"Si No Tuviera Que Dejaros"

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Partiría es misma mañana. Tenía a Kira a su lado, dormida entre las sábanas, muy cerca de él. Sonrió mientras acariciaba su cintura descubierta, queriendo aprovechar cada segundo.

Por una parte sentía que había precipitado las cosas con ella, pero por otra sabía que quizá no sobreviviría en aquella guerra. En ese momento lo único que quería era estar con ella, aunque sólo fuera por un par de horas.

Rodeó la cintura de la joven con ambos brazos, recostandola en su pecho para después besar su cabello. Le encantaba el olor del pelo de Kira, siempre olía a lavanda... Le recordaba a su niñez. Ella siempre dormía poco, pero cuando tenía la oportunidad, dormía horas y horas sin problema.

–Gracias por dejarme hacer esto, Kira.– susurró suavemente– No voy a olvidarlo.– comenzó a dejar caricias en su espalda, en su cintura y en sus piernas– Quizá si vuelvo de la guerra te pida que te cases conmigo.

Estaba claro que no podía escucharlo, nunca habría dicho esas mismas palabras si estuviera despierta, pero eran completamente ciertas. Sentía algo por ella, algo que le dolía al saber que tendría que alejarse durante un tiempo indefinido.

Su mano se detuvo en el vientre de Kira y sonrió, sabía lo que allí pasaría en los próximos meses. Ambos lo sabían, si Kira había aceptado, era porque habían estado hablando de ello con anterioridad.

–"Si no vuelves, una parte de ti estará con nosotros. Tendrás un legado"–decía siempre Kira.

–"Si no tuviera que dejaros, esperaríamos"

–"Pero no tenemos tiempo"

Él siempre dejaba escapar un suspiro.

–"¿Qué pasará si vuelvo?"

Ella siempre sonreía al escucharlo.

–"Entonces seremos una familia"

Se consideraba a sí mismo una persona con suerte, al menos en momentos como aquellos, en los que podía admirar todo lo que consideraba hermoso en Kira.

Siempre empezaba por sus labios, eran finos y muy rosados, más de un tono rojo que rosa, esa mañana estaban aún más rojo por todos los besos que habían compartido. Después, bajaba a su cuello, le gustaba enterrar la cabeza entre el cabello rubio largo de la joven y cerrar los ojos, Kira siempre lo acunaba cuando dormían juntos. En ese momento, su cuello tenía varias marcas de los dientes del contrario.

Y, aunque podía parecer algo obsceno por su parte, los senos de Kira le parecían hermosos. No porque fueran algo grandes ni porque ella le dejara tocarlos, sino porque le parecía el lugar más seguro del mundo. En general, le parecía el lugar más seguro de cada persona que amara a cada mujer, ya fuera su madre, su esposa, su hermana, porque una vez que ella le permitía poner la cabeza en sus senos, él le rodeaba la cintura, solo para tener la certeza de que su lugar seguro permanecería allí.

Seguramente, cuando Kira despertó, encontró a su... "Amante", observando sus senos, pero decidió no decirle nada, sino alargar la mano hasta su cabello y acariciarlo con su gesto dulce.

James no se sorprendió, sabía lo mucho que le gustaba su cabello a Kira, por lo que siempre le permitía acariciarlo, era algo que le tranquilizaba.

–Buenos días, hermosa.– la mirada de los ojos azules del hombre se dirigió hacia la verde de ella, regalándole una sonrisa.

–Buenos días.– ella devolvió la sonrisa inevitablemente, la noche anterior era la causa de la sonrisa de ambos jóvenes– ¿Qué tal dormiste, Buck?

–Como nunca teniendo a...– ella lo interrumpió poniendo un dedo en sus labios, acallándolo.

–Preferiría que me lo explicaras con un beso.

. . .

Así que ya se había ido... Ya habían despedido a su Bucky... Había pasado todo tan rápido, que ni siquiera había sido capaz de devolver el corto beso de despedida que él le había dado.

"Dios, es peor de lo que esperaba"

Por suerte, su hermano parecía percibir su turbación. El bueno de Steve, siempre ahí para todos.

–¿Qué te parece si vamos a por un helado?- le sonrió.

. . .

Una vez en casa, Steve comenzó a mostrarse más callado, más indeciso. Como si tuviera que contarle algo a su hermana pero no llegara a decir si hacerlo o no.

–Steve, ¿ocurre algo?– le preguntó una mañana, antes de ir a trabajar.

–Debería habertelo dicho antes.–  se sentó frente a ella.

–¿Qué ocurre?– se sentó a su lado– ¿Está todo bien?

–Si... Es solo que... No está bien ahora.– reconoció, negando con la cabeza– No ahora que estás en estado.

–Steve– la voz de Kira parecía querer decir "O me lo dices o te presento a mi puño".

–Voy a luchar en la guerra.– reconoció.

–¡¿Qué!? ¿Cómo?– su voz pasó de la calma a la histeria con completa facilidad– Pero tu...

–Lo sé, pero me voy a someter a una especie de...– estaba buscando la palabra adecuada, no iba a decir experimento– Serum.

–¿Y que se supone que hará eso?– se cruzó de brazos.

–Me hará más fuerte y grande.

–¿Qué hay de tu asma, Steve? Ya sabes que...

Su hermano le puso la mano en el hombro y la miro a los ojos.

–Kira, te prometo que estaré bien. No moriré en esta guerra.

Ella le miró desesperanzada, primero se iba James... Y ahora su hermano.

Sólo esperaba que la guerra no se la llevase también.

The Time We LostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora