~ Seventeen

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 A las siete en punto de la mañana, Summer se encontraba bañada, perfumada y lista para arrancar su semana. Lo más bonito que resaltaba en ella, su sonrisa. El motivo: se había levantado unas horas antes para prepararle el desayuno a su padre.

 Algo que la tomó por sorpresa, mientras preparaba la cafetera, fue el sonido de la puerta principal al abrirse y cerrarse. Estirándose un poco para ver de quién se trataba lo vio, parado en medio de la sala mirando a la nada.

 Integrándose de nuevo en su lugar se apresuró en guardar los ingredientes, intentando en vano pasar desapercibida ante el muchacho que, oh, ya estaba ubicado bajo el umbral de la puerta de la cocina mirándola embobado.

- Ey... - Susurró en forma de saludo.

- Ey. - Contestó sin dirigirle la mirada.

- ¿Qué haces despierta a esta hora?

- El desayuno para papá. – Se giró para enfrentarlo con la sartén en la mano. – Hay jugo recién exprimido, y fruta cortada en la heladera, por si gustas servirte algo....

No termino de hablar cuando el castaño se dirigió a la misma para sacar el plato con frutillas, manzanas y peras cortadas.

- Gracias. – dijo llevándose un trozo de manzana a la boca. – ¿Necesitas ayuda?

La joven negó volviendo a revolver los huevos en la sartén.

- Vaya, vaya, vaya. ¡Que hermosa sorpresa! Mis dos niños preparándome el desayuno. – Daniel se veía muy feliz y alagado, hacía mucho tiempo que no compartía tiempo con los suyos.

- Buen día papi. – Summer dejo todo para darle un cálido beso en la mejilla.

- Buen día papá. - Le siguió Jackson posando una mano sobre el hombro de su padre.

- Falta mi Amelia para que estemos completos. – Expresaba mientras se ubicaba en la isla flotante.

Summer y Jackson se miraron compartiendo un gesto de desagrado. Primera vez que coincidían en algo. Daniel luego de ver a sus niños ir y venir por toda la cocina, miró el reloj cayendo en cuenta de un detalle muy importante.

- Muñequita, tranquila que aún estas a tiempo.

Jackson los miro extrañado. - ¿Tienen que salir? Si quieren y me dan tiempo para bañarme... los acompaño.

- NO, no. De hecho... ¿Qué haces a esta hora? ¿Te corrieron?

- Nooo, Matt tenía asuntos de faldas por atender. – Dijo sentándose en la mesa evaluando con la mirada a su hermana.

- Y bien.... ¿A dónde tienen que ir? - preguntó insistente.

- Hijo ¿en qué mundo vives? tu hermana tiene que ir a trabajar.

- ¿A TRABAJAR? – Se escuchó desde la puerta. Los tres presentes dirigieron la mirada en esa dirección para encontrarse con una Amelia tan sorprendida como consternada.

- Buen día para ti también, querida. –

- ¿Cómo está eso que mi hija trabaja y que sea yo la última en saberlo?

Al no obtener respuesta por parte de la joven Daniel se apresuró en contestar.

- Y bueno, hay personas que tienen que recurrir a un sueldo extra para complacer sus necesidades.

- Daniel ¿Te estás escuchando? – Preguntó ubicándose en su lugar de la isla rozando -innecesariamente - los brazos de Jackie, incomodándolo en el acto.

- Summer es grande y sabe lo que hace. – Contestó el castaño uniéndose a la conversación, había notado la molestia en la mujer cosa que disfrutó por unos instantes.

- ¿Y desde cuándo? ¿Dónde? ¿Con quién?

- Hace una semana, en el local Fairy Tales, con Vante. De hecho él es el dueño y yo una de sus empleadas. – Habló por fin colocando el último plato de huevos revueltos y tocino sobre la mesa, para luego sentarse.

Al escuchar ese nombre Jackson tiró el pan tostado de golpe sobre su plato para luego pararse con serias intenciones de abandonar la cocina y la conversación.

- ¿A dónde vas? No que venías con nosotros. – Preguntó muy confundido su padre.

El castaño se detuvo en seco al escucharlo. Luego se giró en su lugar para dirigirse a su hermana.

- No puedo ir ahí. Así que si me disculpan...tengo cosas que hacer.

"No puedo ir ahí" – Repitió mentalmente Summer mirando el lugar por el que su hermano acababa de desaparecer.

¿Qué demonios significaba eso?

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Las manecillas del reloj que adornaba la entrada del local, comenzaban a impacientarla. Jolle al darse cuenta que algo preocupaba a su compañera intentó animarla.

- Bueno... ya hablamos del regreso de tu papá, de la fiesta pero... nos queda un detallito.

- ¿Un qué?

- Un detallito llamado Jason.

- JaeBeum. – Corrigió poniendo los ojos en blanco.

- Eso, eso. ¿Estás nerviosa por mañana?

- Algo así. – Y por primera vez sus mejillas se sonrojaron mostrándose tan perdida como avergonzada.

Jolle rió con ganas entendiendo en el acto el motivo de sus nervios.

- Al menos le caíste bien a su hija. Dichosa. Hay algo que te perturba, sé que no nos conocemos hace años ni que somos las mejores amigas, eso se puede solucionar con el tiempo. – Dijo guiñándole un ojo haciéndola sonreír. – Si no tienes con quién hablar... aquí estoy. Verás no tengo "laaaa" experiencia pero algo podremos hacer.

Summer se quedó mirándola fijo, mientras pensaba qué contestar se relamía y mordía los labios indecisa. Volvió a mirar el reloj, dándose cuenta de la hora, había llegado el receso del almuerzo.

- ¿Tienes tiempo? – Preguntó apenada.

Jolle miró el reloj y corrió hasta la puerta para trabarla y poner el cartel de CERRADO. – Claro que sí. – Contestó emocionada. 

Touch~ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora