Capitulo dieciocho: ¿Y ahora qué?

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Hemos bajado del taxi y ahora estamos parados frente a un gran edificio de piedra pintada de color rojo, sus techos son de teja es hermoso aquel edificio tan antiguo, se ve que lleva sus años y hablo de mucho tiempo.

-No es moderno per es acogedor, ya veras que te gustara.-Menciona Emely con las maletas en sus manos.-te encantara.

Mientras apreció aquella hermosa arquitectura antigua con mis ojos miles de historias se me vieneny mi mente regrea aquella época de Romeo y Julieta.

Entramos por una puertecilla muy angosta y ahora recorremos un pasillo oscuro, las paredes siguen siendo de piedra, he notado que en todo ese gran paredon hay muchas cosas escritas como: Aquí estuvo Julian y Melissa.

-Es un lugar muy visitado por turistas enamorados. Se dice que aquí mismo ha vivido una pareja parecida a la de Romeo y Julieta en el año mil ochocientos cuatro, y aquí fue dónde se prometieron amor mutuo, se dicen que fueron muy felices hasta que al pobre muchacho lo asesinaron, dicen que la chica lo espero durante mucho tiempo aquí porque en eso habían quedado la noche en la que lo asesinaron y bajo rl efecto de la depresión y la tuberculosis que habia adquirido la chica ella murió desconsolada. Hoy en día la historia da terror porque muchos que pasean dicen que vieron a una chica de vestido color negro llorando descosolada ahí tirada mientras esperaba a su amado.

-Wow, ¿Y aún aparece?

-Si, la verdad ne daría pena verla porque murió desconsolada.

-¿No tenía familia?

-Pues, dicen que era huerfana. De hecho lo leí en el registro de un censo que se hizo en ese año por el problema de la tuberculosis.

-Oh.

-Si, pero vamos -Me dice sonriente -ven a ver mi apartamento. Leí que este era uno de los lugares dónde la chica solía venir porque aquí esta la asotea.

-Que romántico -Digo poniéndo los ojos en blancos sin que ella se de cuenta, pues estaba de espalda.

-No finjas -Dice empezando a subir unos cuantos peldaños de piedra, eran uno de esos caminitos en espiral, como los de la época medieval dónde las doncellas bajaban. -se qué te ha parecido estúpido todo pero Leo, sí del amor necesitas, que mejor que Milán para ello.

-No necesito de amor -Replico.

-Se cuánto amas a tu novia -Dice sacando unas llaves de su cartera -si no, no fueran novios.

Oh...¿Será una experta en el amor?

-Sabes mucho sobre el tema.

-No, solo tengo una experiencia que me ha enseñado cada cosa sobre el enamorarse. -Dice metiendo las llaves en la perilla, le da unos cuantos giros y luego la forzá para que abra. -¡Listo!, perdón pero siempre es así.

-No importa y de nuevo, gracias por ayudarme y dejarme quedar acá.

-Ya basta, solo estoy siendo generosa. Además no es primers vez que hago eso.

Por un momento pienso en muchas cosas como en el hecho de, ¿Como porque estoy confiando en ella?, jamás la había visto y hablado hasta ahora en el avión...oh, además sin que yo se lo preguntara me ha dejado quedar en su apartamento y eso de <<No es primera vez que lo hago>> me hace pensar que ella es una asesina en serie, una sádica y que quizá va a partir en muchas partes todas mis extremidades...oh no.

-Te voy a enseñar tú dormitorio -Dice con una sonrisa que genera desconfianza en mi, le sonrió tímido y voy detrás de ella, el lugar no es tan grande pero se ve agradable, gira la perilla de la puerta de ese dormitorio, el corazón me palpita, tengo miedo...¿piensa encerrarme ahi para luego torturarme y cortar mis extramidades?, la puerta se ha abierto, tengo la mandibula tensa, las manos me sudan al igual que la frente. -Bien, te daré sabanas limpias y bueno, hay un cuarto de baño, hay todo lo necesario, supongo que estas muy cansado así que te dejare descansar.

Seduciendo a Jeanie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora