Capitulo veintisiete:
Nadie puede asegurar lo que te viene por delante. Pero a veces hay que predecir para no tener sorpresas inesperadas y amargas que te pueden hacer sentir peor —más de lo que ya estamos —.
Abrí la puerta con mucha lentitud hasta estar abierta lo apropiado para poder ver que era ella.
— ¿Y? —Musite cabizbajo. Sus palabras eran mudas, un silencio profundo que sucumbía en ese lugar, esa línea delgada que debía romperse, ese silencio al que temía romper.
—Apestas —Responde.
—Oh— Digo sin sorprenderme de ello, ya que, era cierto.
— ¿Y, entonces?—Dice en un susurro, sin dirigirle la mirada, le respondo con un encogimiento de hombros —diablos Leo, si apestas ¿Quieres darte una ducha?
— ¿A qué has venido con exactitud? —Ignoro aquella crítica y me inclino por preguntar sus intenciones.
—A despedirme —Responde con un suspiro de resignación como si aquello le fuese difícil de hacer, y en su lugar me resultaría lo mismo. —iré a pasar las vacaciones dónde mi familia.
—Creí que…
—Leo, llego la hora —Interrumpe —llego la hora de escapar, de hacer una nueva vida.
— ¿Debes de ir en busca de alguien más?
— ¿Qué?...No Leo, no —La verdad, solo quiero descansar.
—Bien pues, adiós —Le digo con desdén.
— ¿No más?
— ¿Y qué esperas? —Replico, le dirijo al fin la mirada con la vista fuerte y tensa, con la mandíbula firme y el ceño fruncido —ya no me importas.
Y es ahí cuando me di cuenta que era cierto, que esos días encerrados lleno de depresión y mal humor sirvieron para deseárseme se su recuerdo. Sin embargo habían cosas que no podía superar, cosas que temo aún confesar.
— ¿Hablas en serio? —Su voz se escucha débil, su mandíbula tiembla y su mirada se vuelve triste.
—Jeanie, ¿A que quiere llegar con todo esto? —Replico sin temor —eres una indecente, no sé quién eres y jamás lo voy a saber, sé que eres un peligro para mí y por eso he decido olvidarte. Yo no soy un peligro para ti, tú eres un peligro para mí, por lo tanto la mejor decisión es que hagas lo mismo que he hecho contigo, olvidarme, que no vuelvas…ya vete.
—Estas mintiendo —Dice apuñando sus ojos dejando soltar algunas lágrimas, sus manos se apuñan y su boca deja soltar aire lleno de decepción porque de seguro sus expectativas sobre su visita eran otras y no se esperaba con esto. — ¿Quieres en realidad esto Leo?
—Lo quiero, lo deseo…y no es una petición, es una orden —Replico a la vez —ya vete.
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Seduciendo a Jeanie.
Teen FictionPor que la seducción no solo es una seducción sexual, si no una seducción que llama a lo prohibido, al pecado...al amor. Sin embargo un pasado se esconde en las oscuras calles dónde habita el miedo, oscuros secretos y el deseo.