Capítulo 16: No significa que todo marcha bien

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Paula me entrega una taza de té, de tilo. Nunca lo había probado antes. Mis gustos iban con el té negro o de eucalipto. Al darle el primer sorbo, con poca azúcar, supe que lo tomaría mas adelante. Ella se sentó en su sillón individual, permitiendo que acabara de dar el segundo sorbo.

—Se llama Leitan Manriqueña —menciona, recobrando lo último que dijimos antes de la pausa del té.

—Sí.

—¿Y por qué fue que le contaste tu historia? ¿qué te incentivó?

—No quería seguir temiendo a lo que pueda pasar si quiero a alguien más, alguien que no sea Miguel. Puede que... un poco obligada a ser honesta por primera vez, en lo que me sentí preparada a relatarle.

—No debes sentirte obligada a ser honesta, Monilley —dijo y por unos breves segundos imaginé que era papá quien me habla—. Si lo haces, es porque lo deseas. Cambiar es parte de varios ámbitos; el tiempo, la distancia y experiencias. Pasaste por una muy dolorosa, tu reacción es perfectamente natural.

—Lo sé, y saberlo ayuda pero estar atascada... —Oscilé mi cabeza—. Yo nunca me atascaba, Paula.

—Porque no te habías sentido tan imposibilitada. ¿Te das cuenta de que siempre hiciste lo que podías por ti misma? No recurrías al apoyo, y como eras una Súper Mujer, ¿para qué? Hasta que Miguel desaparece y te desequilibras. No soy fanática de las valsas en un tratamiento —reacomoda sus lentes, de una pasta delgada y roja—, pero Leitan es muy bueno para ti. Te incentiva a ser mas tu de lo que crees y estés dispuesta a confesar, y te incentiva a hacer lo que de otra manera no harías.

Sonreí por el recuerdo de su manera de burlarse cuando tiene la razón y se la dan.

—Que nunca oiga nada similar o quién lo soporta.

—Tu lo haces.

Por instinto cubrí mi boca mientras reía. Paula hace ese tipo de cosas, poner un poquito de humor para darle tiempo a mi mente para que se relaje.

—Mi preocupación respecto a ustedes es ese matrimonio —agrega, sobria—. ¿Estás segura que una parte de ti no tomó esa opción porque Estéfano lo pidió?

—No lo hice por él. De eso estoy plenamente segura. ¿O notas algo y no lo veo?

—No, no —sonríe, tomando de manera natural de su taza de té—. No te preocupes, y sigue haciendo lo que haces. También ven a verme, no pienses que porque estás contenta significa que todo marcha bien.

Si el Vestido te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora