Cansado de esta niña mimada que siempre se sintiera superior a todos, solo quería mostrarle cuál era su verdadero lugar, pero ella siempre provocándome con discusiones absurdas. Y la gota que derramó el vaso fue mostrarse en ropa interior para mostrarme que no tenía la marca, soy un hombre y ¿es que acaso no se daba cuenta de lo hermosa que es? Me cansé es la palabra, verla vestirse intentando aguantar pero que quisiera nuevamente insultarme no lo permitiría por lo que no se me ocurrió otra manera de callarla notando como una erección se iba haciendo presente
Pero sentir sus labios, ese sabor que me gustó, intenté detenerme, pero ella me tomó del cuello siguiendo el beso pues claro que perdí el control, ahora solo quería más de ella, dio unos pasos y chocamos con algo. No había escapatoria para los dos, ese beso me estaba volviendo loco, el saco estaba abierto por lo que acaricié por encima de la blusa esos pechos tan perfectos que vi, se sentían grandes que no lo resistí mucho y rompí de un tirón la blusa, levanté el sostén para acariciarlos, eran suaves, perfectos para jugar con ellos. Tuve que detener el beso para bajar a chupar esos pezones y vaya que me di gusto con ellos tan duros y del tamaño de sus senos eran perfectos para mis manos y mi boca. Solo la oía gemir sintiendo como su respiración era agitada, levanté su falda y bajé sus bragas para que mis manos jugaran con su entrepierna, sus gemidos cada vez eran más altos.
La tomé en brazos y la llevé a mi escritorio donde tiré todo para depositarla ahí, ahora con mayor comodidad mía bajé hasta su entrepierna besándola mientras que con mis manos detenía sus piernas o éstas me ahorcarían sintiendo como mi erección crecía más, no me detuve hasta que la vi terminar. Así que nuevamente subí para jugar con esos pechos mientras me adentraba en ella, fue la gloria sentirla mientras mis embestidas eran salvajes siendo ella las que las provocaba sintiendo como volvía a terminar haciéndolo yo también.
Me quedé sobre su cuerpo un momento intentando no aplastarla, cuando recuperé un poco mi respiración me levanté haciendo ella lo mismo. Me acomodé el pantalón y la veía vestirse, con la varita arregló su ropa y persona, aunque con las mejillas sonrojadas que no las disimulaba.
-Cambiaré el pergamino. -ella me comentó.
-De acuerdo.-le dije como si nada, aún estaba al lado de ella.
-Esto nunca pasó.-me miró duramente.
- ¿Segura? -la tomé de la cintura pegándola a mí donde una nueva erección se hacía presente.
-Estoy segura.-dio unos pasos alejándose.
-Como gustes, solo déjame comentarte que por algo los Weasley nos reproducimos tanto, yo solo te di una probadita.-le comenté como si nada y fui a sentarme a mi lugar, solo escuché cuando la puerta se azotó, eso no era raro ya que siempre que sale hace lo mismo.
- ¿Quién se cree? -Daphne se decía a si misma- El que le haya dado la oportunidad solo hoy no significa que yo le busque porque el cretino ese me dio a entender que yo le rogaría por más, como si hubiera sido tan bueno, he tenido mejores.
Así se la pasó la semana a Daphne, solo regañándose por pensar en el cretino ese por desear besar y morder esos labios cada vez que daba un sermón, por anhelar esas manos recorriendo su cuerpo porque cada noche soñaba que nuevamente la hacía suya. Tenía que poner punto final y sólo existía una forma.
-Aquí tiene mi renuncia. -le dije y puse sobre la mesa el pergamino.
-Envía estos pergaminos al primer ministro para que los firme. -mi jefe seguía escribiendo, ni siquiera me miraba.
- ¡Aquí está mi renuncia! -le grité.
-Que sea para hoy, las firmas me urgen.-me acercó los pergaminos y volvió a escribir, ni siquiera levantaba la mirada.
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Malfoy y yo ¿juntos?... Es una maldición
Fanfiction- ¡¡¡¿Otra vez?!!! -alguien de Slytherin -Si, otra vez alguien del futuro, viene a decirte que es tu hijo. -alguien del futuro -Ya pase por esto muchas veces, ya se que tendré hijos, que fastidio. -alguien de Slytherin -Haaa... De haberlo sabido, no...