Sin Miedo.

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Habia quedado para entrenar al medio día. A ella le agrado la idea ya que tenía tanto tiempo sin entrenar con nadie.

Steve parecía transmitir confianza no era como la mayoría de las personas que intentaban ocultar sucios secretos.

Ambos tomaron una espada cada uno.

— Que te pasa Bloodwheel? Me tienes miedo?— dijo Anna burlonamente.

— En absoluto!— contestó y se preparó.

Anna dio un rápido giro acortando la distancia. Hizo girar su espada como si fuera a cortarle una pierna. Steve bajo su espada evitando el corte chocando ambas espadas.
Con agilidad el apuntó a su cabeza y Anna se agachó asombrada por la velocidad del chico.

— No me tienes miedo!— dijo Anna aturdida.

— Por que te tendría miedo?— preguntó el arrogante.

— Por que todos me temen!— le dio una sonrisa desafiante.

— Pues yo no!— y con un rápido movimiento giro su espada para apuntar a la cabeza de Anna pero la cuchilla se atoro en el el pilar de madera.

Anna saco un suspiro, ambos estaban a una corta distancia, demasiada a decir verdad que podían sentir el aliento del otro. Los ojos de el se veían azules con un poco de verde, se veían como el mar.

Steve sintió el aroma a chocolate que provenía de Anna, no como el que habia preparado la noche anterior Bridget, si no como chocolate dulce, ese parecía ser el aroma siempre de ella.

Anna arrojó su espada y se lanzó contra el tirándolo al piso.
El en un rápido movimiento se giro y ahora Anna estaba debajo de él. Sostuvo sus manos de ella contra el piso.

La blusa de tirantes que llevaba Anna dejaba notar todas las marcas en su piel, miro la runa en su clavícula y como otra se escondía sobre el pecho de ella, pero sólo dejaba ver una parte de ella ya que la blusa cubría todo lo importante.

Ella estaba sonríendo pero había desafió en su sonrisa.
Sus labios de un leve rosado hicieron escoger sus entrañas estando cerca de ella.

El era pesado y fuerte pero aún así Anna seguía siendo la más rápida. Se separó de el con fuerza fue por su espada y la apuntó sobre su pecho.

— Gane!— dijo ella.

— Te deje hacerlo!— replicó el.

— Mentiroso!— se burló.

— No me perdonaría no dejar ganar a una chica sexy!— dijo el en modo coqueto.

Anna conocía las señales de coqueteo pero no estaba interesada en ello. Así que sólo sonrió.

— Muy bien Galán! Tienes mi respeto!— contestó pero sin intenciones de seguir el juego del coqueteo.

Steve era un tipo muy atractivo a decir verdad, tenía cara de ángel y cuerpo de modelo pero aún no habían cicatrizado las heridas de Lauren y tal vez tomarían algún tiempo en sanar.

Pero supo que tal vez serían muy buenos amigos. De igual manera ya comenzaba a agradarle.

Anna regreso a la biblioteca.

"Es lindo." dijo de nuevo aquella voz.

— Sabes, aveces comienzas a ser fastidiosa!— le respondió Anna.

"Eres tan parecida a Will, el siempre me sacaba de quisió. Todos los Herondale son iguales."

— No necesito un sermón de tu parte, toda mi vida eh escuchado sermones.—

"Creí que comenzabamos a agradarnos."

— Evelyn aveces plática contigo.—

"Ella no puede verme, solo los Herondale tienen ese don."

— Si, lo se Jessamine, llevó meses escuchando tus quejas.—

"Aveces siento que eres como una mini Tessa y después una mini Will. Ellos eran tan distintos pero a la vez tan parecidos." Jessamine saco un pequeño suspiro.
"Quien diría que los Lovelace romperían corazones."

Las palabras de Jessamine trajeron de vuelta el crudo y amargo recuerdo de Lauren.

𝑳𝑨 𝑯𝑰𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑴𝑨𝑮𝑵𝑼𝑺 𝑩𝑨𝑵𝑬 [𝑪𝑫𝑺] EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora