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Draco llegó a su trabajo algo molesto, pero se sorprendió cuando vio que la cafetería se encontraba llena de gente.
Ahora, no se arrepentía de haber ido antes a trabajar, si mostraba un lado coqueto a las chicas y trataba a los chicos con buena onda y humor podría ganarse algo de dinero extra.
Su expresión pasó de ser molesta a una amplia sonrisa ante aquél pensamiento.
Pasó detrás del mostrador para entrar a la sala en donde guardaban sus cosas, dejó su mochila en un pequeño casillero y se puso su aspirante a uniforme para luego volver al mostrador.

-Draco, gracias por venir, ¿podrías llevar esto a la mesa externa junto a la puerta?- Habló su compañera Jade, quien siempre lucía una hermosa sonrisa, si bien era muy bonita y de personalidad maravillosa, no era para nada el tipo de Draco.

El rubio asintió y tomó la bandeja con los cafés.
Y así estuvo él, de un lado para otro, llevando y trayendo tazas, vasos y pequeños platos.
Su pequeña felicidad se vio afligida cuando por la puerta entró Potter acompañado de Weasley y Granger.
Bufó molesto, esto seguro fue idea de Harry, acababa de verlos hace quizá una hora ¿acaso lo estaban persiguiendo?
Pero no quería que una visita indeseada arruinara su día de trabajo, así que con una sonrisa un tanto fingida se acercó al trío para después hablar.

-Bienvenidos, hay una mesa libre justo al lado del gran ventanal, aunque si prefieren estar afuera simplemente tendrían que esperar unos minutos a que se desocupe algún lugar.- Habló intentando ser simpático, pero sus ganas de serlo se fueron al carajo cuando vio a Weasley aguantar una risa. Sin duda, este sería un día largo.

-Comeremos dentro.- Habló Hermione dándole un codazo a Ron. Harry se limitaba a mirar a Draco como si no lo conociera, y estaba en lo cierto, Potter sólo conocía el lado egocéntrico y narcisista de él, no el que tenía frente a sus ojos.

Los tres chicos se fueron a sentar donde Draco les había indicado.
Una vez que anotó sus ordenes se despidió y fue al mostrador a entregar esta.
Continuó con su trabajo hasta que el pedido de aquellas desesperantes personas ya estaba listo.
Caminó con cuidado por entre las mesas hasta llegar a la de ellos y dejó la bebida correspondiente frente a cada uno.

-Gracias.- Atinó a decir Harry con una sonrisa. Aunque para Draco eso fue más una burla que un agradecimiento.

-Oye Malfoy, ¿hace cuánto que trabajas aquí?- Preguntó Ron tomando un sorbo de su caliente bebida.

-Déjalo, está trabajando, no tiene tiempo para tus preguntas.- Intervino Hermione, en cierto punto Draco se sentía agradecido por tal acto.

°

Al terminar Harry pidió la cuenta a una camarera que pasaba por casualidad, eso le molestó a Draco, pero más le molestó la cara de idiota que ponía la chica ante las palabras del azabache.
Debió llamarlo a él y no a ella ¿verdad? Después de todo había sido él quien los había atendido.
Se lo preguntaba hasta que se percató que mientras Ronald y Hermione se dirigían a la salida, Harry se acercaba a él a paso rápido.
Una vez lo tuvo en frente el ojiverde sonrió ampliamente, cosa que hizo que Draco ardiera en enojo, pero trató de calmarse.

-Iremos a tomar algo por la noche, por si te apetece venir.- Dijo sin apartar la vista del rubio. -Si decides venir con nosotros estaremos esperando en la librería a las 22:00.-

-¿Tan temprano?- Preguntó Draco, los muggles con los que había salido a beber normalmente iban a eso de media noche para volver cerca de las tres de la mañana.

-Sí...- Contestó mientras se pasaba una mano por la nuca. -A veces Ron se pasa de copas y se nos es casi imposible llevarlo a casa a Hermione y a mí, además de los automóviles que circulan por las calles... La mayoría de los conductores están es estado de ebriedad.-

-Lo que tu digas Potter, ya veré luego.- Dijo Draco sin mucho interés y le dio la espalda para tomar la siguiente orden. -Ahora si me disculpas, el dinero no se gana solo.-

°

El antiguo Slytherin se encontraba frente al espejo de su habitación, debatiendo qué prenda sería mejor para la ocasión, no sabía en qué momento había tomado la decisión de acompañar al trío insoportable que tanto odió por años.

Terminó por decidirse por una camisa blanca y unos jeans ajustados negros, ropa de muggle, pero a su estilo.
Tomó sus cosas y bajó al primer piso donde se encontró a su padre comiendo un sándwich.

-¿Saldrás a esta hora?- Preguntó curioso Lucius aún con comida en la boca.

-Iré con... unos amigos.- A Draco le había costado bastante terminar su frase, de hecho, estaba seguro de que aquellos tres sólo lo consideraban un viejo conocido.

-No vuelvas muy tarde.- Dijo sin mucho interés.

Draco abandonó su casa con rapidez, y con casi la misma de dirigió a la librería en donde habían acordado, esta estaba a unas seis cuadras de su paradero así que apuró el paso; llegaba diez minutos tarde.
Llegó al sitio el cual se encontraba cerrado, ni siquiera podía ver hacia adentro ya que las luces estaban apagadas.
Se maldijo internamente a sí mismo por no haberse dado más prisa a la hora de elegir un conjunto.
A fin de cuentas... ¿En qué estaba pensando cuando aceptó salir con aquellos tres? Los odió por gran parte de su vida ¿y ahora saldría a beber con ellos? Ha de estar loco.

Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a caminar lentamente, esta vez no tenía apuro.
Sintió como era tomado por los hombros, el rubio se dio vuelta, listo para meterle un buen golpe en la cara a quien quiera que se haya atrevido a tocarlo.
Sin embargo, al ver a la persona detrás de él soltó un suspiro; era Harry, quien retrocedió unos pasos al ver su ceño fruncido.

-Creí que ya se habían ido.- Dijo Draco con dificultad, se había llevado un susto por culpa de Potter, ni siquiera se atrevía a mirarlo a la cara.

-L-lo hicimos, pero te vimos correr a toda prisa, entonces les dije a Hermione y a Ron que se adelantaran y buscaran un lugar...- Sonrió el azabache acomodándose las gafas.

-Sólo... Vámonos, no me gusta estar en las calles a estas horas de la noche.- Disimuló Draco, en realidad sentía frío, había sido tanta la rapidez con la que salió de su casa que no se dio cuenta de llevar una chaqueta o algo que le abrigara.

Los dos chicos comenzaron a caminar a paso moderado: ni muy rápido ni muy despacio.
Draco solo quería llegar de una maldita vez y sentir el ambiente cálido del lugar a donde irían.
Escuchó a Harry quejarse, lo miró de reojo, ocultando su curiosidad. El ejiverde se detuvo al pasar por frente a un callejón. Draco sabía cuál era la idea de Potter, y no le gustaba nada puesto que su padre se lo tiene terminantemente prohibido.

-Que ni se te ocurra Potter.- Dijo molesto mientras se cruzaba de brazos.

-Vamos Malfoy, está algo lejos, mis piernas ya se sienten cansadas y es más que obvio que tú tienes frío. - Contestó Harry mientras se adentraba en aquél oscuro lugar.

Draco dudó, siempre había acatado todas y cada una de las ordenes de su padre desde que descubrió que, tarde o temprano, se enteraría si estas no fueron obedecidas.
Pero sólo sería un pequeño salto de aquí a allá ¿no?
La silueta de Harry se vio delineada por un pobre rayo de luz que provenía de un poste que iluminaba la desolada calle. Vio como éste sonreía mientras le tendía una mano para que lo acompañase.
El rubio se aproximó lentamente hasta llegar al chico de hermosos ojos esmeralda, pero no tomó su mano, quería demostrarle que no tenía miedo a nada, ni siquiera a su propio padre.

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ㅡPerdiendo la cordura.   |DRARRY.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora