Capitulo 24

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-¿Y? ¿Qué tal?

Pregunto Nash.

-Treinta y cinco kilogramos, Un metro cincuenta, quince setenta y tres de índice de masa corporal.

Me dolían los oídos.

Los tres chicos que habían estado conmigo, ahora eran cuatro porque Carter, quien dormía, se les había sumado antes de que yo aceptara venir con este inútil que pensaba que esto era tener un trabajo digno. ¿Desde cuándo denigrar personas es un trabajo?

-¿Pesa tan poco?

Dijo Cameron susurrando, pero yo si lo había escuchado.

Esos susurros fueron una ola de decepción para mi persona.

Sus ojos se abrían, me sentía una imbécil, literalmente una imbécil, ¿Por qué acepte venir?

Treinta y cinco kilogramos, wow. La gente debe verme como una rata escuálida que hace tres años no prueba bocado. Me tratan y miran como si yo no supiera que estoy enferma. ¿Acaso piensan que los cancerígenos no saben que poseen cáncer? ¿O que los niños con síndrome de down no saben lo que padecen? Es algo idiota.
Sí, me veía gorda, pero era lo único a lo que ellos le acertaban. La gente no sabía nada, no sabían lo que yo sentía, yo necesitaba vomitar o simplemente no alimentarme por mi misma, por mi pensamiento, por mis sentimientos, no para pesar lo que un niño de diez años suele pesar. No, no era así, y me molestaba que todos lo pensaran.
-Sí, así es, bueno supongo que el doctor debe de haberles explicado.
Dijo el chico. Este debía tener unos veintisiete años, suponía yo.
Poseía unos hermosos ojos verdes y un cabello con rulos marrón muy oscuro, Lindo, pero no tanto. Era tan indiferente que me molestaba, me incomodaba.
Ya había salido de la balanza, me había vestido y estaba ansiosa por poder irme.
Mientras estuve acá los chicos se dieron vuelta porque yo debía estar en bragas y sostén para poder pesarme. Cuando lo hicieron el chico pregunto porque lo hacían, Cameron respondió que para respetarnos y el simplemente susurro un ''así educan una niña'' que todos escuchamos.
Estaba en el suelo, poniéndome mis zapatillas.
-Sí, lo hizo.

Respondio Cameron.

-No, no lo hizo. A mí nadie me ha dicho nada.

Respondí al aire.

-La paciente no tiene que saber nada de lo que a sus adultos se les informa.
Dijo el chico, quien me miraba con asco, me animaba a decir que me miraba con desprecio.
-No le están diciendo nada a mi padre. Este chico es mi novio quien no es más grande que yo.
Le dije. ''Mi novio''. Me gustaría decirle eso a una persona a quien amara. No a una persona a quien le temía.
El nutricionista quien estaba parado enfrente de mí con una libreta en la que seguramente escribía lo delgada que estaba me dijo;

-Yo diré lo que yo quiera a quienes mis autoridades me digan, si tu novio quiere contarte, pues lo hará.
-¿Te pagan por ser un idiota?
Le pregunte y me miro. Nash rio, como siempre lo hacía.
-Me pagan por atender niñitas enfermas como tú.
Cameron quien estaba parado pero apoyado en un tipo de mesa, se levanto bruscamente y se acercó al chico.
-¿Qué dijiste?
Para evitar algún tipo de desastre me pare del suelo con solo una zapatilla sin atar. La espalda tironeo e hizo que mi espalda doliera.
-Oye amor.
Le dije. No sabía bien como decirle a cada uno, me dijeron que no los llamara por sus nombres, y no recordaba cómo eran los que me habían dicho que usara. Me puse enfrente de él. En ese instante agarre con mis manos mi costilla, dolía un poco.
-¿Qué es mentira lo que he dicho?
Dijo atrás mío el chico que notablemente era un imbécil.
-Una mentira será tu boca luego de que la deje morada por mis golpes.
Él no me miraba, solo miraba al nutricionista.
-Eso ni siquiera tiene sentido.
Le respondió. Como lo gozaba...Si el supiera.

I Like Being AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora