🌛11.🌜

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Lilith había desaparecido junto a Andrew entre las oscuras calles. Ya era muy tarde. Ethan ya se había despidido y a paso torpe se dirigía a una esquina donde ya lo esperaba un taxi.

Jade era una chica impresionante, había tomado, casi tanto como ellos, pero seguía sobria y no tambaleaba sobre aquellos exageradamente altos tacones, lo tenía todo bajo control. No podía decir eso de él mismo, después de Andrew y Lilith, era él quien se encontraba en peor estado. Pero confiaba en que Jade no lo iba a abandonar. Caminaron unas cuantas cuadras, -con una o dos caídas por parte de los chicos-, la casa de Tonny no estaba muy lejos.

Miró su reloj con dificultad, veía algo borroso, sin embargo eran entre las dos y tres de la mañana, "La noche aún es joven" dijo Lilith, sin embargo no era ella quien tenía que trabajar mañana.

Llegaron al patio de su destino, el pasto estaba un poco largo y habían unos cuantos balones esparcidos por allí.
Jade empujó a Tonny hasta la puerta de su casa y ella misma abrió la puerta, acto seguido volvió a empujar al menor al interior. Sin embargo este volteó y le extendió la mano, ella sólo giró sus ojos y se dirigió a la acera con paso despreocupado.
El rubio miró al contrario con la cabeza ladeada y recibió una sonrisa coqueta, aunque después de eso Tonny se desplomó en el sofá. Por suerte no tenía que estudiar mañana, que era hoy.

Draco cerró la puerta con la delicadeza de Jack Sparrow y volvió a su compañera.

—En qué me he metido...— La escuchó susurrar y frunció el ceño.

—Puedes dejarme aquí— Hipó. — Ya me ubico en la ubicación.— Rió de sí mismo y comenzó a caminar.

Jade lo alcanzó, caminando junto a él como si aquello no hubiera ocurrido. Un silencio sepulcral se hizo entre ellos, sin embargo, ya que Draco estaba bajo el efecto del alcohol, no le pareció incómodo en absoluto.

—No sabía que tú y Tonny...— La voz de la chica, a pesar de ser casi un susurro, resonó en aquellas vacías calles.

—Paranada— Habló con rapidez. —No es mi tipo.— Frunció el ceño mientras se preguntaba si lo que había a su derecha era un árbol o un poste.

—¿Y cuál es tu tipo?— Preguntó divertida mientras tomaba al rubio del brazo, impidiendo que se desvíe de la vereda.

Ojos verdes cual esmeralda, cabello desordenado, estúpidas gafas y un complejo de héroe que todos aman. Lo traicionó su mente. Claro que no, Harry Potter no era para nada su estilo, eran completamente diferentes.

—Así que es aquél chico, el que se pasa por la cafetería de vez en cuando.— Sonrió con emoción.

¿Acaso lo había dicho en voz alta?

—Hay muchos chicos que se pasan por la cafetería, Lilith.— Gruñó.

—Jade.— Bufó la chica. —Sé a quién te refieres, no es como que hubiera visto muchos chicos así.— Alzó las cejas.

—¿Qué pretendes?— Preguntó, sintiéndose curioso, el mundo ya había dejado de dar vueltas, era como si se le estuviera pasando la ebriedad, aunque las ganas de vomitar aún perduraban.

—¿Yo? Nada.— Sonrió y jaló aún más a Draco. —Tal vez... Pueda ayudarte...— Hizo un puchero, que a Draco le hubiera parecido tierno si no fuera porque quería emparejarlo con Potter.

—Deja de decir tonterías.— Frunció nuevamente el ceño. —Además, si realmente ese idiota me llamara la atención ya habría sucumbido ante mis encantos.— Se pasó una mano por  su cabello como si de un comercial de Pantene se tratase.

ㅡPerdiendo la cordura.   |DRARRY.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora