🌛7.🌜

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Su compañero lo miró con extrañez, sin dejar de lado lo preocupado que estaba, lo siguió de cerca e hizo que detuviera su caminar posando una mano en su hombro.

Draco, ante esto se quedó helado, no era lo más importante en estos momentos, pero Tonny estaba manteniendo contacto físico con él, cosa que, curiosamente, no le desagradaba del todo.

Se quedó estático, viendo el suelo mientras sus ojos se nublaban una vez más, fue Tonny quien lo abrazó esta vez, pero... Fue diferente... El abrazo por la espalda que su compañero le había proporcionado le hacía sentir una calidez interna, se sentía casi tan bien como cuando Harry lo abrazó pocos minutos antes.
Sin embargo, este abrazo no fue correspondido por el rubio, algo le impedía hacerlo.

-¿T-Tonny?- Tartamudeó llamando a su compañero, se sentía estúpido por hallarse y actuar de tal forma, después de todo, todos lo veían como alguien serio y seguro de sí.

Su compañero lo soltó, como dándose cuenta de su acción y bajó la cabeza algo avergonzado.

-Lo siento... Creo... Creo que continuaré limpiando todo este asunto.- Dijo para luego señalar la barra, la cual estaba ligeramente manchada de café.

[...]

Su día de trabajo había concluido, había mucha clientela, cosa que hizo que su mente se concentrada en los pedidos y no en lo que había ocurrido antes de abrir.

Se dirigía hacia la librería donde había encontrado al trio de oro por primera vez después de años, no tenía nada que hacer por la noche, así que los libros lo mantenían entretenido mientras esperaba que el cansancio hiciera lo suyo.
Entró algo nervioso, sin embargo solo encontró a Hermione leyendo un enorme libro sobre el mostrador, no había rastros de Ron ni de Harry.

Cuando la chica se percató de la presencia de Draco le sonrió, gesto que al contrario le pareció muy raro, juraría que si hubiera sido hace años, nada más verlo entrar ya habría puesto una mueca de disgusto.

-Oye Granger.- Dijo bajando la voz, ya que habían al menos otras tres personas allí. -¿No tendrás algo... Ya sabes... Del mundo mágico? -

-Hmmm.- Se llevó el dedo índice a los labios y bajó la mirada antes de responder. -En realidad no, pero Harry ha olvidado los suyos aquí, no creo que le moleste prestarte uno por un tiempo.-

-¿Eso crees?- Preguntó algo curioso.

-Claro, aguarda un momento por favor.- Hermione desapareció por un pasillo que se encontraba detrás de la zona del mostrador, volvió pocos segundos después con un libro de páginas amarillentas, la tapa estaba algo desgastada y habían hojas sueltas. -Estoy segura de que este te fascinará, lo encontró prácticamente desechado, pero estábamos seguros de que nunca leímos estos tipos de hechizos en Howgarts.- Continuó. -No son la gran cosa, pero aquí en el mundo muggle puede que ayuden.- Concluyó.

-Es una lástima, mi padre me tiene prohibido usar la magia aquí, pero te acostumbras a llevar una vida normal...- Habló con una notoria tristeza mientras tomaba el libro entre sus manos.

-Quizá, en un futuro, puedas volver a usar la magia.- Lo miró son una ligeras sonrisa.

-Sí... Mientras tanto es como estar en una prisión, limitado por artefactos extraños y cacharros viejos.- Rió inconscientemente, hasta que se dio cuenta de los ojos de Granger, los cuales lo veían con firmeza, algo preocupados, así que decidió cambiar de tema. -¿Dónde están Potter y Weasley?-

-Ron se fue a casa, no se encontraba del todo bien, y en cuanto a Harry, él está en su trabajo.- Dijo la chica, cosa que hizo que Draco se sorprendiera.

-¿Qué no trabajan los tres aquí? -

-Oh no, no podríamos pagar todo con nuestro salario de la biblioteca, Harry trabaja de repartidor de pizzas.- Soltó una pequeña risita, era curioso que el gran niño-que-vivió acabase así. Pero después de todo era un trabajo temporal en lo que estaban en Londres Muggle.

Aún así vaya, Potter de repartidor, no es algo que se vea a menudo, aunque no puede juzgarlo, los estudios de Hogwarts no sirven para conseguir trabajo en el mundo muggle, por eso se encontraba trabajando en una cafetería.

Miró el reloj de su muñeca, era hora de volver a casa. Se despidió de Hermione y continuó su camino de vuelta a su hogar.
Para su suerte, cuando llegó su padre estaba profundamente dormido, y eso que el sol aún no se había ocultado en su totalidad. Eso era bueno, podría leer el libro de Harry con total tranquilidad, aunque leerlo allí mismo era un suicidio, si su padre se enterara que está envuelto en cosas del mundo mágico se enfadaría mucho.

Se cambió de ropa rápidamente y se tumbó en su cama.
Las horas pasaban, los hechizos no eran más que cosas sin mucha importancia y de magia práctica, sin embargo Draco se sentía bien, por primera vez desde que su padre decidió quitarle su varita años atrás, nuevamente tenía parte de su verdadero hogar en sus manos.

Miró por la ventana, las estrellas brillaban de manera hermosa, los árboles se movían a la melodía del viento, dejando susurros en el aire. Decidió salir fuera y sentir el aroma a noche en su rostro, necesitaba suspirar, necesitaba un rato a solas con la luna.

ㅡPerdiendo la cordura.   |DRARRY.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora