Rogers se había demorado demasiado en poder conferzarle a Natasha lo que venía sintiendo por ella desde la caida de Hydra. En más de una ocasión intentó hacercarse a ella pero la simple presencia de la pelirroja lograba intimidarlo, parecia un retrasado mental cuando salían de misiones juntos o les tocaba entrenar cuerpo a cuerpo e incluso cuando por alguna razón se quedaban solos en el complejo. Natasha siempre terminaba riendo divertida por su torpeza, sus caras raras, sonrojos exagerados y más cuando tartamudeaba nervioso sin lograr formular ninguna oración.
Pero gracias a Tony el rubio había logrado vencer sus miedos y hablar con la pelirroja... Invitandola a salir. Su primera cita fue un desastre, pero Steve pudo notar que ella también sentía algo por él, aunque no se atrevía a reconocerlo aún.
PRIMERA CITA
-Anda Rogers... Mueve ese trasero, no seas un cobarde. -Susurró Tony mientras se escondían trás un muro de la cocina y espiaban a Natasha desde su lugar.
Y ahí sobre el gran sofá del living yacía la hermosa pelirroja meciendo una de sus piernas que tenía cruzada sobre la otra mientras leía unos documentos.
-Ya voy... No me presiones... -Le respondió para llevar una gran bocanada de aire a su boca y armarse de valor.
Rogers titubeó un poco pero de a poquito se fue acercando a ella, perdiendose en el hermoso cabello rojizo de la chica que caía sobre su hombro y su rostro de seriedad al leer las líneas sobre el papel. La vista de su musa de cabellos de fuego hizo que por un instante se olvidara de como respirar y sobre todo de como usar las piernas, tropesando con el pie de uno de los sofas para caer de boca sobre la mecita de madera que estaba en medió de los sillones de la sala, estampandose justo en frente de la rusa, haciéndo pedazos la mesita con su gran cuerpo.
-Demonios... Steve ¿Estás bien? -Soltó asustada y preocupada al ver al rubio retorcerse sobre la madera quebrada debajo de él.
-No sé... -Soltó adolorido llevando su mano a uno de sus costados.
Nat se paro efusiva del sofá, lanzando el periódico alguna parte para ir a ayudarlo. Se hincó a un costado de él para estar a su altura y revisarlo rápidamente con la mirada, al no ver nada grave a la vista, optó por preguntar.
-¿Te duele algo? ¿Quieres que te lleve a la enfermeria? -Soltó llevando su suave palma hasta la mejilla del blondo para acariciar la con angustia.
-Nat... Yo.. Yo venia... Yo queria... -Tartamudeo haciendo unas muecas raras con sus labios, los nervios, el dolor no lo dejaban pensar con claridad. Pero era ahora o nunca...
-Rogers, no entiendo que quieres decir... -Respondió temiendo que el golpe le estuviese afectando.
-Quería saber si te gustaría ir por un helado mañana en la tarde... Conmigo... -Finalizó poniendose rojo de las mejillas, sientiendo como toda la cara comenzaba arderle...
Aquello hizo que una sonrisa enternecida apareciera en los labios de Natasha. Le parecía tan lindo ver al rubio así, aunque también le daba mucha gracia, pocos hombres se dejaban ver así con ella... Tan auténticos... No pudo negarse...
-Claro que me gustaría... Pero ahora necesito que te revisen Steve. Ven conmigo. -Le Dijo para ponerse de pie y ayudarlo a levantarse del suelo, tomandolo de la mano para arrastrarlo por los pasillos para que lo revisaran.
La felicidad no cabia en el pecho de Steve... Lo había conseguido tendría su primera cita con Nat.
Por otro lado, la rusa no se aguantó las ganas de reir... Todo eso había sucedido por invitarla a comer un helado...
A la tarde siguiente el rubio quedó de esperarla en el estacionamiento del complejo por lo que sin demorarse mucho, Nat llegó tan puntual a como solía hacerlo siempre.
