IX

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Luego de varios minutos o hasta más de una hora, los callejones desaparecieron dejando en su lugar un gran bosque y al fondo una muralla enorme con muchos metros de altura que se pierde en la oscuridad del cielo.

Así que si es como los demás distritos, adelante ya casi llegamos a las cloacas

¡Espera! — Interfirió un hombre  — ¿No se les hace extraño que aún los soldados no nos hayan visto o perseguido?, debemos ir con cuidado

— Está bien pero vamos corriendo

Clayton se quedó detrás de los demás todavía con náusea de lo que vio anteriormente con esas personas. La sangre que observó le provocan dolores de estómago y cabeza de solo recordar

Se internaron en aquel bosque pero se siente extraño. Los árboles, los arbustos y por supuesto el césped. Es bastante extraño que no tiene como explicar la sensación que siente cuando los toca o los pisa.
Parecen...falsos.

De pronto dos grandes luces que vienen del cielo se proyectaron cerca de ellos. El sonido de dos helicópteros sobrevolando encima de ellos.

¡CORRAN! — Mencionó el hombre de hace rato.

En seguida todos se pusieron en marcha hacia la misma dirección, el frente. Una mujer cayó de pronto al césped. Por un momento Clayton pensó que le dispararon con un arma de fuego pero al fijarse mejor solo era un dardo en su cuello. Los planeaban sedar.

Clayton decidió intentar perderse metiéndose entre los arbustos, más adelante divisó un chico cerca de los diecisiete años con un pelo oscuro con corte de hongo llevando con él en sus hombros a el niño de la ventana.
Así lo apodo Clayton al no saber su nombre.

El más pequeño extendía sus brazos a la derecha por qué ahí yacía su padre ya sedado con el dardo.

El chico que tenia al niño piso mal y parecía que se lastimó el tobillo por lo que siguió intentado correr pero cojeando un poco.

¡A-Ahhh...esto sí que duele!

¡Déjame ayudarte! — Clayton tomó al otro niño para que pudiese correr mejor.

A pocos metros Joel hizo una seña de que lo siguieran

¡No perdamos el tiempo, aquí rápido!

Joel volteo por última vez y saltó, desapareciendo como si el suelo se lo hubiera tragado. Clayton al no tener de Orta continuó corriendo, el suelo desapareció en cierto punto y comenzó a deslizarse, al no saber lo que ocurría lo único que pensó fue en proteger al niño de una posible caída.
Arriba suyo el otro chico los seguía soltado un chillido de sorpresa.

Cayeron en agua fría o eso parecía. Agua sucia parece ser.

¡Naden! — Joel ordenó más adelante de ellos.

Clayton empezó a nadar con el niño bien abrazando a él, el otro chico usó sus habilidades para acercarse y estar a la par.
Después de aquello el nivel se iba reduciendo hasta que estaban de pie nuevamente en completa oscuridad.

Ya no se podían oír los helicópteros o otra cosa que sus respiraciones.

Lo hicimos...llegamos a los túneles, ¿cuantos somos?

— Yo tengo a un niño y a otro detrás mío, ¿tú vienes con alguien más?

— No...para nada

Eso significa...

Solo seremos cuatro, me se el camino de memoria, puedes tomar mi hombro si quieres para que nos guiemos

— ¿Como rayos conoces el camino?

— Una larga historia — Aunque no había luz pudo jurar que Joel tuvo ya expresión triste en ese instantes — Si nos apresuramos podremos salir a Gronno, luego tendremos que volver a irnos al extremo para llegar a Delment

— Nosotros somos de Gronno —Mencionó el chico de hasta atrás intentado tomar el hombro de Clayton.

Entonces mucho mejor para ustedes

No quedó de otra que cambiar en ese sitio oscuro, intentado buscar una posible salida.

Pronto el cansancio llegó junto con algo de hambre. Se optó por parar un rato para descansar.

Tengo hambre... — El pequeño se tomo el estómago.

No eres el único pero no hay nada que hacer — Joel solo intento buscar donde sentarse.

Clayton solo mantenía silencio reflexionando quien se tomó el tiempo de hacer los túneles, ya que parecen que son angostos y con distancias muy grandes. El pequeño niño volvió a hablar.

¿Cuales son sus nombres?

Yo soy Joel

Clayton

Yo soy Alan y el otro se llama Keen

Sin nada más que decir Clayton se dispuso a cerrar los ojos solo un momento...solo un momento.

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Las bombas caían una tras otra destruyendo edificios o casas. Haciendo que cayesen generando estruendos aterradores. El pánico en las calles no tardó en aparecer.

Él corría tomado de la mano de su única familia, su hermano menor. Corrían sintiendo el humo en sus ojos y en su garganta.
Fragmentos de vidrio por todas partes al igual que gente muerta por la calle.

Sabe que debe ser fuerte por su hermano, él debe serlo pero no puede evitar llorar mientras corre.
En poco tiempo ha perdido la persona que más ha amado.
A su madre.

Jamás hubiese pensado que ese fue el primero de muchos momentos de dolor que le acompañaran el resto de su vida...

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