La cueva

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Se me tiró encima volviendo a hacerme cosquillas

C- JOANA!! JAJAJAJAJA NOOOO!!!

Me caí a la arena de la playa con ella encima también, nos quedamos a un milímetro de juntar nuestros labios, paró de hacerme cosquillas, me miraba fijamente a los ojos...

Se hizo el silencio. Estábamos ella y yo, solas, en la orilla de la playa, no había nadie, era de noche, solo nos enfocaba la luz de la luna.

J-...Cris...
C-...si...?

Empezó a besarme, nuestras lenguas se entrelazaron y sus manos acariciaron mi cara. Dios mío, tenía unas ganas de volver a sentir aquello con Joana...

J-...ven

Me cogió de la mano y me llevó a una zona más resguardada de la playa, una especie de cueva que había hecho la naturaleza y el desgaste del viento en la roca. Ahí me llevó. Empezamos a besarnos de nuevo y me quitó la camiseta. Yo no sabía cómo actuar, no quería crearle una reacción de la que luego me arrepintiera, pero dios mío qué ganas tenía...

Me empezó a desabrochar el pantalón y yo decidí hacer lo mismo y desabrochar el suyo y quitarle la camiseta. Estábamos las dos en ropa interior y algo de mí me hizo parar un poco.

C- Joana estás segura de...

Me calló comiéndome la boca. La cueva estaba a oscuras, a penas podía distinguir su hermoso cuerpo con la poca luz que entraba de la luna llena de aquella noche. Empezaron a sudar nuestros cuerpos, brillaban con el reflejo de la luna, estábamos completamente desnudas y Joana no paraba de besarme...

Noté la humedad de la arena contra mi espalda. Joana me empezó a besar por el cuello y escuché entre besos que me dijo

J-..ahora mismo no me importa recordar nada...porque me has vuelto a enamorar

Un escalofrío de felicidad recorrió mi cuerpo al escuchar esas palabras. Noté cómo se colocaba para ponerse en contacto con mis genitales y empezó a hacerlo, empezó a hacerme el amor... Las dos movíamos las caderas acompasadas, igual que acompasamos nuestros gemidos y nuestra respiración... No me podía creer que estuviera haciendo el amor con ella otra vez. Aquella atmósfera era preciosa y romántica y solo se escuchaba el ruido de las olas del mar y nuestros gemidos, que se fueron intensificando cada vez más y más. Empezó a tocarme los pechos y a frotar mis pezones mientras estimulaba mi clítoris con el suyo.

Las dos nos fundimos en la noche, llegamos al clímax sudando y en contacto nuestras pieles brillantes de la luz de la luna. Lo que pasó en aquella cueva se quedará allí...

ALTER LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora