Las ganas II

4.5K 113 7
                                        

Habla Joana

Apreté más su cabeza contra mí...Con la respiración acelerada y entrecortada noté que no cesó de mover la lengua en mis partes... No había acabado...

Le quité la camiseta y le desabroché el sujetador mientras seguía haciéndome el oral. No podía evitar ir soltando gemidos mientras se lo desabrochaba.

Bajé parando su estimulación. Le quité toda la ropa. No me dejó tomar las riendas a mí, me volvió a dar la vuelta y me empotró esta vez contra el suelo. Me miraba con una mirada que no había visto antes, su sonrisa era tan pícara...no podía parar de mirarla.

J-..sos preciosa..

C-...te echaba mucho de menos Joana...

J-.. y yo a ti

C-..te queda genial este pelo...

Volvió a cogerme de las muñecas inmovilizándome. Estábamos completamente en silencio, pero no hacía falta hablar. Estábamos constantemente mirándonos a los ojos. Nos hablábamos con la mirada, era tan súmamente intenso que sólo bastaba con mirarnos. 

Empezó a mover su cadera para frotarse conmigo, al principio despacio, pero cuando empezó a intensificar el ritmo empezó a gemir y a ponerme muy cachonda, más todavía. Me encantaba escucharla gemir, y ella lo sabía, así que se puso en mi oreja y siguió gimiendo para ponerme todavía más caliente...

No sabía qué le pasaba a Cris, pero estaba desbocada completamente. Cambió de postura y empezó a follarme sin parar ni un segundo

J-..Dios mío cariño....aahh!..aaa!...aaaah!!!...

Habla Cris

Seguí follándola como nunca lo había hecho. No sabía qué me pasaba, si era por el viaje, por el tiempo que hacía que no la veía, pero le tenía tantísimas ganas que no podía parar y a cada gemido que soltaba ella más ganas tenía de seguir follándola.

De repente escuchamos picar la puerta de la habitación.

J-..aaah!..la puerta Cris...!

No paré. No iba a parar.

J-..Cris..la puerta..mmm...aaah..!

Volvieron a picar a la puerta. No paré. No pensaba parar por nada del mundo. Y seguí follándola hasta que nos corrimos juntas. Llamaron más veces a la puerta pero lo ignoramos. Nos estaría escuchando todo el hotel porque nuestros gemidos eran muy fuertes, pero eso no me importaba en ese momento.

Nos corrimos en el suelo del hotel, cuando nos levantamos lo habíamos mojado todo. Joana se sentó en la cama, estaba exhausta y no se aguantaba en pie, yo estaba roja como un tomate, pero no por vergüenza, por el esfuerzo...

Volvieron a llamar a la puerta.

ALTER LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora