28.Diferencias

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Despertar al lado de ella era un sueño, tener a esa muñequita de porcelana cada noche me encantaba, claro que en la oficina ni siquiera una palabra cruzábamos, solo miradas cómplices.

- ¡Ron! -gritó ella en cuanto abrió la puerta del departamento.

-Dime Pansy. -dije de manera perezosa- Te aviso no habrá elfo en este lugar.

-Necesito uno, aparte de una sala.

-No al elfo y para que quieres una sala, ahí están las dos sillas del comedor.

-Si vienen mis amigos, ¿dónde los siento según tú?

-Siendo víboras, se sentirán cómodas en el suelo.

-Si claro, lo mismo que los leones engreídos.

-Entre el suelo y las serpientes no se ve diferencia.

- ¡Cachorros! -me gritó.

-Rastreras.

-Mininos miedosos.

-Venenosas, porpoten... -no terminé de decir lo último antes de que sintiera esos labios sobre los míos, como siempre en cada discusión que empezábamos ella queriendo amueblar la casa y yo no dejándola, terminábamos nuestras discusiones en la cama.

-Te casaras conmigo ¿me escuchaste? -mordió ligeramente mi labio inferior.

-No estoy loco. -besé su cuello.

-Que no te extrañe ver a un pelirrojo en mis brazos en unos meses. -me separé de inmediato de ella.

- ¿Estas embarazada?

- ¿Te has cuidado este tiempo? -hace casi tres meses fue la boda de Luna y desde entonces ella dormía en mi cama cada noche y sinceramente olvidaba por completo cuidarme.

-Pensé que te cuidabas. -ella desabrochaba mi camisa.

-Que conveniente señor. -acarició mi pecho.

-Disculpa, ¿cuándo vamos a por tu anillo? -besaba su clavícula.

-Mañana, en la boda de Astoria se hará publico. -gemía mientras besaba alrededor de sus senos.

-No creo que le agrade a Harry que en su boda lo hagamos en publico.

-Me vale, así lo quiero. -me lo dijo en un susurro a mi oído, después mordía ligeramente el lóbulo estremeciéndome.

-En dos semanas es la boda, mejor en una semana lo hacemos público. -contraataque acariciando esos pezones.

-Compláceme. -besó mi cuello.

-De acuerdo, pero vivirás con lo que yo te dé. -bajé mis manos tomando su trasero, ella enredó sus piernas a mi cintura.

-Con un elfo. -seguía ese camino en mi cuello.

-No. -acariciaba su intimidad por encima de la ropa.

-Cuando nazca Ronald Jr. no podré sola. -me miró haciendo un puchero adorable que atrapé con mis labios donde me perdí en los suyos tan carnosos.

Antes de que ella se quedara dormida, sentía como poco a poco su respiración se normalizaba, después de esas reconciliaciones tan apasionadas, ambos terminábamos cansados, durmiendo abrazados hasta el otro día.

-Acepto lo del elfo, pero solo eso. -le dije mientras besaba su frente.

Escuchar su aprobación al elfo era mi primera victoria desde que llegué aquí, al principio extrañaba mis comodidades, pero él logró que olvidara casi todo, me sentía tan bien como si fuera mi casa, no nunca este departamento sería mi casa.

Malfoy y yo ¿juntos?... Es una maldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora