~ Fifteen

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 La ceremonia había sido como se esperaba: Intima, elegante, romántica.

Daniel no dejaba de presumir a su hija cual trofeo, se sentía muy orgulloso de su pequeño milagro. La joven solo se alejó de él para estampar su firma en el librillo del letrado que declararía a la flamante pareja como legalmente esposos, volviendo casi de inmediato a su lado.

Padre e hija compartieron la mesa con la familia Kim, no era para menos. El señor Wang se había acoplado a esa familia gracias a Mandi, volviéndose imprescindible para ellos.

Para suerte de Summer ésta vez le tocó estar ubicada entre sus dos padres del corazón: Seo y Daniel, bien lejos de la señora Kim, quién no había parado de llorar desde que entregó a su hijo menor en el improvisado altar.

Luego de una exquisita cena, Daniel y Summer se dispusieron a acompañar a la pareja de tortolitos en la pista de baile, donde bailaron una muy agradable pieza musical al compás de la armoniosa melodía a base de piano y violín.

Aprovechando aquellos delicados cinco minutos más relajantes de su vida, papá Wang inició una breve conversación.

- Sabes... mi sueño es verte en un precioso vestido blanco, aferrada de mi brazo mientras te llevo al altar.

Summer se separó un poco para poder ver a su padre a los ojos.

- Ooh, papi... eso es tan dulce.

- El sueño de todo padre, princesa. Aunque sabes... - dijo examinando con la mirada el salón – No sé si exista algún chico o chica...

-Chico, papá. – Interrumpió sonrojada.

- En mi defensa debo decir que estamos en el casamiento de dos muchachitos. – Carraspeo ocasionando que Summer riera por lo bajo. – Como te iba diciendo, no creo que exista un ser humano digno de ti, pequeña.

Y por un instante la imagen de un muy avergonzado JB se le vino a la mente. Recordando aquellas miradas ocasionales que compartieron la noche que escapo de su infierno, la noche que se miraron por el retrovisor y el día anterior en la tienda. Él podría ser ese cable a tierra que tanto necesitaba. Un pensamiento muy egoísta. Aunque ya se daría tiempo de conocerlo un poco más en aquella dichosa cita - "no cita".

Al hacerla girar en su lugar, Daniel pudo notar que Summer estaba sumergida en sus propios pensamientos. Inevitablemente sonrió y se refirió al tema.

- A caso ya.... ¿Existe ese alguien?

- Aah, ¿qué papá? – Preguntó confundida.

- Por tu carita seria...

La pieza terminó en el momento exacto que la jovencita le regalaba una bonita sonrisa de labios cerrados. Cuando se dirigieron a la mesa, prosiguieron con la conversación.

- Summer Wang, ¿hay algo que quieras contarme?

- Nops. – Contesto con acritud mientras jugueteaba con una servilleta de seda. – No hay nadie, aún no.

Daniel se quedó observando detalladamente sus movimientos.

- Puedo ser tu padre, como también tu amigo.... puedes confiar en mí. Contarme lo que sea. – Le aseguró tomando sus manos.

"¿Qué decirte papá... me enamore del estúpido que consuela a tu esposa ejemplar mientras estás muy ocupado viajando para darnos el pan de cada día? O... ¿Qué estoy planeando arruinarle la existencia a uno de sus amigos para olvidarme de él? ¿Qué decir....?" – Pensaba la joven. Hasta que por un momento un pensamiento honesto se le vino a la mente.

- Levanta tu meñique papi.

- Ooooh se viene la "Pinky promise" – Contestó muy animado mientras hacía caso al pedido de la joven.

- Te prometo que cuando llegue el indicado Tú serás el primero en saberlo. Y solo dependerá de ti, Daniel Wang, de tu aprobación el que ese pobre infeliz sea el que me esperé en el altar de tus sueños. –

Los ojitos de su padre brillaron mientras esbozaba una hermosa sonrisa.

- Por la garrita. – Se limitó a contestar para unir su meñique con el de su pequeña.

- Papá... esto será nuestro secreto. TUYO Y MIO. Ni Jackson ni... mamá, lo sabrán.- Como costaba llamarla así "Mamá"

Pero antes de que Daniel pudiese agregar algo Jeon se acercó interrumpiéndolos.

- Perdón por molestar, ¿pero me prestaría a nuestra madrina por unos minutos, por favor? – Pidió extendiendo una mano, la cual fue recibida por la joven.

- Solo unos minutos. – contesto feliz.

En medio de la pista de baile Summer y Gguk se reunieron con Vante y sus amigos. Allí fue presentada a un chico que no había sido muy discreto a la hora de mirarla.

- Madrinita~ - Canturreo Vante. – Ven te presento a un amigo de la infancia. Jung HoSeok. Hobi, para los amigos.

Jeon sintió a la jovencita tensarse en sus brazos.

- Relájate, es gay. – Le susurró en el oído, pero cuando apoyó la palma de su mano en la espalda de la chica, ésta se quejó por lo bajo captando su atención.

- ¿Pasó algo? – Preguntó preocupado.

"Miente, miente" – No, solo es una alergia, nada importante. – "¡Bingo!"

Si Summer pensaba que con eso iba a dejar tranquilo a su nuevo amigo, estaba completamente equivocada. Jeon lo dejó pasar por ahora, pero no perdería oportunidad de averiguar lo que estaba pasando.

La noche que fue a dejarla en su casa, Gguk tuvo un muy mal presentimiento. Sabía que el dejarla sola con su "hermano" a esas horas era para preocuparse. Más cuando recordó el daño que infringió contra su, ahora, esposo.

Mientras Gguk y Vante conversaban sobre sus regalos, viajes y fiesta, Summer bailaba muy entretenida con Jun en sus brazos y Hobi a su lado. Desde ahí podía ver la mesa de los Kim, donde Mandi y Seo conversaban con su padre muy concentrados.

Mientras bailaban, la joven se permitió conocer un poco más al chico, que era estudiante de veterinaria y vino de Corea solo para la boda. Estaba en una larga relación con un chico que robo su corazón, y que no lo pudo acompañar por haber perdido su pasaporte. Intercambiaron números y se prometieron chatear para alimentar esa nueva amistad. En apenas una semana había conocido dos grandes personas, muy transparentes y parlanchinas. De no ser que Hobi fuera homosexual le presentaría sin dudar a Jolle.

Lamentablemente el reloj marcaba las once de la noche, dando por finalizada la hermosa fiesta. Los Wang se despidieron de la familia Kim y se encaminaron muy animados a su casa.

Pero al llegar, ambos notaron que la única luz prendida provenía de la cocina junto con unos gemidos que tomaron por sorpresa a los presentes. - "Si bebé, ahí... si"-

- ¿Papi...? – murmuro con el corazón en la mano al ver a su padre dirigirse envuelto en llamas hasta el lugar.

La pobre no lo podía seguir ya que traía sus tacos altos puestos y no la dejaban caminar rápido. De pronto, sintió el aire estancarse en sus pulmones al escuchar un objeto de vidrio estallar contra el suelo.

- ¡PAPÁ! – Gritó desesperada.

JODIDA MIERDA.

Touch~ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora