☀️.° 𝐹𝑜𝑟𝑡𝑢𝑛𝑒 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟𝑠 𝑡ℎ𝑒 𝑏𝑜𝑙𝑑 °.☀️
❝ Arturo es el hijo del hombre que me hizo abandonar mi hogar. No le debo nada, y me da igual si vive o muere. No arriesgaré mi vida por el hijo de Uther Pendragón ❞
⊰ DUOLOGÍA ⊱
⸻ I : THE...
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Quiere decir, los que viven junto al sauce.
O al menos vivían, antes de dejar nuestras tierras del bosque para migrar a Camelot.
Tengo muy pocos recuerdos de nuestro antiguo hogar, yo tan solo era una niña cuando nos fuimos.
Recuerdo vagamente una casa de madera, con la lumbre en el foco de esta calentando el hogar, y a mi madre tarareando una canción mientras cocinaba.
Apenas tenía tres años cuando dejamos todo aquello.
Lo que si que persiste en mi memoria, es la sensación que tuve la primera vez que llegamos a Camelot.
Esa emoción al ver las calles repletas de tiendas y gente, de niños correteando y jugando despreocupados. Las telas y los tapices colgadas de los balcones, los colores tan vivos que las teñían y que yo jamás había visto antes.
Una gran sensación de vivacidad inundaba aquella ciudad, y una parte de mí creyó poder haber encontrado un sitio al que llamar hogar, junto a mi madre y mi padre.
Y por un tiempo, lo fue.
Llegamos a una pequeña casita situada cerca de los establos de palacio. Mi padre, Wells, sería el encargado de cuidar de los caballos del rey, trabajo que había conseguido debido a que conocía al hombre que antes ocupaba el puesto, y este se había retirado debido a su avanzada edad.
Por otro lado, mi madre, Emöri, había continuado perfeccionando sus artes en la orfebrería. Pasado un tiempo, casi todo el pueblo era conocedor del don que poseía para la fabricación de joyas.
Collares, colgantes, gargantillas, brazaletes, pasadores para el pelo, anillos, pendientes, no había objeto que se resistiera a sus hábiles manos. Cada pieza que labraba era de suma perfección, con unos diseños que iban desde la mayor sencillez, hasta los más complejos e intrincados que cualquiera pudiera imaginar.
Como era de esperar, esta información llegó a oídos del rey Uther, y tras observar de primera mano el maravilloso trabajo de mi madre, la nombro orfebre real, y se convirtió en la encargada de crear cualquier tipo de pieza que el rey necesitara.
Yo por mi parte trataba de ayudar a mi madre en las tareas del hogar,las cuales ella me enseñaba cuando no trabajaba en algún encargo.
Me enseñó a cocinar, a recolectar hierbas del bosque, las diferentes setas y a cuales no debía acercarme nunca, y trató de enseñarme a bordar y coser, aunque fue un auténtico fracaso.
