Capitulo 11 - "Fiesta de disfraces" Parte II

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-¿En qué preparatoria estas?- pregunto Jorge arriba de la música. Habíamos debido solo un refresco cada uno, el ya tenía la edad suficiente para beber alcohol, sin embargó, ambos solo tomamos refresco.

-Preparatoria oficial- conteste elevando la voz- supongo que vos igual.

-¿Nos conocemos?- pregunto sonriendo- nunca te eh visto antes....

-Soy invisible, supongo- me encogí de hombros- Disculpa, tal vez yo si te conozco, ¿Cuál es tu nombre?- pregunte.

-Jorge Miranda-contesto sin tartamudeo alguno- Dime el tuyo- rayos, eso sí que no lo pensé.

-Romina Van Daan- mentí lo más rápido que pude. ¿Es estúpido no haber planeado un nombre antes?

-Bien, Romina. ¿Me acompañarías a tomar un poco de aire fresco?- pregunto extendiendo su mano, la cual tome mientras asentía.

Nos dirigimos hacia el jardín trasero de la casa, era realmente hermosa la decoración, era un lugar completamente romántico para mi gusto. Jorge seguía tomando mi mano, nos dirigimos a una pequeña fuente que estaba ahí, muy hermosa. Nos sentamos al borde de esta y aun no soltaba mi mano, hasta que decidí zafar su agarre para meter con cuidado mis dedos a esta, el hizo lo mismo pero saco su mano y me salpico pequeñas gotitas de agua en mi rostro.

-¡Jorge!- me queje riendo, eh intentando limpiar mi cara sin estropear el maquillaje.

-Ríes como una persona que conozco- bajo la mirada, entristecido.

-¿Ella es especial?- pregunte deseando que no me mencionara, oh peor aún, que mencionara a Stephie.

-¿Quién dijo que era una “ella”?- pregunto levantando la mirada, sonriendo.

-No creo que te pongas así de triste por un hombre- me encogí de hombros.

-Tu risa me recuerda a mi mamá- me confesó- soy de México, ella se quedo haya, hace un largo tiempo que no la veo-volvió a bajar la mirada, con tristeza. Coloque mi mano en su rodilla, intentando que pareciera un gesto lindo y no uno como; “Cállate, mejor follemos”

-¿Por qué viniste hasta acá entonces?- le pregunte curiosa.

-Quiero ser alguien en la vida, esta preparatoria que ofrece también universidad es la mejor que ahí, vengo de una familia humilde, no podían pagarla para un chico que sueña ser alguien en la vida, afortunadamente los padres de Fran me recibieron con los brazos abiertos aquí, mis calificaciones están en las sobresalientes, ellos me regalaron un auto por lo mismo- murmuro. Pero no parecía feliz, no recordando eso que lo pone tan triste.

-Pero lo estás haciendo bien, Jorge. Veras que en unos años lograras ser ese alguien que quieres ser y lograras que ellos vengan a vivir acá con vos- le asegure, regalándole una de mis mejores sonrisas.

-Sé que voy por el camino indicado- me dijo- pero es difícil ¿Sabes?

-Todo tiene su tiempo, y esto solo es para que tu salgas adelante- le asegure mientras enrollaba mis brazos en su cuello, abrazándolo.

-Gracias, en verdad- y poco a poco… contesto a mi gesto, rodeando mi cintura con sus brazos.

Les puedo jurar que nunca me había sentido de esta manera, nunca habría aceptado que un chico me abrazara, siempre había dicho que los chicos solo buscaban sexo y alguien que abriera las piernas cuando ellos lo desearan, pero hoy me encuentro con un chico que únicamente busca alguien que abra sus brazos y esté dispuesta a escucharlo, y lo crean o no, yo estaría dispuesta a ser esa chica.

¿Pueden creerlo? Yo, Martina Navarro, en los brazos del chico que casi la atropella, se que debería sentir desprecio hacia él, pero no puedo, ahora… no puedo. Las maripositas querían salir y abrazarlo, estar con él como ahora lo estoy yo, ¿Pero les confieso algo? Podría estar con él todo el día, así.

¿Cuánto duramos abrazados? Posiblemente minutos, en lo que pensaba en todo eso que mi corazón está experimentando, y únicamente escuchaba su respiración tranquila que me daba seguridad.

Quite mis brazos alrededor de su cuello para mirarlo a los ojos y sonreírle, el hizo exactamente lo mismo. Jorge sonrisa perfecta Miranda.

Se acerco a mi lo suficiente para quedar a milímetros de distancia, nuestras respiraciones se mezclaban y fue imposible evitar que mi rostro ardiera, puso su mano en mi cintura acercándome nuevamente a él, puso su mano derecha en mi mejilla y cuando sus labios tocaron los míos, ¡Mi estomago exploto! Es… el primer beso más perfecto pero yo, yo no sabía qué hacer, ¿Qué tal que arruino las cosas?

Me deje llevar por él y sus labios juguetones, moví mis labios, el jugaba con mi lengua, mordía mi labio inferior tirando de el ligeramente, a lo que solté un gemido y el sonrió contra mis labios. Fue mi turno de tomar las riendas y pase mis manos por su cuello, acercándolo a un mas a mi hasta que nuestros pechos chocaron, fue mi turno de jugar con su boca y hacer que estas se conocieran un poco más.

Nos separamos por falta de aire, y ninguno de los dos podía decir nada solo nos sonreímos, lo que paso fue… no sé, fue algo sorprendente.

-¿Quieres que vayamos por algo de beber?- pregunto tomando mi mano.

-Voy yo- le asegure- ahora vuelvo.

-Te espero- murmuro antes de soltarme de su agarre, camine hacia adentro pasando por toda la gente que se divertía bailando y bebiendo.

Llegue a la barra de bebidas y tome dos refrescos que ya estaba servidos. El antifaz me estaba desesperando, pero no me lo quitaría. Camine hacia donde me encontraba con Jorge hace minutos. Al llegar, levante la vista y vi a Jorge con una chica sentada en sus piernas, esta levanto su antifaz rosa, Sara. Ella no paraba de hablar y el solo asentía con una sonrisa, que se borro al verme con las dos bebidas, lo mire unos segundos más y el no despegaba su mirada de la mía, que Sara no parecía notar por que seguir hablando como un cotorro.

Me parece que se arreglaron.

-¿Ambos son para ti?- pregunto un chico con voz seductora a mi oído, pero yo aun no quitaba mi mirada de Jorge, ni el de la mía.

-No…- me volví hacia el chico- tenla- se lo di y le di una última mirada a Jorge antes de darme la media vuelta eh intentar caminar hacia adentro. Cuando sentí un agarre firme que era del chico de hace un momento, me atrajo a su cuerpo.

-¿Te molesta si te hago compañía?- me pregunto este en mi oído derecho, volví mi mirada hacia Jorge que miraba la escena muy… ¿Molesto?

Negué y tome la mano del chico, lo dirigí hasta la pista de baile para hacernos un lugar entre todas las personas que estaba ahí.

El resto de la noche no fue tan divertida como fue con Jorge, no podía despegar mi mirada de Jorge, y el tampoco de mí.

Salí de la casa de Fran, esperaría un taxi para que me llevara a casa, no podía ver como Jorge le sonreía a Sara.

Le hice la señal al auto para que se detuviera, cuando abrí la puerta vi a Jorge que venía corriendo hacia mí, entre lo más rápido que pude a este;

-“Mansión Navarro, por favor”

Y cuando arrancamos lo último que vi fue a Jorge viendo como se arrancaba el auto.

Si se Trata de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora