XVIII

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En este recuerdo era de Clayton y su hermano viajando en un autobús con otros sobrevivientes. El destino era incierto.
Las carreteras eran limitadas debido a que unas ya habían sido destrozadas o infestadas de autos abandonados, el conductor era un chofer de secundaria quien se robo el preciado transporte cuando comenzaron los bombardeos.

Clayton miraba la ventana donde el cielo aún era azul pero con tono desteñido, puede que en un par de meses pierda ese color. El color del agua.
Su hermano a su lado dormía plácidamente sujetando un viejo libro que sus padres les regalaron a ambos. Era acerca de la ciencia y la vida con dibujos bastante graciosos. Para Clayton no le importaban mucho los dibujos, la información era interesante y podía leer por horas pero ya no se atreve a tocarlo porque es un recuerdo de su familia que ya no estará con él.

¿Sabes adonde se supone que vamos a asentarnos? — Pregunto una mujer que estaba en los asientos delanteros junto con un hombre joven.

Aún no se sabe pero posiblemente vayamos al otro extremo del país, aunque no estamos seguros si llegaremos en esta cosa con la gasolina que tenemos

El pequeño Clayton se recostó en el asiento y cerró sus ojos, debe ser fuerte pero no puede hacerlo. No puede hacerlo sin su madre.

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Clayton despertó en la negrura del hueco ya había recuperado fuerzas y estaba preparado para buscar la salida de los túneles. Se lamentó por no ayudar a Vanessa pero ahora ya no había nada que se podría hacer. Lo único que le queda es volver con los demás y intentar hablar con el hombre extraño y ver si puede convencerlo de que hablen acerca del plan para escapar, sabe que será difícil hablarle pero debe intentarlo.

Se aseguró que no hubiera muros en la costa y se arrastró fuera del hoyo, encendió la linterna y comenzó a andar a ciegas por los túneles.
No hay forma de perderse ya que solo hay dos entradas, la de Gronno y la de Delment. Pero algo curioso captó su atención, en el suelo había rastros de un líquido negro. Con inseguridad tomo un poco con su dedo y lo acercó a su nariz para olerlo.

¿Gasolina...?

Sin pistas ni nada mejor que se le ocurriera siguió el camino de gasolina esperando que no fuera una trampa de las arañas.

Más adelante otro objeto yacía en el suelo, al tomarlo sintió como su pecho se angustiaba. Era un casquillo de bala.

Vanessa...¿ella no puede estar...?

Más apurado continuó el rastro. Eso significaba que logró darle a una de esas cosas por lo que ella aún debe estar viva o eso cree él.
Entro en otro pasillo y súbitamente se quedó quieto, retrocedió unos pasos.

Delante había una de esas arañas inmóvil y un gran charco de su combustible a su alrededor. Sus ojos apagados es una muestra de que esa cosa ya no volverá a moverse. Temeroso Clayton se fue acercando, el sonido de su corazón agitado era más ruidoso que los de sus pies. Lo mejor fue que por delante están las escaleras para ascender a la salida. ¿Acaso eso es la entrada a Delment?, y si así lo fuera entonces no hay otra opción que pasar esa máquina.

Pego su cuerpo a la pared y se deslizó hacia el frente. El olor del combustible le picaba la nariz y se atrevió a aguantar las ganas de estornudar o detenerse a tapársela. Mientras rodeaba el cuerpo metálico se pudo ver más orificios de bala así que es muy probable que Vanessa consiguiera escapar y salir a la superficie. Eso lo dejo más tranquilo, ella va estar bien.

Finalmente pasó al otro lado pero antes de suspirar la araña soltó un reflejo y pincho en la pierna izquierda al chico. En seguida la aguja salió de su carne para volver a quedarse inmóvil. Clayton soltó un grito por el repentino dolor y se hecho a correr a las escaleras.

Cada escalón que pasaba se fue mareando, sus ojos se nublan cada segundo.

Mierda...¿eso era un tipo de anestesia...?

A pesar de sentirse débil no se dio por vencido, subió y subió hasta tocar la tapa. Con sus últimas fuerzas la hizo para un lado y ver el cielo gris, salió de los túneles y se alegró.

Era Delment en verdad lo es, esas casas destrozadas, basura y calles deplorables. Es su hogar.
Clayton se derrumbó en el suelo sin poder levantarse, la picadura ya está haciendo efecto. Comenzó a arrastrarse mientras sus ojos solo emitían figuras borrosas.

Cerró y abrió los ojos varías veces pero sin ningún milagro de que vea nítido. Escucho dos voces, voces jóvenes, ¿niños?

¡A-Ayuda por favor! — Les grito sin saber si lo verían.

Escucho que las voces se detuvieron para luego correr pero no hacia él sino más bien se fueron. Seguramente los asusto.
Finalmente la anestesia lo hizo dormir ahí tirado.

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¡No lo vas a creer Lifer!

— ¿Que sucede?

— ¡Finalmente luego de tantas pruebas con humanos lo he conseguido!

— No me digas que...

— Si Lifer...la máquina está lista, iré a avisarle a Otto

— Está supervisando la construcción de los túneles, ¿quieres que lo mande a llamar?

— No hace falta iré yo mismo a darle la noticia


En una de esas construcciones había un chico, aunque es joven tiene potencial para esto. Tanto potencial tenía que casi se convierte en miembro de Stardust.

Su nombre era Joel Darcy

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