Corazones rotos.

498 31 1
                                    

Steve se sentía avergonzado y enojado ¿Como había podido perder el control con ella de esa manera?.

Fue a cambiarse por su ropa de combate, tal vez sería buena idea ir a cazar algunos demonios. Su corazón parecía martillarle.

Mientras vagaba por la calle intento ver si Anna había dejado un rastro de donde se había ido pero no había nada. Intento no preocuparse al pensar que esa era la ciudad de Anna, ahí había vivido durante años. Era imposible que se perdiera, pero el no sabía dónde estaba y no conocía el lugar.

Comenzó a caminar unas cuantas calles, paso por una casa donde se alzaba una fiesta con chicos jóvenes, bebiendo y bailando.
No traía puesto su glamour.

Él no había sido un cazador de sombras siempre, intento recordar. Sus padres se alejaron del mundo de los cazadores de sombras cuando el era un bebé, había sido criado en el mundo humano, pero su madre era humana y su padre un cazador de sombras. Como en todos los casos la sangre de Nefilim predecía más en todos.
Y a los 12 años escogió unirse a los cazadores de sombras, ser uno de ellos. Había ido a escuelas mundanas de pequeño y había tenido amigos mundanos que ha no recordaba. Le había contado a Anna y ella también le había contado parte de su historia.

Un chico enfrente de la fiesta recargado sobre un auto lo estaba mirando. La música se escuchaba fuerte y el chico parecía estar fumando un cigarrillo.
No se había dado cuenta y silenciosamente ya estaba frente a la casa.

— ¿Quieres?— le pregunto él chico a Steve, tenía el cabello en rizos marrones. Le estaba estirando el cigarrillo.

Steve dudó por un segundo y luego se atrevió a tomarlo. Cuando le dio una calada al cigarrillo el humo se metió en sus pulmones haciéndolo toser, después de unos segundos. No sabía a tabaco, tenía un sabor diferente y el aroma era distinto.

— Es tu primera vez cierto?— le pregunto el chico sonriendo.
— Soy Marcus!— se presentó el chico.

— Steve!— respondió el, le dio otra calada al cigarrillo y después otra para después entregárselo.

— Me gustan tus tatuajes!— dijo Marcus.
Las runas estaban pintadas sobre su piel.

— Gracias!— respondió el.

— Quieres? Entrar a la fiesta?— le pregunto

Se quedó pensando por un segundo— Si, por qué no!—Y ambos se adentraron.

El ambiente se sentía caliente e intenso. Las personas estaban bailando y luces parpadeaban a su alrededor. Steve se sintió mareado. Su corazón latía lento.

Marcus le entrego una lata, era una cerveza.

Él Tenía dos cuchillos Serafín e intento guardarselos en la chaqueta negra.

— Así, mira!— le dijo el chico. Volteo su lata de cerveza y le enterro un cuchillo sobre la parte baja de la lata. Está explotó líquido por el orificio y chico comenzó a beber el contenido hasta que la lata quedará aplastada por sus manos.

Steve se animó, le quitó el cuchillo y realizó lo mismo que el chico.
— Eso es hermano!— lo escucho decir mientras la cerveza pasaba por su garganta.

Un grupo de chicos con vasos en las manos se acercaron.

— Steve, ellos son Rich, Carl, Jesse y su novia Devon.—
La chica le sonrió, de esas sonrisas encantadoras. Lo hizo pensar en Anna.

— Chicos él es mi nuevo amigo Steve! Es muy cool.— dijo Marcus. Los chicos comenzaron a estrechar su mano y sus hombros con él en forma de saludo.

𝑳𝑨 𝑯𝑰𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑴𝑨𝑮𝑵𝑼𝑺 𝑩𝑨𝑵𝑬 [𝑪𝑫𝑺] EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora