XXVII

2 0 0
                                    

Estaban agotados, sudorosos y por supuesto con la adrenalina al tope. Han dejado a todos y a todo sin decir ni una sola palabra.
Clayton está contento pero a la misma vez asustado, no sabe si esos tipos pueden hacerles algo por esta traición de quitarles alimento y esfumarse del campamento pero, ¿que otra opción tenían?

¡¿Oye a donde se supone que planeas que vayamos!? — Su hermano lo encaró con agotamiento.

Tenemos que llegar al pueblo de la zona este, es donde los vi por última vez

— ¡Ir allá nos tomará más horas si vamos corriendo!, ¿!estás loco?!

— Confíen en mi...

— Pues que otra opción tengo, si regreso me van a fusilar por traición

— Vamos chicos no se peleen, estamos juntos en esto — Ella se puso en medio de los dos.

Clayton se sintió tan agradecido de saber que estuvo dispuesta por seguirlo. Él también haría lo mismo, la seguiría hasta el fin del mundo si es necesario.
Cerca de unos treinta minutos fue cuando prefirieron tomar un merecido descanso. Se escondieron detrás de una zona rocosa y mañana por la mañana continuarán el trayecto. Clayton sabe que esto es lo correcto y la única manera para que los tres puedan salir adelante, si se quedan en ese grupo solo les espera la pobreza y eso es algo que él no desea ni para su única familia ni para la chica que tanto ama.

Es por eso que todo debe salir a la perfección... debe serlo.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Vanessa se encontraba en una habitación muy bien ordenada y con olor a frutos. A veces siente que le pica la nariz y no duda en rascarse solo un poco. Toma el oso de peluche que su padre le regaló esta mañana. Tan suave y con esa cara de inocente se le hace tan lindo. Lo abraza y sonríe. Esta muy feliz por este regalo.

Además su padre le ha dicho que si el día de hoy se porta bien le comprará uno más grande. Cuando escucha la puerta y ve a un hombre bien vestido. Ella ya lo conoce de antes porque ese hombre viene muy seguido a casa para comer con su papá para hablar de sus trabajos o algo así, la verdad es que ella no suele prestarles mucha atención.

Cuando el hombre la mira, él le da un gesto con la mano y Vanessa se lo devuelve. Él toma asiento en el cómodo sofá de enfrente y antes de hablar saca un cuaderno y un bolígrafo para hacer anotaciones.

Buen día Vanessa espero que te la estés pasando muy bien, ya sabes que puedes actuar normal conmigo después de todo esto es para saber qué reacciones tendrás a futuro

— ¡Buen día!... quiero decir, buenos días señor. Disculpe es que estoy algo contenta

¡Jaja!, ya lo noté y descuida. No le dire a tu padre si te llegas a comportar mal aunque a mi no me molesta

¡Gracias, usted es genial!

Tan energética como siempre, bien entonces qué tal si comenzamos.
Dime Vanessa, ¿te gusta vivir aquí?

Atlantia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora