había sido ruidoso, incluso de noche pero era algo mágico para Anna.

Llegaron enfrente de un edificio con muros de mármol, ahí solían realizarse eventos. Entraron y en la recepción se encontraron con una chica, era rubia y bonita. No tenían su glamour.

— Desean comprar boletos para el baile de esta noche?— preguntó la chica aún que se dirigió a Steve.

— Escuche que el anfitrión seria Jude
Tompson!...— Anna intento sonar casual.

— Si, de hecho el financio todo este baile!— respondió la chica.

— Así que estará en el baile de esta noche?— Anna no se giró para mirar a Steve, pero la chica ponía más atención en el, era algo normal. Todas chicas terminaban perdiendo la cabeza por Steve, ya era costumbre.

— Claro que sí!— dijo la chica como si fuese obvio.

Anna saco de su bolsillo un manojo de dólares y compro dos boletos. Después de tomarlos salió lo más rápido que pudo. Steve la siguió.

Anna saco más dólares y se los entrego a Steve.

— Ten! Compra un traje. El baile será dentro de tres horas y dentro de tres horas te veré aquí.— dijo Anna.

— Que pasa si quiero llegar antes?— preguntó él.

— Entonces haslo, pero tendrás que esperame.—

Steve solo asintió. No quería presionar a Anna. Estaban en su ciudad y tal vez ella necesitaría algún tiempo a solas para visitar a las personas que había dejado al irse a Idris.

Anna deseaba con todas sus fuerzas ir a ver a Magnus y a Alec pero necesitaba resolver esta misión.

Fue al Dumort.
Raphael y Lily la recibieron, despues de todo algunos vampiros estaban involucrados en esta secta y tal vez Raphael tendría información sobre ellos.

— El baile de esta noche. Ellos planean algo importante!— dijo Anna.

— No puedo meterme en esto, tendría problemas con los demás clanes.— respondió Raphael.

— Solo necesito información... No te metere en esto.—

— Escuche que planean una especie de ceremonia para esta noche y esa es toda la información que tengo Anna.—

Anna no insistió. Raphael era muy discreto con todo y evitaba esto para no meterse en problemas.

Solo quedaba una hora así que fue en busca de su vestido.

Cuando era pequeña había acompañado a Magnus de compras cientos de veces, era por eso que le resultaba tedioso escoger su ropa.

Escogió un vestido blanco que estaba sobre un maniquí. Se veía bonito y adecuado para la especie de baile al que iría. No le prestó tanta atención pero aún así lo compro. Nunca le había interesado tanto en su forma de vestir, solo usaba Jeans y blusas la mayor parte de su ropa era negra así que este vestido hacia un gran cambio. También compro unas bonitas Zapatillas plateadas, solo se fijó si eran de su talla.

Tomo su estela y comenzó a escribir un mensaje de fuego, dándole una dirección en el para Steve, se encontrarían en media hora.

El departamento de Tessa en New York era muy simple pero también muy bonito. Las paredes estaban pintadas de celeste y blanco. Tessa se lo había dado a Anna como un regalo al cumplir los dieciséis pero ella jamás lo había tomado, seguía diciéndose que era de Tessa pero le había pedido permiso para estar tal vez un par de días. Unos minutos después apareció Steve. Y lo que queda de tiempo lo utilizaron para arreglarse. Anna estaba en la habitación vistiendose. Sintió la suave tela del vestido contra su piel y se sintió cómoda con ello, cepillo su cabello y se puso un collar con hermosas piedras, este hacia ver su cuello largo y hermoso. Se miro sobre el grande espejo de pies a cabeza. Jamás había utilizado maquillaje pero esta vez delineó sus ojos como había visto a Magnus delinear sus ojos hace tiempo y como le había enseñado Marceline no hace mucho.

Steve miro las paredes, parecía un departamento lindo pero se veía muy femenino. Tenía puesto su traje, fue al espejo de baño a darse un último vistazo. Su traje era azul marino y llevaba una camisa de vestir celeste. Intento peinar su cabello rubio y regreso a la sala. Ahí sintió todos sus sentidos aturdirse. Sintió sus piernas temblar.

La belleza de Anna deslumbró a Steve. Siempre era deslumbrado por la belleza de Anna, siempre se habia dicho que jamás había conocido a una chica tan hermosa igual a Anna pero siempre parecía una criatura hermosa y celestial tan magnífica como un ángel.

Llevaba puesto un vestido blanco que le daba forma a todas sus curvas. Sintió su corazón acelerarse.
Durante su vida había tenido algunas novias, pero ninguna de ellas había llegado al nivel de belleza que portaba Anna. Ella siempre era descuidada con su belleza, no sabía que era una chica hermosa. Cientos de veces cuando Anna no llevaba su glamour puesto la gente quedaba sorprendida por la belleza de Anna incluso varias personas del Submundo. El había conocido a cientos de chicas guapas pero ninguna tanto como Anna.

Cuando recién le conoció automáticamente se habia sentido atraído por ella pero el no se imagino que Anna lo tomaba como un amigo muy similar a un hermano.

Anna miro a Steve, como siempre el se veía apuesto. Tal vez esta noche llamaría la atención de la mitad de las chicas como siempre.

Varias personas estaban en la entrada con sus elegantes atuendos y las chicas con sus finos vestidos. Mujeres con cuerpos como las modelos que aparecían en las revistas con hermosos vestidos.

Por dentro el salón tenía grandes pilares rodeados con terciopelo dorado y los grandes candelabros sobre el techo eran dorados.


𝑳𝑨 𝑯𝑰𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑴𝑨𝑮𝑵𝑼𝑺 𝑩𝑨𝑵𝑬 [𝑪𝑫𝑺] EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora