Fue una mañana pronto cuando recibí la primera visita, era un caluroso día de mayo, el lago junto a la casa estaba rebosante de vida.
Estaba lleno de peces y de todo tipo de aves, quizá que el chasquido hubiera hecho desaparecer la mitad de la humanidad no era tan malo, al fin y al cabo, todas las especies de animales se habían multiplicado.
Aquellos días tan calurosos solía salir a pasear junto al lago, sola con mis pensamientos, pero aquella mañana, el sonido de un coche perturbó el silencio que siempre reinaba en mi hogar.
Me acerqué algo temerosa, hacia meses que no escuchaba un coche, desde que había ido a comprar algo de abono y comida para esos dos o tres meses.
Era un Jeep negro, limpio y reluciente, apostaría a que en su interior, aún olía al cuero de los asientos. Del vehículo bajó mi hermano, quitándose las gafas de sol con una pequeña sonrisa al ver el pequeño jardín en la entrada.
–Bonito jardín para haber matado todas las plantas de mamá en casa– bromeó acercándose.
–Yo también me alegro de verte, Steven.– sonreí, dejando la cesta que llevaba a un lado, para acercarme a él.
–Tampoco viene solo, Rogers– escuché la voz de Natasha, lo que me hizo sonreír.– No creas que te íbamos a dejar vivir sola el resto de tu vida, no eres un ermitaño.
–Pensé que no había dejado ningún rastro.– les miré a ambos alternativamente.
–Ningún rastro que los Vengadores no podamos seguir– sonrió Nat, su cabello había perdido casi todo el tono rubio, y su pelirrojo natural ahora crecía desde su raíz hasta gran parte de su melena, dejando las puntas rubias.– Además, no fuiste muy discreta al decirle a aquella mujer de la gasolinera que eres una Vengadora.
–Bueno, no dejaba de insistir, me dijo que llamaría a la policía.
–Kira, ¿se te ha olvidado que tienes poderes?– añadió mi hermano.
–No quería usarlos mucho, la verdad.– me encogí de hombros, quitándole importancia al asunto– Llevo meses sin necesitarlos.
–No es tan malo, menos si vives en una granja en medio de Maine.– Steve recorrió el lugar con la mirada– ¿Lo has hecho todo sola?
–Bueno, los edificios estaban aquí cuando llegué, igual que los gatos y el embarcadero– metí las manos en mis bolsillos, señalando con la cabeza el jardín– Tuve que condicionarlo un poco.
–Has hecho muy buen trabajo aquí. Al buscarlo en Google Maps salen unas ruinas.– sonrió Natasha.
–¿Google qué?– arrugué la nariz.
Steve se acercó y me puso una mano en el hombro, dándome unos suaves toques:
–El caso es que has convertido esto en un hogar, es lo que cuenta.– sonrió.– Es un buen trabajo para un año de trabajo.
–¿Ya hace un año...?
–Sí, no exactamente hoy, pero... Ya sabes.– terminó mi hermano.
–Pensamos que no querías estar sola.– añadió Nat, dibujando una sonrisa, sabía que se estaba forzando a sí misma a sonreír, sabía que la culpa le había hecho mucho daño, pero no podíamos cambiar ese hecho, todos teníamos parte de la culpa– Así que trajimos pastel, tus vinilos y un viejo amigo.
–¿Un viejo amigo?
–Tengo entendido que teníais un perro en Wakanda, ¿no?– Steve abrió la puerta de atrás del coche, inmediatamente un golden retriever saltó desde dentro, ladrando con ímpetu.
–A-así es- asentí, recordaba los ladridos por las mañanas, a Lara limpiándole las heridas cuando el animal apenas podía sostenerse sobre sus patas, a Bucky molestándose porque el animal tenía la costumbre de usar sus zapatos como mordedor– Pero está muy grande...
–Ya han pasado dos años desde entonces, Kira.– me tendió la correa con la que el perro estaba atado– Pero sigue siendo parte de tu familia, ¿no es así?
Miré la correa en la mano de mi hermano, siguiéndolo hasta mirar al perro, que no dejaba de moverse alrededor de las piernas de Steve. Dejé escapar un suspiro y sonreí un poco, tomando la correa, sin tirar del animal, el cual, en cuando fijo su mirada en mí, empezó a corretear a mi alrededor, enredándome con la correa metálica.
Alrededor del cuello llevaba un collar de cuero, con una chapa, pero esta estaba en blanco. Confundida, miré a Nat y a Steve.
–¿No tiene nombre?
–Estoy segura de que le disteis un nombre, puedes llevarlo a grabar en cuanto lo recuerdes– Natasha se dirigió hacia el maletero del coche– Además, mañana es un día especial, ¿no? Tenemos que celebrarlo.
Sonreí algo emocionada, simplemente me emocionaba que hubieran venido desde tan lejos para verme y traer a aquel perro sin nombre. No podía alegrarme más de aquella visita.
Así que mientras el perro se dedicaba a olisquearme las manos, abrí la puerta de la casa, dejándoles pasar a mi nuevo hogar. Aún pensaba en el nombre que Lara le había dado al animal, quizá no me acordaba porque no se lo había puesto en ningún momento, pero juraría que sí.
–¡Nakama!– grité al acordarme, alertando a Nat y a Steve, que se giraron alarmados, sin embargo, el perro -o, mejor dicho, la perra-, se lanzó hacia mí entre ladridos al reconocer su nombre, saltando sin parar.
Nakama era el nombre que Lara le había dado, venía del japonés y venía a significar "la familia que se elige", es decir, los amigos que son casi como familia. Deje escapar un suspiro de alivio y pasé la mano entre el pelo claro de la perra, sabiendo que desde entonces no estaría tan sola.
. . .
–Así que japonés– dijo Natasha antes de morder el pastel.
–A Lara se le ocurrió una mañana cuando ya llevábamos un mes con ella– acaricié a Nakama, que estaba tumbada a mi lado en el sofá– Había estado haciendo una busqueda exhaustiva de nombres de todo tipo. Al principio quería llamarla Aquiles pero cuando se dio cuenta de que era hembra cambio a Briseida.
–¿Briseida?– alzó una ceja Steve, bebiendo un sorbo de café.
–Le encantaba la mitología griega– asentí, recordando todos los nombres que había tenido Nakama hasta llegar al actual– Pero eso Nakama no ha sido el único nombre que ha tenido esta perra.
–Me da hasta miedo preguntar– Nat dejó el plato con tarta en la mesita.
–Bueno, todos fueron nombres griegos: "Helena, Electra, Tetis, Atenea, Hestia, Andrómeda, Hesíone, Medea, Medusa, Calipso, Alecto, Dafne..."
–Vale– me cortó mi hermano, sin ser brusco, poniendo una mano sobre mi hombro– Creo que tengo... Tenía una sobrina experta en mitología griega.
"Tenía"
Bajé la mirada, suspirando, había pasado prácticamente un año y aún no me había acostumbrado a ello... No me había acostumbrado a estar sin ellos, por mucha compañía que tuviera, seguiría teniendo aquel hueco en alguna parte de mí.
Seguía teniendo una familia, pero no era suficiente.
Y aquella tarde me di cuenta de que nunca nada volvería a ser suficiente para mí.
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The Time We Lost
ФанфикLegado, ¿qué es un legado? Es plantar una semilla en un jardín que nunca llegarás a ver crecer. El legado de Kira va a ser completamente diferente, la guerra va a quedarse con parte del suyo, pero va a tener la oportunidad de, no conocer el suyo...