Capítulo V: Una Visita Inesperada

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Salimos de allí con una pequeña esperanza, aunque era ínfima, podíamos confiar en la pequeña ayuda que nos estaban brindando.

M'Baku nos mandó hacia Wakanda en un camión de comida, literalmente. La reina se había quedado en la tribu, pero el resto de nosotros subimos al vehículo, escondiendonos entre cajas de todo tipo de alimentos. En mi caso acabé entre una caja de tamaño industrial de mangos - algo que me pareció extraño, dado que la tribu estaba en la montaña-, Bucky y Lara sobre mis piernas.

Según las predicciones de Shuri, tardaríamos unas cuantas horas en llegar a Wakanda, así que podíamos descansar durante unas horas. Y, aunque el suave traqueteo del camión no fuera muy cómodo para dormir y todos nosotros estábamos en tensión, Lara acabó dormida contra mi pecho.

–Ojalá se hubiera quedado en casa– susurró Bucky sin apartar la mirada del cabello rubio de la pequeña– No tendría que estar pasando por todo esto de nuevo.

–Si hubiéramos podido dejarla habría encontrado una forma de venir también– susurré también con una pequeña sonrisa– Se habría escondido en alguna parte o habría encontrado la misma forma de seguirnos.

–Esa parte creo que viene de alguien– miró sonriendo, a lo que aparté la mirada– De su madre, todos los Rogers sois igual de cabezotas.

–De ti ha sacado su instinto sobreprotector– me giré hacia él, tratando de moverme lo mínimo para no despertar a Lara– Como aquel verano que fui a la piscina y casi me lo prohibiste porque pensaste que iba a ir con un chico.

–Los chicos de Brooklyn no eran precisamente unos caballeros y lo sabes– se cruzó de brazos, apoyando la cabeza en el metal del camión.

–Lo que pasa es que estabas celoso– Sonreí de lado, tratando de darle donde sabía que le iba a picar más– Porque siempre estabas celoso.

–No estaba celoso, solo velaba por tu seguridad como un buen amigo– siguió con la mirada lejos de la mía1 Aunque no lo ponías fácil.

–Vamos– Sonreí, jugando con su melena parda– Puedes admitir que estabas celoso, ahora somos una familia, estamos casados y tenemos una niña, así que puedes decírmelo, Buck.

–Lo haces por pura satisfacción, ¿verdad?– me miró sin lograr evitar una pequeña sonrisa.

–Por supuesto que sí.

–Ah– suspiró– Tienes suerte de que te quiera tanto, Eleanor.

Quise decirle en voz bien alta que no me llamara por mi segundo nombre, pero me contuve al saber que podía haber despertado a Lara, por lo que me limité a morderme la lengua, haciendo que él sonriera de lado.

–También estas disfrutando de esto, Jamie.

–Te gusta demasiado hacer estas cosas.

–Tú empezaste– apoyé la cabeza en su hombro– Y sabes que me gusta llevarte la contraria por placer.

Chasqueó la lengua, apoyando su cabeza en la mía, acariciándole el cabello a la pequeña. Dejó un suave beso en mi cabeza, sonriendo. Su brazo rodeo mis hombros con mucha delicadeza y, así, empezó a acariciarme el brazo.

–Cuando todo acabe volveremos a casa, a ese hogar que nos espera– susurró en mi oído, sus dedos subiendo hacia mi hombro con suavidad– Pero cuando todo se haya calmado y dejemos de ser las personas más buscadas del mundo quizá podamos tener una casita en algún sitio menos caluroso.

–¿Acaso no te gusta nuestra casita?– susurré mirándole, con una pequeña sonrisa divertida.

–No me juzgues mal, me encanta, pero me gustaría que tuviéramos un hogar propio, con nuestra propia habitación y una para Lara– seguía mirando hacia otro lugar, con sus ojos azules brillando con aquel fulgor soñador.– Una casa en el campo, acogedora, un salón para pasar las tardes tranquilamente...

Sonreí, apoyando la cabeza en su hombro, su visión de futuro era realmente apacible. Una casa para nosotros, en la que poder vivir tranquilamente, sin nada que perturbara nuestra tranquilidad... Seríamos como una familia, esta vez de verdad.

–Lo haremos, además, alguien debería ir al instituto para mezclarse con gente de su edad– bajé la mirada hacia Lara, pasando dos dedos entre su cabello blondo– Sinceramente, no me gustaría que pasara su adolescencia lejos de gente de su edad.

–Aún queda mucho para eso, aún tiene diez años– susurró en mi oído, causándome un suave estremecimiento– Prácticamente cinco años para que sea adolescente. No esperemos que crezca muy rápido, que siga siendo tan cariñosa e inocente durante unos años más.– entrelazó su otra mano con la mía tras la espalda de Lara, donde había dejado mi mano para sostenerla.

Asentí, no podía estar más de acuerdo, aunque si lo pensaba, quería que fuera una niña siempre, para que fuera así de tierna, siempre buscando afecto por nuestra parte, de inocente aún después de todo por lo que había pasado, de ilusionada por tener a nuestra pequeña y extraña familia. Aunque, si algo tenía claro, era que siempre sería mi pequeña.

. . .

Cuando llegamos a la ciudad, bajamos con cuidado del camión, habiendo dejado al rey a las afueras de la ciudad, justo enfrente de la explanada frente a la que se encontraba la entrada a las minas de vibranium.

Una vez que estuvimos todos listos en nuestras posiciones, Shuri nos miró a todos y susurró:

–Sabéis lo que debéis hacer, aseguraos de que no os maten.

Todos asentimos de acuerdo, acabaríamos con Killmonger y todo volvería a ser como era antes, nuestras vidas volverían a ser lo mismo.

The Time We LostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora