Capítulo 25

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AIDEN

Durante el verano, no hubo lugar que visitara y que no deseara que Abi estuviese a mi lado. Caminando junto a mi en las playas de Tulum, buceando en las Islas Galápagos, bailando en los carnavales de Río de Janeiro, y muchísimas cosas más. Y ahora podía disfrutar de su compañía en Cancún, ó al menos no tendría que desear que ella estuviera allí para verlo con sus propios ojos, porque ya lo estaba haciendo.

Caminé hasta la punta del pequeño muelle de madera y me senté junto a Abi, quien hacía varios minutos se había hecho un lugar para observar el atardecer. Levantó la vista y me sonrió con el borde del vaso entre sus dientes. Se había pedido un licuado de frutilla y naranja, mi favorito.

__¿A que no es impresionante? __preguntó volviendo la vista al frente.

Tenía el cabello mojado y sus pestañas parecían más largas que lo normal. El sol, a punto de esconderse en el horizonte, reflejaba destellos y teñía el cielo de un color anaranjado, y por partes, rosado.
Si había algo más perfecto que este momento, no querría saberlo.

Debajo de nosotros no había agua, sólo arena. El mar estaba a unos metros más adelante, aunque probablemente por la noche la marea crecía hasta el paredón, lo único que lo separaba del resort.

Pasamos unos segundos en silencio, contemplando la puesta del sol, y cuando finalmente desapareció en el horizonte, Abi se volteó a verme y me sonrió con poco entusiasmo.

__No estoy lista, Aiden __dijo encogiéndose de hombros__Somos unos críos.

¿Qué?

No somos unos críos.

Suspiré y desvié la mirada hacia el mar. Me temía que esto sucedería. Otra vez lo mismo, la misma conversación y la misma solución.

__Está bien __no discutí su decisión. ¿De qué servía? Siempre llegaríamos al mismo punto, donde la posibilidad de estar juntos se extinguía.

Me puse de pie y la volví a mirar en caso de que quisiera decirme algo más, pero ella no hizo más que bajar la mirada. Vale, ahora era mi momento de estar solo. No importaba cuantas veces llegáramos a la misma conclusión, nunca estaba preparado para ello.

* * *

Viajamos por la noche. Esta vez ninguno estaba con ánimos para un Monopoly, estábamos agotados de disfrutar el último día en las instalaciones del hotel. El mal humor se rehusaba a dejarme, pero al menos no estaba enojado. No podía enojarme. Por el contrario a lo que Abi decía, ya no era un crío.
Llegamos alrededor de las tres de la mañana al aeropuerto. Nuestros padres tenían al helicóptero esperándolos, así que apenas llegamos, los cuatro se fueron en el, dejando a los tres universitarios a su merced. Bueno, teníamos el coche de Caleb que estaba aquí, pero no era lo mismo que tener un chofer e ir todos durmiendo hasta que llegáramos a nuestras casas. Caleb tenía que conducir y yo asegurarme de que no pegara un ojo el resto del viaje. Que va, igual no era tan largo.
Cuando nos detuvimos frente a la casa de Abi, me bajé del coche para ayudarla a sacar su maleta del baúl.

__Gracias, no hacía falta __dijo una vez que cerré el baúl y dejé su maleta en el suelo. Intenté no hacer contacto visual.

__Bueno, ya nos veremos por ahí __me despedí con un beso en la mejilla, lo cual pareció desconcertarla. Y en mi caso, se sintió como un roce con la electricidad.

Bajo El Mismo Apellido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora