~ Fourteen

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 Había pasado casi un mes desde que Daniel se fue rumbo a Canadá por un caso muy importante. Summer recuerda el momento exacto cuando él le prometió volver para la boda de su queridísimo Vante y ahí estaba, abrazando a uno de los tesoros más valiosos de su vida.

La jovencita se aferró a él con fuerza desmedida. Necesitaba comprobar que él estaba ahí y que era real.

Luego de presentarle a Jodelle y de pedirle a Mandi que cubriera su puesto, Daniel y Summer se encontraban compartiendo un chocolate caliente en uno de los tantísimos puestos del centro comercial.

- ¿Se puede saber por qué mi hija menor está trabajando? Bien sabes que si necesitas algo puedes pedírmelo. – Empezó mostrándose confundido.

- Papi...ya tengo 18 años, no puedo seguir viviendo a costa tuya. Necesitaba salir del encierro y comenzar a valerme por mí misma.

- Vaya. Deberías contagiarle un poco de entusiasmo y madurez a tu hermano. Hace poco me pidió una moto, la cual estará llegando entre el lunes o martes.

- ¿Una moto? Puf...- Bufo consternada.

- Fue raro llegar a casa y no encontrarte. Tuve que recurrir a SeoK-Jin. Ya que tu hermano seguía "descansando" de su ajetreada vida.

- Pa...él no ha salido. Tampoco hizo fiestas en tu ausencia. Hay unos chicos que van a casa pero no son como los amigos de su facultad.

- ¿Y quiénes hozan entrar en mi hogar en MI ausencia? – Preguntó entre risas.

- Ay papá... no los conozco. Sé que uno se llama JaeBeom.

- Oh JB. Si lo conozco. De seguro que los otros dos son su cuñado el de nombre raro, y Matthew.

- ¿Debería estar sorprendida? – Summer lo miró con los ojos entrecerrados, ganándose una caricia en la mejilla.

- Conozco a los hermanos Im ya que fui abogado en el caso de Jae contra su ex esposa.

- Curioso, hoy conocí a su hija. – La palabra ex se repitió como eco en su mente.

- Esa pequeña habla hasta por los codos pero, en cierta parte me recuerda mucho a ti. Sobre todo a esa edad.

- No recuerdo ser tan parlanchina. –

- Al contrario...teníamos que sacarte las palabras con tirabuzón. Me recuerda a cuando nos conocimos.

Summer cerró los ojos mientras sonreía de lado. Lo había pillado.

- Ruth. Prepara a la niña que tenemos una visita muy importante. – Bramaba una joven Amelia mostrándose muy emocionada.

- ¿Ahora quién es la victima? –

- No seas estúpida mujer. Es nuestra única oportunidad para salir de la miseria. Vamos, vamos... que sea un vestido rosa, yo me encargaré de peinarla, mientras terminas de arreglar la "casa". – ordenaba mostrando sus aires de superioridad.

- Como ordene su majestad. – contestó entre dientes su hermana mayor, para luego sonreírle a la pequeña que la miraba con desconfianza.

Mientras su querida tía la vestía para dejarla "bonita" y "presentable", Summer jugaba con sus piernas que colgaban de la mesada.

- Tía...- la llamó sin levantar la carita.

- Dime mi amor.

- ¿Esa visita será buena o como la última? – La inocencia en el tono de su voz hacía que el corazón de su tía se derrita.

Touch~ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora