II ⸺ Es como tus ojos

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A penas pude probar bocado durante la cena.

La recuerdo como uno de los momentos más incómodos de toda mi vida

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La recuerdo como uno de los momentos más incómodos de toda mi vida. Yo no quería levantar la mirada de mi plato. Sentía como si todo aquello fuera, y en parte era, culpa mía.

Que mis padres se iban a ver obligados a abandonar todo aquello por lo que habían luchado y trabajado solo por el temor a que mis poderes pudieran descontrolarse en público y que ello desencadenara en que fuera acusada de brujería y condenada a morir frente a todo Camelot. 

Yo en aquel momento no era consciente de que, por mucho que yo hubiera deseado ser como el resto de gente mundana y sencilla, ese nunca fue el camino escrito para mí. 

Tanto si lo quería como si no, mi don no me dejaría hasta que yo exhalara mi último aliento. Él era parte de mí desde el día de mi nacimiento, y ni siquiera los más puros deseos de una niña de doce años iban a cambiar eso. 

Mis padres se intercambiaban miradas durante la cena, algunas de tristeza, pesadumbre, otras de preocupación y desasosiego.

Aún creyendo que todo aquello era culpa mía, mis padres jamás pusieron el más mínimo indicio de rencor sobre mis hombros. Ellos siempre supieron que mi don despertaría en algún momento, aunque estoy segura de que hubieran preferido otro entorno para ello. 

Una vez que terminé de mover la comida por el plato sin haber probado bocado alguno, pedí permiso para levantarme de la silla, el cual mi madre me concedió asintiendo levemente con la cabeza sin mediar palabra. 

Retiré mi plato, y me marché a mi habitación. Me recosté en mi lecho y me cubrí con las mantas de lana que mi madre había tejido para mí. 

Noté como mis ojos comenzaban a humedecerse a medida que todos aquellos pensamientos se agolpaban en mi cabeza, y tras pasarme largo rato llorando desconsolada, la fatiga se hizo dueña de mi cuerpo y me dormí. 


Amaneció algo nublado aquel día.

Incluso el cielo había decidido vestirse de gris para acompañar a mi despedida.

Salí de la cama con pesadez. Notaba los ojos hinchados y la cabeza me dolía a rabiar.  Me cambié la camisola con la que solía dormir por mi falda azul favorita y una camisa con bordados en las mangas que mi madre me hizo hacía un par de años. 

Ella estaba recogiendo nuestras cosas, y mi padre había salido temprano para hablar con el rey y decirle que debíamos partir de inmediato, puesto que habíamos recibido la noticia de que un familiar estaba gravemente enfermo y precisaba de nuestros cuidados.


━ Mamá, voy a salir ya━ dije mientras me ponía las botas llenas de barro que había en la entrada.

Merlín  ⸺⊱ THE SUNSTONE ⊰⸺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora